Capítulo 226

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Axel Vega Lazcano

León, Guanajuato, México

No entiendo para qué su insistencia, si de todas formas ella no va a sacar nada de mí, yo no le voy a dar la satisfacción de tener algo con ella, desde hacía tiempo que ya se debió haber bajado de esa nube, echó a perder su matrimonio por un espejismo que ella misma se fabricó.

–Axel, no quiero que me sigas evadiendo y mejor dime ya la verdad – Me exigía Ale – Dime ¿Quién es la verdadera mujer con la que estás?

No se cansaba de hacer la misma pregunta, estoy tentado a pensar que se ha vuelto un poco tonta mi amiga, pues siempre va a obtener la misma respuesta, no la voy a cambiar por más que pregunte. Me estaba haciendo perder la paciencia, no sabía de qué otra manera responderle.

–Es Ivanna, qué necedad la tuya Alejandra – Rebatí furioso – No entiendo, a qué vienen todas estás tonterías que estás diciendo. Mi vida personal no es tu problema y si ando con alguien más aparte de Ivanna, es algo que no te concierne y el tipo de relación que tengo con Ivanna, tampoco es de tu incumbencia.

Ya Ale no tenía remedio, seguiría por el resto de su vida increpándome sobre eso. Yo ya estaba cansado de lo mismo, pero ella se iba a tener que desilusionar de mí, aunque yo no le haya prometido nada, no era mi tipo de mujer y punto.

–Si lo es, porque no tienes los huevos bien puestos – Me gritó – Fájate los malditos pantalones y dime la verdad que tu otra mujer es Amaia, es mi hermana.

–Baja la voz – Le pedí – No quiero un escándalo aquí y parece que tú, quieres y pides a gritos que tu padre me corra de la firma y por una mentira. Amaia, no es nada mío, solo lo mismo que tú, ella es mi amiga también y tiene su novio.

–Un novio que también sale con Ivanna, así como lo oyes, yo he seguido a Cris y quiero saber dónde termina todo este circo. Él y tu amante, Ivanna, tienen una relación, lo que me lleva a pensar que, si ustedes la comparten a ella, bien pueden compartir a Amaia.

–Eso no es verdad y ya deja de decir estupideces Alejandra – Le reclamé – Piensa que lo que estás haciendo es tonto y no tiene sentido.

–Tiene todo el sentido, porque el amarte me costó mi matrimonio – Ale me reclamó llorando histérica – Por ti, me divorcié de gusano y perdí a mis hijas. Mientras que tú, te revuelcas con esa zorra de la güera y con otra mujer misteriosa, que no me quieres decir quién es, cuando me lo debes Axel.

–Ale, te pido de la manera más atenta que no eches a perder nuestra amistad por una tontería – Le supliqué – Mi vida personal es eso, personal y lamento, lo tuyo y lo de Gustavo, pero nunca te di alas a que tuviéramos algo más.

A mí no me tenía por qué culpar de nada, ella solita se metió en la cabeza algo que yo nunca le iba a dar porque no es mi tipo, porque no la quiero y porque ella no entiende que yo bajo presión no voy a aceptar a una mujer que no me despierta ni el más mínimo mal pensamiento.

–No me las diste por culpa de la pendeja de Ivanna, pero tú me debías amor a mí. Yo soy tu socia, tu colega y tu amiga – Le grité – Tenías que haber sido mío, no tienes idea de cuánto tiempo te he necesitado a mi lado, en mi vida y en mi cama.

Ale se siguió comportando como una demente, al igual que Cecilia, se puso tan mal, que terminó tomando dos pastillas para la ansiedad de las que guardaba en su cajón y cuando estuvo más tranquila, yo me salí de su oficina para irme a mi despacho.

Me senté en mi lugar y empecé a preocuparme ahora sí, en serio, porque Ale si había seguido a Cris y ya sabía que él andaba con la güera a esa mentira de Ivanna y yo le quedaba el tiempo justo, ella iba a decirle a Cecilia. Ella era la que iba a destapar todo.

Mauricio se apareció en mi oficina y nos fuimos a ver a un cliente. Eso me despejo un poco porque fuimos a presentarles un convenio de divorcio administrativo para él y para su esposa, en el que se dividían los bienes al 50% para cada uno y así ambos quedaron contentos, porque los dos aportaron a esa relación.

–Hemos terminado Axel, regresemos al despacho y mira que sí tengo una preocupación muy grande, eso que ha salido de que Ivanna y tú son algo, me preocupa mucho, dime la verdad Axel qué es lo que está pasando.

Al terminar con ese cliente Mauricio, me preguntó de lo de Ivanna y le dije que como él ya sabía la verdad, Ivanna solo me estaba ayudando a proteger a Amaia y Mauricio mismo me dijo que cuidara a mi mujer de Ale y de la loca de Cecilia.

–Ya tú sabes la verdad Mauricio, y lo que estamos haciendo Ivanna y yo es para proteger a Amaia ella no tiene que salir perjudicada en esto.

Él sabía muy bien que yo no le iba a ser infiel a su hija, yo la amaba por sobre todas las cosas y que de esta íbamos a salir no importa a quién me llevara entre las patas, yo la iba a proteger con mi vida de ser necesario.

–Eso me supuse Axel, pero te digo una cosa a mi hija, la tienes que cuidar de Alejandra y de Cecilia, esas dos mujeres le pueden hacer un daño a Amaia.

Volvimos a la firma y Mauricio se fue a su despacho y yo me metí al mío, me puse a trabajar en un expediente que tenía que reacomodar y en eso se me fue el tiempo y estando muy concentrado, escuché gritos afuera y la voz de Amaia y también la de Ale, lo que me pareció raro, pues Ale cuando salí con Mauricio había dicho que ella se iba a retirar ese día temprano. Bin Laden, me fue a decir a mi oficina que Ale, había llegado con las pruebas de lo mío con Amaia y eso hizo que saliera a defender a mi mujer.

–Tienes que apurarte Axel, por favor, Alejandra ya trajo las pruebas y le está reclamando a tu mujer, tienes que hacer algo con Alejandra, estoy seguro de que le quiere pegar.

Me levanté de mi silla y salí el despacho como alma que lleva el diablo, esto no podía estar sucediendo, Alejandra se había vuelto loca, ella no podía agredir a mi mujer, no se lo iba a permitir nunca. En mala hora yo vine a dejar a Alejandra sola sin vigilarla

El socio de mi padre Cap 199 en adelanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora