Capítulo 324

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Amaia Domínguez García

Mexicali, Baja California, México

Meses después

Poco a poco me fui levantando y dejando atrás a esa Amaia depresiva que llegó a Mexicali dando lástimas. Claro que había cosas que nunca cambiaban como el que siempre en mi mente seguía fija la imagen de Axel y siempre pensaba mucho en él, pero ya no me dolía tanto como al principio gracias a Cris que estuvo varios meses conmigo y a la güera que iba a verme seguido también. Además, me hice de unos cuantos amigos en el trabajo en el que estaba y en el que no tenía mucho por hacer que me aprendí de memoria varios contenidos de las plataformas de streaming, para poder pasar el tiempo. Y cuando ya me sentí mejor, la última vez que la güera fue a verme, yo le dije a Cris que volviera con ella, pues ya no le quería quitar más de su tiempo juntos. Ellos ya se habían separado durante mucho tiempo y yo ya me sentía muy bien.

–Chicos, ya me siento mejor, de verdad – Les dije a ambos – Creo que pueden volver a sus vidas. Yo les prometo que estaré bien.

No me iba a pasar nada, me encontraba en perfectas condiciones para quedarme de nuevo sola, no debían preocuparse más por mí. Ellos debían continuar con sus vidas, así como tenía que hacerlo yo con la mía.

–Amaia, si me hubieras dicho eso hace meses, te habría mandado por un tubo – Dijo Cris – Pero, ahora que te ves tan bien, tan hermosa y tan tranquila, sé que vas a estar bien.

También me daba cuenta de eso, yo me encontraba en mejores condiciones que cuando llegamos y ya había asimilado parte del proceso que me ha tocado vivir, pero sabía que esto no me iba a doler toda la vida, aunque no se me vaya a olvidar nunca.

–Sí, Amaia, te ha sentado bien Mexicali – Dijo la güera – Sé que odias el calor, pero no es por nada que este cambio de aires se te ha dado para bien y me llevaré a Cris de regreso con la condición que te mantengas en contacto.

Sé que ellos desean estar juntos de nuevo y yo no se los voy a impedir, me alegra que estén ya listos para seguir disfrutando de su relación sin estar yo de por medio. Aunque sé que van a seguir pendientes de lo que me suceda estando yo aquí sola.

–Claro, güera, yo no dejaré de llamarlos y de mandarles mensajes. Eso está más que prometido.

No vamos a perder la comunicación, la güera y Cris no lo permitirían, serían capaces de regresarse para verificar cómo me encuentro si no escribo, por eso me comprometo a mantenerlos informados. Merecían tener su tiempo a solas también.

–Bien, Amaia. Te dejamos entonces y diario nos estaremos hablando – Dijo Cris – Te queremos mucho.

Cris y la güera se despidieron de mí y aunque de momento me quedé un poco triste, sabía que era lo mejor para todos, que todos pudiéramos retomar nuestras vidas. Estaba agradecida con ellos por el apoyo que me dieron y el que seguramente la güera le había dado a Axel, aunque yo no quería pensarlo, muero pensando que él pudiera estar con otra. Lo cierto es que cada día mi lucha era la misma, pensaba menos en él, y dos meses después que la güera y Cris se fueron, un buen día antes de terminar el turno de mi trabajo, la vida y el destino me cambiaron para siempre.

–Ing. Amaia – Dijo una de mis compañeras – Qué bueno que no se ha ido todavía, es que la ha venido a buscar un hombre y qué hombre. Está allá afuera.

No tengo idea de a quién se esté refiriendo mi compañera de trabajo, no sé de quién está hablando. No conozco a nadie en Mexicali que me pueda venir a buscar al trabajo. Debe estar confundiéndome con alguien más.

–Hola, Laila – Respondí – No sé de qué me hablas. Yo aquí apenas si conozco gente fuera de la empresa, solo a los chicos que conozco del bar de la esquina.

–No es ninguno de ellos, yo también los conozco. Es un hombre bellísimo y me encantó, claro, que si no lo quiere usted nos lo deja a las demás.

Me dejaba más confundida, porque no le he dado a nadie la dirección en dónde trabajo, si alguien lo ha averiguado será por cuenta propia, pero aun así no he dado autorización de que me vengan a buscar a este lugar, así que no tengo idea de quién se pueda tratar. Laila se debió confundir de persona, porque no creo ser yo a la que busquen.

–Es muy raro eso que me dices, te repito que no conozco a nadie aquí que pudiera venir a buscarme ¿Estás segura de que me busca a mí?

Me niego a pensar que alguien haya venido a preguntar por mí, pero va a ser inevitable no ver a esa persona, ya que es la hora de salida y no me voy a quedar aquí encerrada para no verlo. Así que llegado el momento tendré que salir.

–Segurísima, me dijo que buscaba a la Ingeniera Amaia Domínguez García y aquí no hay otra persona con ese nombre. Venga, ingeniera, baje, no vaya a ser que se le escape ese forro de hombre.

Ahora estaba intrigada por saber de quién se trataba, aunque mi mente me mandaba señales y me decía de quién se podía tratar, regresaba a lo mismo, pensando que era una persona que yo no conocía o que Laila tal vez se había equivocado de nombre.

–Está bien Laila, solo recogeré mis cosas y bajo. Dile a ese hombre misterioso que bajo en 5 min.

Tomé mis cosas con nervios y un poco de miedo y me sentí muy preocupada pensando en quién podía ser ese hombre y aunque por un momento el corazón me latió con demasiada fuerza pensando que podía ser Axel, lo cierto es que eso estaba descartado, no era él y eso era seguro y cuando apenas crucé la puerta de la empresa para salir, cuando me despedía del resto de mis compañeros, miré hacia afuera y sentí que mi corazón latía fuera de control al ver a mi hombre perfecto, a mi rey sosteniendo un ramo de girasoles. Crucé la puerta y su mirada y la mía se conectaron de inmediato.

–Amaia, cariño. Ha pasado mucho tiempo, estás preciosa – Dijo Axel descolocándome – Te las traje, en caso de que hayas olvidado lo mucho que te gustan.

Estaba impresionada de ver a la persona que pensé que no se atrevería nunca más a buscarme. Que lo que habíamos tenido se había terminado para siempre cuando nos vimos por última vez allá en León. Mi cerebro no quería procesar, que tenía delante de mí al hombre de mi vida y que esto no era un sueño.

–Axel, yo no sé qué decir.

El socio de mi padre Cap 199 en adelanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora