Capítulo 204

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Amaia Domínguez García

Zacatlán de las Manzanas, Puebla, México

No podía mantener los ojos abiertos, quería seguir acostada, y descansar, pero que Axel se quedara a mi lado,

–Cariño, te sientes así porque te ha venido tu periodo. Tranquila, preciosa, te ayudaré a levantarte y llenaré la tina para meternos a bañar, no pasa nada Amaia.

No me había sentido nunca así cuando me ha bajado el periodo, no me gusta que me baje, es un malestar que no lo aguanta nadie, siento que todo me da vueltas y que de un momento a otro me voy a desmayar.

–Axel es que me da, no sé qué, eso. Lo siento mi amor, me siento demasiado mareada, mejor déjame aquí acostada. No aguanto el dolor del cólico y la verdad es que no me siento con fuerzas, para levantarme.

–Pediré a la güera que nos ayude, espérame aquí cariño.

Solo quería cerrar los ojos y que todo esto pasara lo más pronto posible, este dolor se estaba haciendo da vez más insoportable, no creo que haya otra persona en el mundo que se sienta, así como yo todos los meses. Y de ser así la compadecía, esto se siente como la muerte, tanto dolor y ganas de no estar.

–Sí, mi rey.

Axel fue por la güera y yo me quedé acostada en la cama, al poco tiempo entró con ella y entre ambos me metieron a bañar, pues me sentía como una muñeca de trapo que no me podía sostener, luego la güera me dejó limpia y seca y cuando Axel me llevaba en brazos a la cama, sentí que todo se volvía oscuridad.

–Amaia, cariño, despierta por favor mi reina. Despierta preciosa – Escuchaba a Axel hablarme.

Abrí los ojos, no sé cuánto tiempo después y me enteré de que Axel me había inyectado, me tenía colocado un trapo caliente en el abdomen y me estaban poniendo alcohol, él Cris y la güera. Eso lo aborrecía tener que preocupar a toda la gente por las estupideces que siempre me pasaban, ellos salieron de la recámara para darnos a mí y a Axel, privacidad.

–Amaia, cariño. No podemos viajar así, estás muy malita – Axel me miraba con ganas de llorar – Te amo y he hablado con la güera y con Cris, no vamos a ir mañana a ningún lado, estaremos aquí hasta que estés mejor.

–No me digas eso mi amor – Lloré desconsolada – Siempre que me viene, esto me pongo mal y no quiero arruinar el viaje de nadie.

Como me gustaría que mis periodos fueran normales, que me dejaran hacer todas las cosas que me gustaría hacer, he conocido a muchas mujeres que ni siquiera te enteras de que tienen el periodo, como si nada les pasara. Eso sería un regalo para mí, pasar los días sin que se me notara que estoy casi muriendo de los dolores y todos los malestares.

–No lo arruinas cariño, estaremos aquí y te cuidaré. Te desmayaste y siempre que te pasa eso, me asusto de pensar que no volverás conmigo.

–De una o de otra forma, siempre volveré contigo.

Pasamos los siguientes tres días de mi periodo en la casa de Zacatlán, estuvimos viendo series, algunas películas, jugamos juegos de mesa y yo en ratos no aguantaba más y me quedaba dormida. Axel y la güera habían ido a buscar a alguien para que me revisara y me dieron unas vitaminas y unos analgésicos para los dolores del vientre por los tremendos cólicos que me daban.

Lo bueno de todo esto era que mi Axel me consentía mucho, pues él sabía de lo mal que la pasaba cada vez que me bajaba el periodo, me animaba un poco para que se me olvidara el malestar por lo sensible que estaba. Se acostaba a mi lado y así nos quedábamos por un buen rato.

– ¿Cómo sigues mi amor?

Axel me acariciaba el cabello y me daba besitos en la frente, él sabía cómo reconfortarme, también pasaba su mano por mi espalda de forma circular y eso me relajaba bastante, era como si me diera masajes para que me sintiera bien, y sí funcionaba, me iba sintiendo cada vez mejor.

–Un poco mejor, gracias por quedarte así a mi lado, amor. Yo creo que ya para mañana me pueda mover un poco más.

Amaba esos grandes detalles que tenía siempre Axel conmigo, lo tenía que recompensar de alguna manera, no nos íbamos a quedar el resto de las vacaciones que ya estaban por terminar, encerrados en la casa solo viendo la televisión, tenemos que salir.

–No te voy a presionar cariño, cuando estés bien ya podemos irnos.

Definitivamente, ya me tenía que mejorar del todo, ya teníamos que regresarnos a León, lugar donde nos esperaba a Axel y a mí, un gran problema que arreglar, para poder amarnos lejos de toda esa gente tóxica.

–Les he arruinado parte de las vacaciones, cuatro días encerrados es mucho.

Si yo que era la que estaba mal ya me quería salir, ahora ellos que habían venido a divertirse y conocer también al igual que yo, ahora nos la habíamos pasado como si no estuviéramos de vacaciones, no era justo con ninguno de ellos.

–No digas eso mi amor, la hemos pasado genial aquí también.

Al cuarto día, cuando ya me sentía mucho mejor, dejamos la casa de Zacatlán y nos fuimos de viaje de regreso hacia la sorpresa que mi Axel me tenía, volvimos a Puebla y pensé que de ahí íbamos a volver a León, pero no, nos fuimos a Africam Safari.

–La verdad no me lo esperaba, gracias, mi amor.

Pensé que nos iríamos directo a León, pero esto era de lo más fabuloso el sitio que quería conocer y mi amado lo estaba haciendo realidad, el parque de conservación de la vida animal, donde podía ver a los animales deambulando cerca de nosotros, aunque estaban en cautiverio era diferente a que estuvieran encerrados en jaulas.

–Lo hago todo para que estés feliz, mi reina, la güera me ayudó en esto también. Estaba feliz porque ya me encontraba bien y porque estábamos a punto de entrar en ese maravilloso parque, apenas se me estaba dando la oportunidad de conocerlo, gracias a mi Axel y a Ivanna, me alegraba mucho de estar aquí. También estaba feliz de que al fin la güera se había aventurado a traer a su novio Cris.

–Gracias güerita, eres un amor.

Me imagino que le costó para que dijera que si a Africam Safari, ha sido espectacular todo lo que hemos vivido en estas magníficas vacaciones. Como desearía que nunca se acabaran para así nunca tener que volver a León, no quería ser ave de mal agüero, pero nada bueno íbamos a encontrar ahora que regresáramos.

–De nada Amaia, lo convencí para que te trajera.

Yo no conocía, pero estaba en los lugares a los que quería ir y fue la mejor experiencia de mi vida, recorrer ese lugar lleno de animales en libertad, al lado de mis buenos amigos, la güera y Cris y del hombre que amo, de mi amado Axel.

El socio de mi padre Cap 199 en adelanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora