Capítulo 290

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Axel Vega Lazcano

León, Guanajuato, México

La sesión no tardó en empezar, siendo el primero en tomar la palabra el abogado de Cecilia, quien se levantó jactándose de su poder sintiendo que todo esto lo tenía ganado. Él sonrío, e hizo un ademán de poderlo todo y se posicionó en su lugar en el centro de la sala para llamar a su primer testigo a declarar. Estaba cantando victoria y no sabía lo que le esperaba.

–Buenas tardes, su señoría – Dijo él – Solicito la presencia de la testigo Dolores Avilés, por favor.

Esa primera testigo era un punto muy malo para mí, esa mujer se iba a vengar de mí de la forma más sucia, es una de las peores mujeres con la que me pude haber acostado y eso porque ella me había insistido y cuando todo acabó se ofendió demasiado.

–Concedido, señora Dolores Avilés, haga el favor de aproximarse al estrado – Dijo la juez.

Conocía perfectamente a esa mujer, era una de las muchas que tuve y de las que tenía conocimiento Cecilia, sentía que estaba acabado y me dolía en el alma no poder evitar lo que se venía y no lo decía por el juicio, lo decía por Amaia. La testigo hizo su juramento y después el abogado comenzó el interrogatorio.

–Señora Avilés, ¿El señor Axel Vega Lazcano y usted fueron amantes? – Preguntó directamente – Limítese a responder, sí o no.

–Sí.

Desde luego que ella iba a responder afirmativamente, eso le daba chance al abogado de hacerle más preguntas, por eso no dejaría que ella entrara en detalles por el momento innecesarios. Pero había algo que no me cuadraba, en ningún momento Dolores se atrevió a dirigirme la mirada.

– ¿Por cuánto tiempo mantuvieron esa relación clandestina? – Preguntó el abogado – Me parece que fue un tiempo considerable.

–Objeción – Se manifestó Ivanna – Está especulando.

–Denegado – Dijo la juez – Señora Avilés, responda por favor a la pregunta del abogado.

Pero esto de que estuviera preguntando el abogado a Dolores podía ser contraproducente para Cecilia, a esta mujer le gustaba hablar hasta por los codos, puede que dijera cosas que no le iban a favorecer a Cecilia, esperaba que salieran muchas cosas en contra de Cecilia, porque seguramente ellas se sabían muchas cosas que le perjudicarían a ella misma.

–Fuimos amantes por varios meses, cuando Cecilia se ausentó por la enfermedad de su hijo, Axel y yo empezamos a acostarnos en su propia casa y después, cuando ella volvió, nos íbamos a meter a un hotel.

–Objeción su señoría – Dijo Ivanna – La testigo está dando detalles innecesarios que no le fueron solicitados por el abogado.

Desde luego que aquí había gato encerrado, yo viéndolo desde mi punto de vista de abogado, a Dolores la estaban amenazando con algo, de eso no me quedaba la menor duda. Ahora no me quedaba la menor duda, pero de esto la güera se tenía que dar cuenta. Nosotros sabemos cuándo las cosas no van bien con la parte acusadora y sus testigos.

–Señora Avilés, solo puede responder lo que se le pregunte ¿Queda claro? – Manifestó la juez – Continué abogado.

El abogado le continuó haciendo preguntas a Dolores y yo sentía que me iba a morir, ella estaba respondiendo a ellas con la verdad y entre esas preguntas ella dijo que yo alguna vez le fingí amor, lo cual era verdad. Esto era terrible, no quería voltear a ver cómo se encontraba Amaia. El abogado, afortunadamente, terminó su ronda de preguntas, lo que fue un alivio para mí.

La juez dictó a un receso en la corte y después de ese receso, nos reincorporamos, ahora iba a ser el turno de Ivanna de interrogar a Dolores y conociendo a mi amiga, se iba a salir con varias de las suyas. Ella tenía que levantarse de esta situación tan incómoda por la que estábamos pasando todos.

–Licenciada Linares, puede interrogar a la testigo – Le dijo la juez – Proceda usted, por favor.

–Gracias, su señoría – Ivanna tomó su lugar y se veía realmente imponente – Señora Avilés, tengo entendido que usted y mi cliente solo mantuvieron una relación consensual, ¿Es eso cierto? Responda sí o no.

Este es el punto donde más me va a gustar que conteste esta desgraciada, aunque esté aquí a la fuerza, la güera será implacable y no la dejará que hable de otra cosa y Cecilia se va a tener que tragar lo que esta mujer diga.

–Sí, pero...

–Pero, nada – Dijo Ivanna – Voy a proseguir. Señora Avilés ¿Es usted una amiga de toda la vida de Cecilia?

Es lo peor que le puede suceder a una mujer o a un hombre que sus amigos mantengan una relación con sus parejas o con sus exparejas, de seguro a Cecilia eso le había dolido en su ego y ahora eso estará más a nuestro favor. Dolores es muy sincera y dirá toda la verdad.

–Sí, lo soy.

–Muy bien, señora Avilés, ¿Está aquí realmente por su voluntad o porque fue coaccionada a hacerlo? – Ivanna dio en el clavo – Le recuerdo que usted, está declarando aquí bajo juramento.

Lo que yo también había intuido, Dolores está aquí presionada por Cecilia y por su abogado, ahora ninguno de los dos podrá hacer callar a su testigo, pues ella está testificando bajo juramento y si miente eso será usado en su contra y no creo que quiera estar en un juicio por difamación.

–Me coaccionaron a hacerlo – Dijo bajando la cabeza sintiéndose descubierta – Está de más que diga quién lo hizo.

Ya tenemos un punto muy fuerte a nuestro favor, Dolores puede ser una de las testigos de Cecilia, pero sabe lo que le conviene, no se va a echar la soga al cuello, por darle gusto a su examiga.

–Señora Avilés ya para terminar, ¿Cómo percibía usted el matrimonio de mi cliente con su amiga, la señora Cecilia?

La testigo se quedó callada y de los ojos de Cecilia y de su abogado salía fuego, ellos no esperaban que Ivanna le iba a preguntar algo así y no había manera que Dolores evadiera el responder, como dijo Ivanna estaba ahí bajo juramento y su deber era solamente ese, responder a lo que se le estaba preguntando.

–Ellos no estaban bien, me había enterado por Cecilia y a mí siempre me había interesado Axel – Dijo abatida – Me aproveché de lo mal que andaba su matrimonio para buscar un acercamiento con él, como dije antes, ellos estaban bastante mal.

–Muy bien, ¿Usted admite haber buscado el acercamiento con mi cliente? – Preguntó Ivanna – Responda sí o no.

No lo iba a poder negar porque ya lo había confesado ante de que le preguntaran, la güera lo hizo para que quedara establecido, cuál había sido en un principio el móvil de la testigo, ella había dado el paso hacia mí y no a la inversa.

–Sí.

–Gracias, señora Avilés. No tengo más preguntas – Ivanna sonreía triunfalmente – Ahora yo, llamaré a un testigo mío a declarar. Solicito la presencia del señor Ismael Herrera, por favor.

El socio de mi padre Cap 199 en adelanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora