Capítulo 263

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Amaia Domínguez García

León, Guanajuato, México

Cris me invitó un café en un lugar cercano al departamento con el fin que yo me pudiera calmar, él se veía demasiado preocupado por mí y no era para menos. Me sentía muy mal por lo que estaba pasando con Axel, seguía sin creer que él me haya tratado así y me dolía demasiado que el hombre al que amo, fuera un tirano y un insensible de lo peor y lo bueno era que, al menos Cris sí me entendía.

–Amaia, siento mucho todo lo que me has contado, de verdad – Cris, secó mis lágrimas con una servilleta – No quiero que llores más, no tiene caso y además no es bueno que le des el poder a Axel que te vea así, mentalízate que no le debes demostrar que tiene el poder sobre ti.

Pues él había usado todo su poder para someterme, para hacer de mí lo que le diera la gana. Y es verdad lo que piensa Cris, que no le tengo que dar el poder de ver que me ha hecho daño. Pero es muy difícil para mí, no mirarlo y no sentir todo el dolor que me causó.

–Cris, es que no entiendes como me sentí en esos momentos – Confesé – Me sentí como una cualquiera a la que Axel usó en la cama y la trató de esa vil manera, como si no valiera ni un centavo.

Me había tratado como si yo no significara nada para él, me sentí de lo peor, como si fuera nadie en su vida y yo lo amo, pero esto no se lo puedo dejar pasar. Tiene que respetar mi integridad, si le dije que no quería, debió parar. Se cerró completamente a lo que veían sus propios ojos, estaba asustada y le valió.

–Yo no lo justificaré y sé que lo que hizo contigo estuvo de lo peor, pero siéndote completamente sincero Amaia, después de cómo me dijo Ivanna que pasaron las cosas, es entendible cómo Axel se enojó con ustedes.

No es justificable que tomara esa resolución porque estábamos amenazando con ir a buscar y mandar a Cecilia al otro mundo. Como si esa mujer valiera la pena, ella que estaba llevándolo todo a la ruina, la que quería dejarlo en la calle, él debería agradecernos. Que la íbamos a sacar de su camino, lo íbamos a librar de esa hiena traicionera e infiel.

–Sí, lo sé, Cris. Lo que me duele es como se puso conmigo, yo sentí que él me odiaba y me siento usada, humillada y muy lastimada. Me trató peor que si me detestara, sentí su odio hacia mí.

Por eso no tenía por qué ponerse de esa forma, no se podía justificar con eso, ni que me fuera a salir en esos momentos con la güera a buscar a Cecilia. Se había excedido con su forma de corregir, yo no necesito corrección, porque tomo mis propias decisiones.

–No llores más, por favor. No me gusta y nunca me ha gustado ver llorar a una mujer, es algo que no soporto porque me hace sentir muy triste.

Al darme cuenta de la ternura de Cris, me sentía muchísimo peor. Yo debí tal vez encontrar a un hombre que fuera así cómo él de bueno y de tierno, pero no. Siempre fijándome en hombres que no me convienen, como Axel que es un tirano y es un ser frío y cuya forma de ser, nada tiene que ver con la mía.

–Cris, siento que te haga sentir mal, pero no puedo calmarme – Me llevé ambas manos a la cara – Siento mucho dolor y ganas de irme lejos dónde Axel no me vuelva a ver y en una de esas, le hago un favor.

Estoy destruida por dentro, me gustaría no volverlo a ver, si soy de la forma que él dice, no le convengo como mujer. Ya así no va a tener que temer para que no toquemos a su exmujer.

–No digas eso, Amaia. A él no le hará ningún favor que te vayas. Axel es muy frío, eso yo lo sé porque Ivanna misma me lo ha contado, pero algo es seguro que él te ama.

Pero no le da el derecho de haberme amarrado y tomarme de la peor de las maneras. Nada, ni nadie, me iba a poder quitar este dolor tan grande que cargo en mi alma. Ha sabido matar ese sentimiento de respeto que sentía hacia él. Lo amo, pero es algo que no le pienso perdonar.

–Y yo lo amo a él de un modo que no sé ni cómo expresarlo. Es solamente que me duele demasiado, que él se porte de la forma en la que se está portando conmigo, es que nada le daba el derecho de tratarme así y ya no quiero estar con él.

Me sobrevino una crisis de llanto muy fea y Cris me abrazó para que yo me pudiera calmar, toda la gente que estaba presente en el lugar en el que compramos el café, se nos quedaba viendo. Toda la gente notaba mi desdicha, mi depresión y mi dolor y era verdad que yo ya no quería ver a Axel para nada, era algo de lo que no tenía nada de ganas. Cris me mantuvo un buen rato en sus brazos y sentí cuando me soltó que me faltaban las fuerzas y cerré los ojos.

–Amaia, ¿Qué tienes? – Preguntó Cris – Dime, ¿Te sientes mal?

–Sí, Cris me sentí muy mal. Me siento mareada y sin fuerzas.

Como si me fuera a desmayar, quería cerrar los ojos y olvidar para siempre eso que me hizo, sabiendo que no era de mi agrado, no tuvo consideración, cuando me vio llorando. Eso es no tener corazón, gozó verme sufriendo, tanto así que dijo que lo había disfrutado.

–Tranquila, vamos a quedarnos aquí sentados hasta que te puedas calmar. Yo me quedaré aquí contigo y nos esperaremos hasta que te sientas mejor.

No iba a volver a ese departamento, si tuviera en estos momentos a donde largarme a otro lado me iba y me desaparecía de su vista, donde no me pudiera encontrar. Si en verdad me amara, no me hubiera tratado como lo hizo, me duele en el alma lo poco que le había afectado que yo me estuviera muriendo de dolor en el corazón.

–Estoy cansada Cris, quisiera dormir y ya no saber nada de nadie. Ni de Cecilia, ni de Axel, ni de todo este problema que me está acabando.

Porque más que me hubiera tratado de esa manera, fue que no le importó que me estaba dañando en lo más profundo, mató mi dignidad, la dejó por los suelos. No quiero volver a verlo, que busque a alguien que le aguante todos sus malos tratos.

–No digas eso, Amaia. Te lo digo yo que también tengo muy mala suerte y que he tenido mis problemas con Ivanna, la vida es hermosa y nosotros debemos vivirla.

El socio de mi padre Cap 199 en adelanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora