Capítulo 294

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Axel Vega Lazcano

León, Guanajuato, México

Después de lo que le dije a mi hermosa mujer, ella se pudo calmar un poco y fue lo mejor. Amaia tenía que tener toda la seguridad que solo a ella la puedo amar y a ninguna otra mujer, ella es la mujer a la que siempre quiero tener a mi lado por lo que me reste de vida. Estábamos abrazados y muy tranquilos cuando la güera y Cris, llegaron con la medicina de Amaia.

–Chicos, había un tráfico desquiciado – Dijo Ivanna – Amaia, qué bueno que ya despertaste y no quiero que llores. Axel ¿Qué le hiciste?

No le haría nada a la mujer que amo, la güera no podía estar pensando eso, sería lo último que haría en mi vida. Amaia tiene que ser tratada con toda la delicadeza posible, mi mujer ha estado bajo mucha presión y yo estoy para apoyarla, no para hacerla llorar. Yo estoy aquí para cuidarla de cualquier mal.

–Sí, Axel, dinos ¿Por qué está llorando Amaia? – Cris se puso también muy a la defensiva - Ella acaba de desmayarse y no quiero que esté llorando, tiene que reponerse.

Desde luego que tiene que reponerse, a mí más que a nadie me interesa que ella se encuentre en perfectas condiciones. No soy un insensible para hacerla llorar. Deseo que esté bien, deseo que esté tranquila y que vea que es a la única que amo.

–Axel no me hizo nada – Respondió mi mujer – Por el contrario, mi rey se ha desvivido en consolarme, yo soy la que me puse a llorar porque me siento insegura.

–Sí, chicos, eso pasó – Les confirmé lo dicho por Amaia – Ella, está con miedos de esas mujeres de mi pasado, pero ya le ha quedado claro que ella es la única mujer a la que yo amo, nada me puede hacer cambiar de opinión.

Espero que eso les quede claro a todos, a la única que amo es a Amaia. Las demás mujeres nunca han sido nada mío, solo fueron mis amantes de ocasión, ni siquiera Cecilia había sido importante en mi vida, solamente habíamos hecho un trato y cada quien había obtenido lo que buscaba y nada más. Nunca hubo amor de por medio.

–Axel, no me quiero meter en su relación ni nada – Dijo Cris – Pero, siendo sincero, tienes que darle mucha seguridad a Amaia que solo a ella la amas, fue muy feo lo que dijo esa tipa y quiero que te quede claro que en todo esto, siempre apoyaré a Amaia, ella es mi amiga y además entiendo lo que ella está sintiendo.

Cris tenía los mismos problemas de inseguridad, respecto a su relación con Ivanna y por eso se podía identificar con mi hermosa Amaia, pero no tenía nada de lo que debiera preocuparse. Yo nunca le haría nada malo a mi mujer y la amaba más que a mi propia vida y por eso mismo, me encargaría de que mi hermosa Amaia siempre se sintiera segura del gran amor que yo le tengo.

–Amaia, yo como la mejor amiga de Axel, te tengo que regañar – Le dijo la güera – Si hay alguien en el mundo a quien mi amigo ama más que a nada, esa eres tú. Ahora deja de sentirte insegura y preocúpate solo por vivir tu amor con él.

Mi amiga es testigo de eso, ella me conoce mejor que muchas personas. Pues le he contado todo lo que me ha pasado en la vida y sabe que a la única que amo es a Amaia. No va a mentir por mí de eso, estoy más que seguro, porque ella quiere mucho a Amaia.

–Sí, güera. Eso voy a hacer. Muchas gracias.

La güera y Cris nos esperaron afuera de la recámara en lo que yo preparé una inyección para inyectar a mi adorada Amaia, tenía que atenderla como dijo el médico que lo hiciera y eso era lo que más me interesaba en esos momentos. Que la mujer que amo, se sintiera mejor y ahora debía tener más seguridad en ella y en el amor que le tengo, si hasta la güera, que es mi mejor amiga, le ha dicho que la amo y que nunca he amado a nadie igual.

–Axel, mi amor – Amaia me tomó de la mano – Abrázame un poco, antes que me inyectes. Te amo tanto, perdóname por haber dudado de lo que sientes por mí. Es que ya me conoces y soy muy insegura.

Para eso estoy yo aquí para que olvide esos complejos, la amo y es la mujer perfecta para mí, no me voy a cansar de decirlo. Ella me ha abierto los ojos, que la vida que llevaba no me había conducido a nada bueno. Pues todo era más que superficial, solo era satisfacer mis necesidades y no había involucrado nunca al corazón, pues no había sentimientos de mi parte

–No tengo nada que perdonarte, cariño. Tienes razón en sentirte así, yo soy el que no he llevado una vida digna de ser admirada, pero con todo y eso, a ti jamás te he faltado, ni te faltaré. Eres y siempre serás la mujer que amo.

A la única que le tengo que dar explicaciones, admito que me he comportado de una manera muy fea desde antes de tener algo con Amaia. Pero esos tiempos ya han quedado atrás. Estoy enamorado de Amaia y es a la única que voy a seguir amando, aunque la gente piense lo contrario, yo se los voy a demostrar con hechos.

–Gracias, mi amor. Te amo tanto, mi rey. Es el miedo a perderte el que me hace cometer muchas locuras y pensar otras tantas.

Sé que las dudas son las peores consejeras, pero no debe sentir que no la amo, pues se lo he demostrado todo este tiempo que hemos compartido, soy feliz y quiero que ella lo siga estando a mi lado, no me puedo ver con otra mujer que no sea ella.

–No te preocupes, preciosa. Vamos a estar bien, eres la mujer de mi vida y quiero que siempre sientas la confianza y la seguridad en los sentimientos que tengo para ti.

–Sí, mi Axel. Te prometo que ya trataré, al menos de no tener tantas dudas que no me llevan a nada bueno.

–Gracias, preciosa. Acuéstate cariño, te voy a inyectar para que te sientas mejor.

Me alegraba que ella ponga de su parte en ya no tener dudas sobre el amor que le tengo. No me voy a ir nunca de su lado, no la voy a cambiar por ninguna modelo o por ninguna reina de belleza, si ella es la mujer perfecta para mí. La amo y la seguiré amando por el resto que nos queda de vida.

–Sí, mi rey.

Amaia se recostó en la cama y le administré la inyección, con todo el cuidado del mundo de no lastimarla, pues eso era lo que menos quería, lastimar a la mujer a la que tanto amo.

El socio de mi padre Cap 199 en adelanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora