Capítulo 248

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Amaia Domínguez García

León, Guanajuato, México

Después de hacer el amor y relajarme un poco en los brazos de Axel, mientras que el agua caía sobre nuestros cuerpos, él finalmente me bajó al piso y nos bañamos juntos para después, secarnos, vestirnos y desayunar ese delicioso desayuno que mi Axel me había llevado y que se me antojaba demasiado. Estaba muy feliz y muy relajada después de lo que acababa de pasar.

–Amaia, espero que no te moleste que hoy desayunaremos algo dulce – Dijo mi rey – Se me antojó que desayunáramos hot cakes, cereal, fruta y jugo de naranja.

Excelente todo lo que había preparado, es un amor, cuando yo soy la que lo debería estar atendiendo como se merece. Pero no lo quiero envenenar accidentalmente, no quiero ser la causante de una tragedia. Mejor me mantengo fuera de cualquier artefacto doméstico.

–A mí se me antoja todo lo que tú cocines – Le dije con ternura – Te amo, Axel. Eres el amor de mi vida, gracias por hacer de desayunar, algo que debería hacer yo y bueno por mi estupidez no puedo.

Era mucho más sano y menos peligroso si no estaba metida en la cocina, soy demasiado mala para esas cosas y definitivamente, lo de cocinar no se me daba y no se me dará nunca. No quiero ocasionar un incendio, que sería lo único se haría estando en la cocina.

–Ya tendré tiempo para enseñarte, preciosa. Quiero que aprendas muchas cosas conmigo, cariño.

Ya habían sido muchas, pero no me importaba seguir aprendiendo de la sabiduría de mi gran maestro, nada de lo que me ha enseñado ha sido en vano. Pues todo lo he puesto en práctica y me ha funcionado de maravilla. Solo que si intenta enseñarme a cocinar, será bajo su propio riesgo.

–Contigo he aprendido muchas cosas, ¿Te acuerdas cuando me enseñabas a manejar?

Ha sido mi maestro en muchas de las cosas que sé, él ha estado a mi lado desde que era muy joven y le agradezco haberme enseñado tantas cosas. Ahora, en cuestiones del amor, soy una nueva persona, no había conocido nada con respecto a amar, hasta que le confesé que estaba interesada en él y ha sido maravilloso, es el hombre al que amo.

–Sí, cariño. Tenías tus 13 añitos y creo que no debí de hacerlo, he hecho un cafre al volante, manejas peor que los de rápido y furioso.

Reímos juntos de lo dicho por Axel, pero era verdad que él me había enseñado a hacer muchas de las cosas que sé hacer ahora. Él me enseñó a manejar, a leer a la gente y a aprender muchas cosas en el despacho y ¿Quién lo iba a decir? Que ahora todo eso que aprendí de él, me va a servir de mucho en mi vida y a él también le servirá ahora que tengamos que levantar todo lo que él seguramente perderá a manos de Cecilia.

–Aquí tienes la miel, cariño. Ponle a tus hot cakes, así te van a saber mejor.

–La única miel que me gusta probar, es la de tus besos – Le dije muy enamorada – Sabes a miel, a dulce, al amor de mi vida.

Axel despertaba en mí a esa mujer romántica que alguna vez fui, pero él la había hecho resurgir y con mucha más fuerza. Quiero pasar a su lado los mejores momentos de mi vida y que él pase a mi lado los mejores de su vida. Es mi complemento y me siento la mujer más feliz del mundo, es lo máximo, es mi todo.

–Te amo, cariño. Eres mi todo.

Axel y yo nos besamos tiernamente y entre beso y beso terminamos de desayunar. Salimos de la recámara y yo me puse a lavar los trastes, y después de haber terminado con lo de la cocina, ambos nos alistamos para irnos a esa junta que ya lo estaba esperando seguramente.

Salimos del departamento, rumbo a lo desconocido, Axel y yo llegamos a la corte y allá nos estaban esperando ya Cris y la güera. Ahí me di cuenta de que si se habían ido anoche y había sido lo mejor que ellos también se fueran a liberar tensiones de todo esto que estaba pasando.

–Buenos días, chicos – Nos saludó la güera – Axel, Cris y yo hemos preparado un par de acuerdos que van a servir muy bien, ya lo verás.

–Buenos días, chicos – Saludamos Axel y yo – Sí, esperamos que esos acuerdos le llenen el bolsillo a Cecilia para que deje de molestar.

Esa mujer se le tenía que ganar con esa premisa, que aceptara el dinero que le fueran a ofrecer, sé que ella lo aceptará porque es muy ambiciosa y que esto termine pronto, no quiero estar todo el tiempo encerrada en el departamento. No podemos vivir toda la vida con miedo porque ella nos tiene amenazados.

–Esperemos lo mejor, otra cosa Axel – Dijo la güera – Amaia tendrá que esperar aquí con Cris, ya sabes cómo es esto y solo puedes pasar tú con tu abogada y Cecilia con su abogado. Por cierto, allá vienen.

Cecilia venía caminando con un tipo que yo identifiqué de inmediato, era del despacho que era la competencia del de mi padre. Ella se acercó a nosotros y nos miró despectivamente y después empezó a llorar. No entendía qué pretendía ella con todo eso, su abogado la abrazó y ella hizo más evidente su llanto sollozando en voz alta.

Nosotros nos quedamos mirando la escena, sin saber qué más podíamos esperar de eso. Es una ridícula, montando tremendo espectáculo.

– ¿Lo ve, licenciado? Axel no tiene vergüenza en venir aquí a la junta de avenencia con su amante – Cecilia hizo evidente la situación – Ella, tan inocente como se ve, es la arpía que nos destruyó nuestro matrimonio.

Creo que habíamos cometido una imprudencia y ahora las cosas se pueden ir en contra de Axel, eso no lo habíamos pensado que esta mujer por venganza va a hacer todo lo que está a su alcance para salirse con la suya. Aunque nosotros no nos teníamos por qué esconder, precisamente por eso era el juicio del divorcio. Ya todo el mundo sabía lo nuestro, así que su llanto estaba de más.

–No llore, Cecilia – La consoló el abogado – El licenciado Vega, parece un principiante de la ley y no se da cuenta o ya le vale que esto de venir y presentarse aquí con su amante, agrava las cosas en el caso.

Su llanto se escuchaba tan falso, que solo el abogado era el que se lo creía, era una actriz haciendo su papel de mártir, pero ahora a ver con qué nos salía en la junta. Cecilia va a tomar esto de pretexto y el juez la va a escuchar. Solo esperaba que entre los acuerdos que trae la güera haya uno que le llene el ojo a Cecilia. Ya no quiero volverla a ver en mi vida, esa mujer es de lo peor.

El socio de mi padre Cap 199 en adelanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora