Amaia Domínguez García
León, Guanajuato, México
Días después de ese momento espantoso en el que Axel me hizo el amor de esa fea manera, las cosas aparentemente estuvieron tranquilas. Mi hermana Ale seguía enojada por lo de Axel y su relación con Ivanna y ellos, pues de vez en cuando se veían juntos en el despacho fingiendo ese amor y lo bueno de todo es que yo trataba de evitar estar con ellos cuando se tenían que besar o algo, era algo que yo no soportaba y que además me dañaba demasiado.
Un buen día, cuando llegué al despacho saliendo del Tec, me encontré con qué alguien indeseable me estaba esperando. No tenía ganas de ver a esa mujer que me causaba un malestar muy espantoso.
–Hola, Amaia – Dijo Cecilia – Hacía mucho que no te veía y lo que son las cosas, veo que ya tienes un auto, es una chatarra y sé que es para lo que pudiste tener, ya que tus padres jamás te comprarán uno y no tienes en qué caerte muerta.
Esta mujer es de lo peor, a ella qué le interesaba si yo tenía dinero o no, ese era asunto mío, además ella no sabía nada de autos y le llamaba chatarra y no se imaginaba la clase de auto que yo estaba manejando, pero la sacaría de su error, para que aprenda a tener cerrada la boca y no esté hablando pura basura.
–Hola, Cecilia – Respondí molesta – Pues sí, no tengo en dónde caerme muerta y lamentablemente he de admitir que en eso tienes razón, pero mi auto tiene estilo y es un clásico.
A mí no me importaba no tener ni un peso, al menos no estaba molestando a los demás pidiendo algo que no me quieren dar, no le ando mendigando a nadie, me mantengo por mí misma y me basto y me sobro y lo mejor de todo es que tengo a Axel, esa es mi mayor satisfacción.
–Sí, pasado de moda y obsoleto como tú – Ella se traía algo, lo pude percibir – Dime, ¿Cómo llevas lo de la relación de mi marido con la zorra de Ivanna?
La pobre no sabía con quién se estaba metiendo, ella podía decir lo que le diera la gana, no me iban a afectar sus palabras, podía estar obsoleta como decía, pero el hombre era mío, ya no de ella, me mantendría en mi papel, ella que siguiera creyendo lo de Axel con Ivanna, a fin de cuentas yo sabía cuál era la verdad.
–La pregunta no es para mí, es para ti misma – Rebatí – Después de todo lo que haga o deje de hacer tu marido a mí no me interesa, ¿Cómo lo llevas tú?
Le volteé la pregunta, pues ella es la que debería estar interesada en esa relación, no yo, a mí era a la única que no le iba a afectar, Cecilia estaba respirando por la herida, ya que con la güera no iba a poder hacer nada, Ivanna no se iba a dejar de ella, le podía reclamar lo que quisiera a ella, conmigo que se dejara de estupideces.
–No lo sé, ¿Qué te puedo decir? – Ella se empezó a reír como loca – La verdad, siempre supe que Ivanna se iba a terminar revolcando con mi marido, esa se revuelca con todo miembro disponible.
Parece que se ha querido venir a desahogar contigo, nosotras nunca hemos sido amigas, no ha interesado nunca mantener una conversación con ella, me molestaba su timbre de voz, molestaba al oído, Cecilia es desagradable para cualquiera, y su prepotencia era lo peor de ella, desagradaba nada más verla.
–¿Sabes? No tengo tiempo para estar hablando mal de la güera aquí contigo, ella es mi amiga y lo que pienses de ella sinceramente no me importa – Declaré – Te sugiero que te vayas con tu veneno a otra parte.
Como si yo le fuera a decir algo malo de mi amiga y de Axel, estaba hablando con la persona equivocada, no iba a obtener ningún comentario de mi parte, no entiendo cuál es su objetivo, que se fuera a molestar a otro, que a mí me dejara en paz, no quería verla, por su culpa estamos en esta situación. Debería firmar el divorcio.
–Veo que ya has respondido sin querer a mi pregunta – Se jactó – Lo llevas bien y si defiendes a Ivanna, es porque tú también andas con mi marido. No sé qué te pudo ver Axel, estás chaparra y fea.
Ya no sabía ni que más decir, siempre con lo mismo, ya parece disco rayado, por más que le dijeran que Axel está con la güera, me sigue metiendo en la cuestión, pero no me iba a dejar. No me voy a callar y le diré todo lo que se merece, que no me buscara la lengua, porque va a encontrar lo que busca, no me pienso quedar callada.
–Y tú, tan bella que estás y ni con eso pudiste hacer nada para retenerlo – Me defendí – Lo cierto es que tú, no tienes nada que ver con Ivanna. La güera es hermosa y además tiene clase y algo que tú no tienes, el amor de Axel.
Cecilia, después de lo que dije se puso como loca y cuando me di la media vuelta y avancé para alejarme de ella, me sorprendió jalándome del brazo y pegándome en una de las paredes del estacionamiento del despacho. Ya que me tuvo arrinconada ahí, ella me escupió en la cara y eso me encendió por completo, esa vieja era una marrana y yo le iba a dar su merecido, costara lo que me costara cuando escuché una voz que conocía muy bien.
–Suelta a mi hermana, imbécil – Era Ale – No sé qué es lo que quieras ahora. Pero, por si no lo sabes a quién debes hacerle tus desplantes y tus porquerías es a la zorra de la güera.
Llegaba mi hermana y sé que la cosa se va a poner peor, Ale siempre le ha traído ganas a Cecilia y ahora con motivos se la va a poner como ella quiera, Cecilia se había metido con la persona equivocada, se había metido en la boca del lobo, nada tenía que venir a agredirme.
–Ale querida – Cecilia volteó a ver a mi hermana – Siento lo de tu divorcio y siento que vaya a ser en vano. Axel nunca tuvo interés en ti y aprovechando que te veo me disculpo contigo, por haberte juzgado por andar con mi marido.
No iba a dejar pasar la oportunidad de decirle a mi hermana lo que todos saben, de su interés por Axel y que en verdad había cometido una idiotez al divorciarse para nada, solo a ella no le había entrado en la cabeza, que Axel nunca iba a tener nada que ver con ella, solo era culpa suya y de nadie más.
–No seas hipócrita Cecilia – Ale la enfrentó – Deja en paz a mi hermana o te va a pesar.
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El socio de mi padre Cap 199 en adelante
Roman d'amourcontinuación del socio de mi padre a partir del capitulo 199 hasta llegar al fin