Capítulo 278

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Axel Vega Lazcano

León, Guanajuato, México

Alejandra no se quedó nada conforme con lo que yo acababa de decirle, pero para el caso a mí me daba exactamente igual. Me daba mucho coraje que ella quisiera hacer menos y humillar a mi hermosa Amaia en la primera oportunidad que tenía y desde luego que no lo pensaba permitir más. El tal Luis se quedó impactado cuando le di el cortón y al poco tiempo, la güera y Cris salieron de la corte y por fin nos podíamos ir de ese lugar, algo que ya me urgía demasiado.

–Amaia, cariño, vamos, ya vienen la güera y Cris – Tomé de la mano a mi mujer y caminamos juntos – Tranquila, preciosa. Ya dejamos atrás a ese par, son unos resentidos y no hay que prestarles atención.

–Axel lo siento – Dijo Amaia – Es verdad lo que dijo Ale, yo tuve algo que ver con ese Luis y con otros más.

Yo no tengo nada que reclamarle a mi mujer, no me importa su vida pasada, lo que más me importa en estos momentos es que la tengo a mi lado. Ella es mi fortaleza, no tengo que estar haciendo caso de lo que digan los demás, por despecho, por querer separarnos y no lo van a lograr.

–Eso no me importa Amaia, te amo y eso es lo único que a ti también te debe de importar. Eres la mujer con la que quiero pasar el resto de mis días.

–Gracias, mi amor y perdona por todas las vergüenzas estúpidas que te estoy ocasionando.

Las cosas por las que estamos pasando no han sido por su culpa, tarde o temprano me tenía que divorciar de Cecilia, lo malo aquí es que ha sido en estas nefastas circunstancias, algo que no tenía que pasar de esta manera. Pero saldremos adelante a pesar de todo lo que quieran hacer.

–No pasa nada, cariño. Tu pasado es eso, pasado y no me debe de importar y no me importa, para mí lo que cuenta es lo que tenemos juntos.

–A mí también es lo que me importa, Axel.

La güera y Cris se juntaron con nosotros en el pasillo y ambos se veían muy contentos. Amaia y yo nos preguntábamos el motivo de sus caras felices, pero los malvados no nos dijeron nada hasta que ya estábamos en el estacionamiento. Supuse que no quisieron comentar nada, estando aún cerca de la corte.

–Chicos, ¿Por qué tanta felicidad? – Preguntó Amaia – Se ven muy raros, pero creo que por sus caras ha pasado algo bueno.

–Claro que sí, Amaia – Dijo Cris – Eres muy perceptiva. Ivanna y yo hablamos con el juez y nos dijo que tenemos el tiempo suficiente para reunir más testigos.

Una noticia que no me hacía muy feliz, el juez no debía hacer ese tipo de comentarios con ningún abogado por muy amigos que fueran, sé que tenemos el tiempo encima, pero todo lo tenemos que hacer por la vía legal. No quiero que vayan a anular lo que ya tenemos.

–El juez no les pudo decir eso, no sería ético – Dije objetivamente – Ellos no pueden decirle eso a ningún abogado.

–No si no lo conocen – Dijo Ivanna – El juez y yo, tenemos cierta cercanía. Yo fui novia antes de uno de sus hermanos y me lo dijo en plan de amigos, dice que no le cree sus lágrimas a Cecilia, así que ya tenemos algo más sólido de nuestro lado.

La güera y Cris se fueron en su auto rumbo a nuestro departamento y yo me fui con Amaia en el suyo. Por nada del mundo iba a dejar ir sola a mi mujer y ahora menos que nunca. Me pude dar cuenta que lo que hizo Ale solo hizo que mi hermosa Amaia se pusiera mal y triste y yo eso no lo pensaba permitir por ningún motivo.

Ella tenía que estar bien y yo le daría esa seguridad, pues es la mujer de mi vida y lo que pasó en su pasado es verdad que no me importa en lo más mínimo. Yo también tengo el mío. Así que eso no tiene por qué intervenir en nuestra relación. Nos amamos y estamos juntos en esto.

–Amaia ya escuchaste a la güera, todo saldrá de lo mejor. Verás que cuando Ismael Herrera diga ante la corte lo de Cecilia, todo se le vendrá abajo a esa mentirosa.

Estaba esperando el día en que Ismael fuera llamado a declarar, todo el teatrito se le iba a acabar a Cecilia y a su abogado corrupto. No se iban a salir con la suya, bien librados, no iban a salir de esta. Con el juez a nuestro favor no se iban a llevar nada de mis esfuerzos y ahorros.

–Sí, mi amor, ya sé que la güera sacará esto y no tengo la menor duda. Me siento mal por lo de Ale, ella no se resigna a perderte y no deja de buscar mil y una maneras de joderme a mí.

En realidad, no tendría por qué resignarse a perderme porque nunca me ha tenido, esa es la gran diferencia, yo no la he engañado, ni la he dejado por Amaia, si jamás hemos tenido nada que ver, Alejandra se montó su historia llena de llanto y drama.

–Que las busque, que lo haga a mí, me vale sinceramente lo que ella quiera hacer. Yo te amo y no dejaré que ni ella, ni nadie nos dañe, lo que tenemos.

–Yo tampoco, Axel. No quiero que ella nos eche a perder la relación, yo sé que antes no me portaba bien, pero sabes que te amo y que te respeto mucho.

Desde luego que creo ciegamente en ella, la pasamos la mayor parte del tiempo juntos, y ella tenía sus clases en el Tec y yo mi trabajo en la firma, nuestro tiempo libre era de nosotros dos, no voy a dudar nunca de lo que tenemos, somos fieles el uno al otro y así tiene que seguir siendo, no me van a meter cosas e ideas raras en la cabeza. Que Alejandra se olvide de eso.

–Lo sé, cariño. Yo también te amo y te respeto, ya no soy ese mujeriego que tú conociste y lo que son las cosas, tú me has hecho cambiar por amor.

No tengo necesidad de buscar en otras personas, lo que tengo en casa, Amaia lo es todo para mí, es la mujer perfecta y la amo a pesar de que mucha gente esté en contra de nosotros. Nada podrá hacer cambiar mi amor por ella, somos el uno para el otro y nunca me voy a arrepentir de haber aceptado su propuesta de estar juntos.

–Y tú a mí, a lo mejor necesitábamos estar juntos para los dos, poder cambiar para bien y para siempre. Te amo, Axel. Eres el amor de mi vida y no te cambiaría por nadie.

–Y tú, eres el amor de la mía cariño, te amo por sobre todas las cosas.

El socio de mi padre Cap 199 en adelanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora