Capítulo 317

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Axel Vega Lazcano

León, Guanajuato, México

Me dolió mucho tener que decirle así de golpe y de fea manera las cosas a Amaia, sé que ella pensó que yo no la quería e incluso no solo ella lo pensaba, también la güera que no estaba de acuerdo en que yo dejara ir a Amaia a Mexicali. Ella estaba molesta y sé que tenía razón, pero con todo y eso yo no podía exponer a Amaia a las amenazas de la loca demente de Cecilia y eso no estaba a discusión. Así pasó el tiempo y mi adorada Amaia aceptó ese trabajo en Mexicali y el día que lo hizo, aunque no se lo demostré, sentí que me moría en vida, pero sabía que eso era lo mejor para ambos, no tenía ninguna otra opción.

–Axel, lo hecho ya hecho está – Dijo mi hermosa mujer al borde del llanto – He aceptado ya el trabajo y tengo que estar en una semana allá.

–Lo sé, preciosa. Sé que eso será así y que te irá muy bien. Yo solo quiero decirte que, aunque sea sin mí, quiero que seas muy feliz.

Me dolía en el alma verla así por la decisión que yo había tomado, pero su seguridad está por encima de todo, mejor lejos y segura que a mi lado corriendo un grave peligro, por lo que sé es capaz Cecilia de hacerle y es mejor que ella piense lo que sea a exponerla a las estupideces de mi exesposa.

–No me puedes decir eso, Axel – Amaia estalló en coraje – No me quiero ir, no sé qué me ocultas, pero sé que algo escondes y es algo que no quieres decirme o de lo contrario, no estarías dejando que me fuera.

Su enojo estaba justificado, pero yo en realidad no podía decirle nada, no me importaba estar mintiéndole a la mujer que amo si era para su bienestar. Me dolía verla sufrir de esta manera, su dolor era mi dolor, ella no lo sabía, pero en cuanto se fuera a Mexicali me iba a dejar hecho pedazos, tampoco me quería separar de ella, la amo con todas las fuerzas de mi corazón.

–Te equivocas, cariño – La abracé para calmarla – No te estoy escondiendo, ni ocultando nada. Te amo, Amaia, pero en estos momentos esto es lo mejor para los dos.

–A lo mejor, lo será para ti, a lo mejor después de tres años juntos y a la mejor ahora que ya estarás libre de esa loca de Cecilia, quieres hacer tu vida con otra mujer y eso era de esperarse, tú puedes tener a la mujer que quieras y ya te aburriste de mí.

Me quedé callado ante lo dicho por Amaia y ella se soltó llorando desconsolada, eso me hizo sentir demasiado mal, no quería que ella llorara. No quería verla sufrir y menos por algo que no era verdad, pero tampoco podía decirle que mi libertad la iba a poner en peligro y era mejor para los dos, que ella no supiera nada y sé que algún día yo tendré que decírselo, pero ahora es mejor que no sea así.

–Amaia, cariño. Te pido que ya no llores – Acaricié su cabello con ternura – Yo te amo, no sé cómo es que se te puede ocurrir, que no te amo, eres la única mujer que he amado. Eso es ridículo, eso es absurdo y no lo pienses, por favor. Te amo por encima de todo y nunca me voy a aburrir de ti.

Jamás dejaría de sentir lo que siento por mi preciosa mujer, ella es la luz de mis ojos. Pero yo me tengo que sacrificar, tuve que poner mi felicidad en una balanza al lado de su seguridad y había ganado su protección, esperando que esta separación no sea por mucho tiempo para poder aguantar todo esto sin mi mujer.

–Es que no se me ocurre otra cosa. Sé que Ivanna ganó el caso y que todo se acomodó para nosotros y ahora es justamente cuando me pides que me vaya de tu vida.

No podía ser de otra forma, aunque sienta que mi vida se va a derrumbar, no puedo hacer otra cosa que aguantarme todo el sufrimiento que esta separación nos va a causar. Pues estoy viendo desde ahora que mi amada Amaia está llevándose la peor parte, ella no entiende que esto es algo momentáneo.

–Lo hago por razones que no te puedo decir, pero debes de confiar en mí – Levanté su carita para que me viera a los ojos – Yo te amo, te lo he demostrado, te lo he dicho a lo largo de estos tres años juntos. Nunca dudes de mi amor por ti, Amaia, no voy a dejar de amarte.

–Si en verdad me amaras, no me estarías apartando de tu lado. Eso es lo peor que puedes hacer, correrme de tu vida, del modo en que lo haces. No sé cómo piensas que lo nuestro va a funcionar si tú estarás aquí en León y yo en Mexicali a miles de kilómetros. No es lógico lo que me dices Axel, y no es justo que me mantengas tan lejos.

Pero esto no iba a ser para toda la vida, será solo por un rato en lo que todo se arreglaba con Cecilia, poner tierra de por medio ahora era nuestra única alternativa. Amaia no entendía que esto era por el bien de los dos, por el bien de nuestro amor y que cuando retomemos el control de nuestras vidas, lo demás pasará a segundo plano.

–Solo tomaremos una pausa en la relación, Amaia. Solo es eso, lo nuestro es de verdad, es real, es eterno y es verdadero y yo te aseguro que lo nuestro va a funcionar porque así tiene que ser.

–Menos mal que tú si tienes fe en que eso pase, yo no la tengo y nunca me equivoco cuando pienso ciertas cosas – Dijo ella enojada – Sé que ese tipo de relaciones, cuando hay un tiempo, la pareja jamás regresa.

Había escuchado decir eso de muchas personas que habían fracasado en sus relaciones al pedir un tiempo, pero lo nuestro era un asunto sumamente diferente, a nosotros no nos iba a pasar nada de eso. Nuestro amor es mucho más fuerte que pasar un tiempo separados.

–Amaia, siento mucho que pienses, así las cosas, pero esta vez no pienso ceder – Le dije con tristeza – No pienso dejar que te quedes a mi lado, cuando corres peligro y debes irte.

No iba a poder explicarle por qué le decía todo eso, pero era por el bien de ella y el de nuestro amor. El tiempo pasaba volando y cuando todo volviera a la normalidad, gozaremos a plenitud de todo el amor que nos tenemos. Nada ni nadie nos va a volver a separar, debe confiar en mí.

–Me iré y ya podrás retomar tu vida. Es más, puedes ir buscando quién se venga a vivir aquí contigo.

El socio de mi padre Cap 199 en adelanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora