Capítulo 284

20 1 0
                                    

Amaia Domínguez García

León, Guanajuato, México

Cecilia se quedó viéndome como si estuviera loca y eso era lo que estaba. Era el colmo que ahora, como ya sentía la presión de Ivanna en el juicio, venía a querer chingarme a mí al lugar en el que estoy dando mis prácticas profesionales y eso no lo pienso permitir. No perderé mi oportunidad, ni nada de mi futuro académico por esta basura y entonces, me di media vuelta y me disponía a entrar de nuevo a la empresa cuando Cecilia atentó contra ella misma golpeándose y seguido de eso empezó a montar un escándalo.

–Auxilio, por favor alguien venga a ayudarme – Se seguía pegando mientras gritaba – Amaia suéltame, no me pegues, suéltame.

–Estás loca, cállate – Le grité – Nadie te creerá esto.

Se estaba golpeando para incriminarme, yo no la iba a tocar por nada del mundo, es la mujer más manipuladora que he visto en mi vida, ni siquiera me le había acercado y estaba haciendo todo lo posible para parecer que yo era la que le estaba propinando esos golpes.

– ¿Quieres ver que sí?

Salió un tipo de la planta y nunca esperé lo que vi después, él abrazó a Cecilia y ella lloró en sus brazos y lo que pasó más tarde fue devastador para mí, salieron más personas de la planta, incluido en ellas mi supervisor, el Ing. Acosta y al ver la escena tan lamentable, no dudó ni por un momento en preguntar.

–Señorita Domínguez, ¿Qué pasa aquí? – Me preguntó enojado – Le pedí que saliera a resolver sus asuntos y no solo hace eso, también arma un escándalo.

Por su culpa ahora esa mujer me quiere poner una trampa y por lo que veo estos estúpidos le van a creer más a ella que a mí, yo no he pedido hablar con ella y el mismo ingeniero ha roto con lo del acuerdo, no yo.

–Ingeniero Acosta, no es lo que piensa, yo se lo juro – Le dije – Esta mujer no es amiga mía, ella no es nada mío. Ella es solo una persona que tiene problemas con mi novio y vino a causarme problemas a mí, aquí en la empresa. Me disculpo por eso.

No quiero tener problemas con lo de las prácticas, Cecilia ha venido con su plan ya calculado y en verdad me va a joder lo mío aquí. La gente es tan estúpida que le cree todo lo que sale de su boca, la muy desgraciada sabía que esto iba a suceder y vino a armar su show.

–No Amaia – Cecilia se soltó del tipo que la abrazaba – Di las cosas bien, al menos, ten algo de valor y di que tu novio es mi marido, que tú te metiste entre nosotros y no conforme con eso, ahora que vengo a verte para pedirte que dejes en paz mi matrimonio, me golpeas brutalmente.

Ahora yo soy la culpable de todas sus mentiras, solo ha venido a causarme daño en la empresa, y no le he puesto un dedo encima, está tan loca que es capaz de lo peor con tal de salirse con la suya. La gente que no sabe la verdad del asunto se va a poner de su lado.

–Eso no es cierto – Le grité – Yo no te he tocado y sabes que no tengo ni qué hacerlo, Axel y tú ya están en proceso de divorcio y acabas de decirme que has venido a joder mi vida.

Todos los empleados de la planta, incluidos dos de mis amigos que estaban también ahí de pasantes, negaban con la cabeza, ellos ya sabían lo que estaba pasando en torno al caso de Axel y con Cecilia y conmigo, pero ahí no podían decir nada o iban a tener problemas con el ingeniero Acosta como ahora los tendré yo.

Cecilia se largó quedando como la víctima y todos los demás entramos a la empresa, pero cuando me disponía a volver a lo mío, a lo que había dejado de hacer, fui detenida por el ingeniero Acosta y ya sabía yo que estaba en medio de un gran problema. Él se puso a llenar un documento y después me lo dio en mi mano.

–Lo siento mucho, Amaia – Dijo el ingeniero – Por lo que has hecho hoy, no puedo dejar que continúes aquí con las prácticas, yo no quedaré mal por los pleitos, que tu amiga y tú, tengan por un hombre y menos por tus modos de arreglar las cosas.

Ni siquiera ha dudado de todo lo que ha dicho esa loca de Cecilia, si la que vino a armar tremendo pleito ha sido ella, además no ha sido algo dentro de la empresa. Si él hubiera tenido más astucia le hubiera pedido su nombre, aunque ella no se lo hubiera dado, yo hubiera dudado y no salía a ver de quién se trataba. Y yo también actué mal al pensar que se podía tratar de la güera.

–Ingeniero Acosta, no me diga que ha creído su versión – Dije desesperada – Por favor, solo le pido que me escuche. Yo no le pegué a esa mujer, ella no es mi amiga y en toda historia siempre hay dos versiones, le pido que escuche la mía.

Tenía que escucharme, aunque yo no tenía que estar explicándole mis asuntos personales, él tiene la obligación de escuchar mi versión del asunto. Si bien se dio cuenta yo no invité a esa mujer, ella se había presentado al lugar. Había venido a hacer su escándalo, no yo, nadie vio que yo supuestamente le había pegado y aun así le creen a ella.

–No necesito escucharla, no quiero tampoco y no se rebaje más de lo que ya se ha rebajado después de pegarle a esa pobre mujer, nunca pensé que usted fuera de una moral cuestionable, le pido que firme el documento y que se vaya.

El ingeniero Acosta estaba actuando de una manera poco profesional, tenía que escuchar las dos versiones, no le podía creer ciegamente a una mujer que se había presentado a mi lugar de trabajo sin yo haberle dado permiso a nadie de que me podían venir a buscar, pues eso lo dice el documento de la empresa.

–No me iré, si no me escucha primero – Dije alterada – Yo no hice nada y le digo la verdad. Además, usted, me hizo que saliera a verla, yo nunca atendería a nadie cuando tengo cosas que hacer.

No era justo que yo estuviera pagando por algo que no había hecho, también es culpa del ingeniero por venirme a buscar para que saliera en horas que no debía salir, para eso está el horario de salida.

–Eso dice usted, pero la verdad es que no le creo. Ahora váyase o la mandaré sacar con seguridad.

–Está bien, me voy – Dije al borde del llanto – Pero, no pienso perder mis prácticas por esto. Por algo de lo que no soy culpable. Pronto tendrá noticias mías, buenas tardes, Ingeniero Acosta.

El socio de mi padre Cap 199 en adelanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora