Capítulo 326

23 1 0
                                    

Axel Vega Lazcano

Mexicali, Baja California, México

No podía desear o pedir otra cosa más de ella, así que fuimos a cenar a un lugar que a ella le gustaba mucho y yo me guardé mis sugerencias que traía sobre los lugares a los que me hubiera gustado ir a cenar en Mexicali, era lo mejor en ese momento dejarla a ella que escogiera y dispusiera de todo. Después de todo, esa mujer en mi opinión siempre se merece y se merecerá todo, absolutamente todo. Esa noche, después de tanto tiempo sin verla, la vi más hermosa que nunca en mi vida, por lo que no dudé en varios momentos de la cena, en robarle besos apasionados y en tomar todo el tiempo posible su mano entre la mía.

–Amaia, te ves preciosa y sé lo que vas a decirme que no te gusta el clima de Mexicali, pero definitivamente te sienta bien – Le dije sonriente – Estás más hermosa que nunca.

Me encuentro totalmente enamorado de Amaia, la veo con un brillo diferente en los ojos, y mucho más tranquila que cuando nos volvimos a encontrar, ella lo es todo para mí, no voy a poder vivir si no la tengo a mi lado como debe ser.

–Muchas gracias, Axel. Tú siempre estás muy guapo – Respondió – Eres el hombre más guapo del mundo, al menos eso eres para mí.

Estoy tan feliz de verla en esta nueva faceta de nuestra relación, es como si estuviéramos conociéndonos de nuevo, pero desde otra perspectiva. Sé que al igual que yo, ella extrañaba todo esto, el de estar a solas cenando y dándonos todo el cariño que nosotros dos merecemos.

–Gracias, cariño. No sabes cuanto tiempo añoré esto, cuanto deseaba tomar tu mano, sentir tu piel, besar tus labios. Se me ha hecho eterno todo este tiempo y quiero saber todo de ti, principalmente ¿Qué haces en tus días libres?

Quiero saber todo, aunque no sé si ella ya haya tenido o conocido a otra persona en todo este tiempo, sus ratos libres eran totalmente de ella y no sabía qué hacía cuando llegaba a su casa. Pero no tengo nada que reprocharle, ella se ha comportado a la altura. Es lo que siempre tengo en mi pensamiento.

–Axel, no hago nada, mi rey. La verdad es que no me puedo quejar – Ella se encogió de hombros – El trabajo está bien, todo el tiempo estoy en oficina, no me expongo al calor que odio porque me la paso en donde está el aire acondicionado.

Me imagino que su intolerancia al calor no le ha dejado otra opción que mantenerse aislada en la oficina y claro, siempre buscando el lugar que le proporcione una mejor estabilidad y tolerancia. Me alegra que se haya cuidado todo este tiempo.

–Me alegra ver que te esté yendo bien. Apuesto a que ya has hecho amistades ahí en la empresa y por mi bien espero que solo sean eso, amistades. Me dolería saber que hay alguien más.

Tengo que saberlo de su propia boca. No he querido investigar en todo este tiempo porque ella me había dicho que hiciera con mi vida lo que quisiera, porque creo entender que ella haría con la suya lo propio. Pero no quiero ni pensar en que me haya cambiado por otro hombre.

–Me extraña que siquiera lo pienses Axel, no hay, ni habrá nunca nadie más. La verdad, no tengo ganas de eso. Quedé decepcionada de que los hombres que amo a mí no me quieren y eso aplica también para ti.

Me quedé mirando a Amaia muy desconcertado, no entendía por qué me decía todo eso ahora. Yo he viajado miles de kilómetros para verla y no puede estar pensando que no la quiero y lo que es peor, me asusta pensar que ella esté interesada en alguien y que por eso no quiera estar en privado conmigo.

–Gracias por la cena, Axel – Dijo ella encantada – Pero, me quiero ir a dormir, aunque no lo creas, el estar en el trabajo la mayor parte del día viendo series porque termino muy rápido lo que me dejan, eso cansa.

Quiero que ella me diga directamente que quiere volver a estar en mis brazos, así como nos gusta estar a los dos sin que nada nos moleste, en la intimidad de una habitación, hacerla mía y que ella me haga suyo durante todo lo que resta de la noche, quiero estar de nuevo con mi mujer.

–Por nada, sabes que siempre me gusta cenar contigo y no solo eso – La miré a los ojos descolocándola – Me gusta hacer muchas cosas contigo, sabes lo que te amo y lo que daría porque volvamos a lo nuestro.

Amaia me miró con mucha ternura, pero con las lágrimas formándose en sus ojos y eso no me gustaba para nada. No quería que estuviera triste por algo que había dicho, yo no la voy a obligar a nada que ella no quiera, la amo y la respeto.

–Axel, apenas nos vemos después de mucho tiempo – Ella me miró conteniendo las lágrimas – Creo que debemos empezar como nunca lo hicimos, empezar lento. Claro, si es que eso no te molesta a ti.

Amaia no era la misma que se vino de León, esta nueva Amaia me estaba desconcertando demasiado y me estaba volviendo loco al mismo tiempo. No podía creer que mientras la Amaia que amo hubiera saltado sobre mí y nos hubiéramos ido a perder a algún lugar en el que pudiéramos estar solos, esta chica hermosa que tenía ahora delante de mí, parecía no ser la misma y eso además de gustarme mucho, tengo que reconocer que me tenía intrigado y también un poco preocupado.

–Amaia, no te vayas cariño – La atraje hacia mí – Mejor no sé, enséñame en dónde vives. Por favor, no me dejes que pasemos una noche más separados.

Necesitaba tenerla conmigo a solas, donde poder demostrarle con hechos todo el amor y la admiración que siento por ella. Pero la noto preocupada y eso no me gusta, tiene que saber que lo nuestro es lo más sólido y verdadero que se pueda encontrar sobre la faz de la tierra, somos uno solo y nada nos va a poder volver a separar.

–Axel, es lo que yo más quisiera – Admitió muy triste – Que nos fuéramos a dónde pudiéramos amarnos toda la noche, pero no podemos. No sé cuándo es que vuelva a verte y a mí no me gusta ser amada a medias.

No le voy a echar más leña al fuego, si esta noche no hay necesidad de que hagamos el amor, yo me voy a conformar con tenerla todo este tiempo entre mis brazos. Quiero que entienda que mi amor va más allá de lo sexual.

–Está bien, se me ocurre algo – La miré con ternura – Pasemos la noche juntos, demos un paseo y podemos solo dormir, mientras vemos cómo es que podemos arreglar las cosas, ¿Sí, cariño?

–Sí, mi rey.

El socio de mi padre Cap 199 en adelanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora