Capítulo 231

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Amaia Domínguez García

León, Guanajuato, México

Estaba muy mal, muy triste y muy desconsolada porque se había sabido lo de Axel y yo, de la peor manera y ahora no solo perdí a mi hermana, seguramente todo este asunto me iba a llevar a perder también mi relación con mis sobrinas y eso es algo que me dolía terriblemente. A ellas las quería mucho y las adoraba y no se me hacía para nada, justo que todo esto tuviera que acabar de la forma en que lo está haciendo.

–Amaia, estaré contigo hasta que llegue Axel – Me dijo Bin Laden – No puedes quedarte sola después de lo que ha pasado.

No quería estar sola, necesitaba verlo, cómo me gustaría que él llegara y me dijera que nos íbamos a ir de aquí, que dejáramos todas las cosas por la paz, porque en verdad yo no quería ver a nadie, no quería que nadie me viera. Esfumarme de la faz de la tierra, donde nadie me reconociera, donde nadie viera en lo que he convertido, la equivocación más grande para Axel Vega.

–No, es verdad, eso es algo que no puedo y no quiero tampoco quedarme sola – Lloré desconsolada – Quisiera irme lejos a dónde nadie me encuentre, yo lo he perdido todo.

Sé que voy a ser señalada por haber roto supuestamente un matrimonio, pero yo no tuve nada que ver en eso, ya Axel había tenido problemas con Cecilia, que a mí no me señalaran como la única culpable, ella lo había llegado al límite, que él se tuvo que salir de su casa.

–No todo, Amaia algo bueno salió de esto y aunque las cosas no terminaron como ustedes querían, al menos te has convencido de que lo de Axel y tú, será un amor para toda la vida.

Lo amo con todas las fuerzas de mi alma, y me daba tanto gusto que Axel, se hubiera decidido por mí, de lo contrario no sé qué hubiera pasado conmigo, lo amo y sé que soy muy bien correspondida.

–Sí, eso será o eso espero que sea porque de lo contrario, me voy a morir.

Lloré mucho por todo lo que había sido ese día terrible, porque cuando Axel cruzara la puerta de nuestro departamento, él ya no sería el socio de mi padre, porque eché a perder su vida, su sociedad, su amistad con mi hermana y lo peor de todo es que yo, sabía muy dentro de mí que podía ser todo en vano, dada mi falta de estabilidad emocional. La puerta del departamento se abrió y por ella entró la güera.

–Amaia, dios mío – Exclamó la güera – No me digas que la bruta de Cecilia se atrevió a tocarte, pretextos quiero yo para chingármela. Hola, Bin Laden.

La güera es de armas tomar, pero ahora en lo que me había sucedido Cecilia nada tenía que ver, solo que a consecuencia de lo que se había descubierto había sido mi propia hermana la que se había abalanzado sobre mí y dado una golpisa.

–Hola, hermosa Ivanna – Respondió él – Gusto en verte, pero no por las circunstancias por las que estoy aquí, ya se supo todo lo de Axel y lo de Amaia en la firma y su misma hermana la golpeó así, yo la saqué de allá y la llevé a que la atendieran.

Permanecí llorando en lo que Bin Laden le contaba a la güera, lo que en realidad pasó, que ahora la que se había vuelto loca había sido mi hermana y me había pegado sin que yo hubiera podido hacer nada porque yo no le iba a devolver el golpe a mi hermana yo la amo demasiado, aunque Ale crea que lo mío con Axel fue una burla hacia ella.

–Amaia, háblame por favor – Me pidió – Amaia, tienes que reaccionar.

–Güera, es que pasó eso – Dije llorando desconsolada – Lo que está diciendo Bin Laden, ya se ha sabido todo lo mío con Axel, perdí a mi hermana y posiblemente a mis sobrinas y él está a punto de perderlo todo por mi culpa.

Mi papá estoy segura de que no iba a permitir que Axel siguiera en la sociedad, no se me hacía justo que él tuviera que pagar con lo de su carrera, con lo de su trabajo, mi papá no debe actuar de esa manera, pero a mí me quedaba claro que a él le importaba más el qué dirán que apoyar a un amigo y a su propia hija.

–No llores Amaia, tranquila – La güera me abrazó – Bin Laden, gracias por traerla, yo me ocupo de ella, ve a hacer tus cosas.

Le agradecía mucho a la güera que se quedara conmigo para que Bin Laden se fuera a hacer sus pendientes y ella me acompañara hasta que llegara Axel, yo no soportaba que mi padre le fuera a hacer eso a su socio.

–Gracias, Ivanna. Cuídala por favor, tengo que volver a la firma y Amaia, Axel y tú son mis amigos y siempre van a contar conmigo, sea cual sea su situación de él en la firma.

Yo soy la culpable de todo lo que le está pasando a Axel, estoy segura de que mi papá no va a dejar pasar esto por alto y más porque sé que Ale ya no iba a querer ver a Axel en la firma, ella a pesar de no haber tenido nada que ver con Axel, era la que se sentía más traicionada y yo no la traicioné porque yo antes de que ella dijera algo ya estaba en una relación con Axel.

–Lo sé, muchas gracias por todo Bin Laden.

Bin Laden salió del departamento y al quedarme sola con la güera, lloré como nunca en mi vida, por todo lo que causé y todo por no poder seguir amando a Axel en silencio, como lo había hecho demasiados años, tenía que abrir mi boca y para causar puras desgracias, esto no tenía pies, no tenía cabeza, no tenía nada. Me sentía de la fregada y la güera, lo notaba porque no dejaba de abrazarme.

–La verdad, qué poca madre de Alejandra – Se quejó la güera – No puedo creer que te haya hecho esto, solo porque Axel jamás la quiso a ella y porque él se enamoró de ti, ella lo que está es ardida, te atacó por envidia.

Exactamente y de eso se pudieron dar cuenta todos los que los rodeaban, Axel jamás la vio de una manera diferente que no fuera de una amiga, o de una hermana, Ale se había obsesionado con él, al punto de acabar con su matrimonio, ella era la que había hecho mal las cosas.

–No sé, güera, yo jamás debí de tener nada con Axel. Soy una pendeja, soy una verdadera pendeja – Me recriminé – Él va a perder todo por mi culpa, lo van a echar de la firma, eso es seguro y luego Cecilia lo dejará sin nada y yo, no valgo la pena para que él sufra así.

El socio de mi padre Cap 199 en adelanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora