Capítulo 283

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Amaia Domínguez García

León, Guanajuato, México

Después de ese festejo maravilloso que habíamos tenido Axel y yo, tuvimos que volver a la realidad de nuestros días, la de mi Axel que era volver a estar con los clientes que poco a poco íbamos recuperando y la mía que tenía que ir a mis prácticas, ese día inexplicablemente cuando mi Axel me fue a llevar al lugar donde realizaba mis prácticas, me sentí muy nerviosa como si algo me estuviera advirtiendo mi subconsciente y Axel lo notó cuando nos despedíamos en la entrada de la empresa.

–Amaia, mi amor – Me dijo Axel – Te noto muy nerviosa ¿Te sientes mal, cariño? Si es así, puedes pedir permiso y nos vamos. No te puedo dejar que te quedes si te estás sintiendo mal.

–No, mi rey. No me siento mal – Respondí – Me siento bien y no quiero que te preocupes. Además, me tengo que quedar mi amor, no me queda de otra. Debo cumplir con mis obligaciones.

Pero sentía una sensación muy extraña, como si no me pudiera estar en un solo lugar, estaba nerviosa y no sabía a qué se debía. Solo esperaba que nada malo fuera a sucederle a mi Axel.

–Bien, si te sientes mal o alguna situación me llamas, ya sabes cariño que siempre estaré atento más que a nada en la vida, a lo que a ti te pase.

–Gracias, mi amor. Eso lo sé y por eso te amo – Lo abracé y nos besamos – Mejor ya vete, que tienes un cliente ahora y recuerda, no se debe dejar ir a ningún cliente.

Me sentía como si mi sexto sentido me estuviera diciendo que algo iba a suceder o que estaba a punto de suceder. Pero me tenía que concentrar el día de hoy en mis prácticas, no podía fallar, ni distraerme, tenía que hacer bien las cosas.

–Es cierto, cariño, ya me conoces – Se reía él – Nos vemos más tarde, paso por ti para irnos a descansar.

–Gracias amor, te espero mi rey.

Nos despedimos por última vez y me quedé de pie en la puerta de entrada de la empresa viendo como Axel se iba en el auto y hasta que desapareció de mi campo de visión, fue que entré a la empresa y me puse como siempre a hacer lo mío, pero ese día sucedió algo con lo que no contaba y que me afectó demasiado.

–Amaia Domínguez – Dijo mi supervisor – Te está buscando una mujer y lo siento, eso te afectará. Parece que no has leído el reglamento de las prácticas.

Nadie sabe en qué lugar estoy realizando mis prácticas y desde luego que yo he leído todas las normas de la empresa, no me iba a exponer a que me sancionaran, no soy tonta para tener una sanción que yo misma me provocara. No entiendo quién puede estar buscándome.

– ¿Qué? No, ingeniero Acosta – Respondí – Eso es imposible, yo no le he dicho a nadie que hago aquí mis prácticas, solo a mi novio y a amigos cercanos, sé el reglamento y no haría nada para infringirlo.

Tendría que salir y ver de quién se trataba, no les había dado autorización a los que sabían dónde estaba realizando las prácticas, bien podían haberme mandado un mensaje y yo después lo respondía cuando estuviera en el descanso. Me estaban causando un conflicto con el ingeniero Acosta.

–Pues ya ve, salga a verla fuera de las instalaciones y de acuerdo al tiempo que, tarde atendiendo cosas personales, será la sanción que le otorgaré – Dijo tajante – Ahora, vaya que quiero que vuelva cuanto antes a lo que le corresponde.

–Sí, ingeniero Acosta.

Tenía que venir, no sé quién a joderme ahora también aquí, yo era lo que menos quería tener problemas con el ingeniero Acosta. Era muy temido aquí en la planta y la verdad, no era para menos. Aquí veníamos a desempeñar un trabajo y no a tener visitas, pero sé que si la güera está aquí debe ser una prioridad. Salí de la empresa y me topé con quién menos quería ver.

–Hola Amaia, lo siento, pero tenía que verte – Era Cecilia – Cuando me dijo uno de mis amigos que estabas aquí en Sabritas, no me lo podía creer. ¿Con cuántos te acostaste para poder entrar? Que ese cuento tuyo que solo eres de Axel, no te lo compro.

Vieja desgraciada, nada más venía a causarme problemas en mi lugar de las prácticas, no entiendo su afán de estar molestando a la gente, estaba en el lugar donde no debía, ella no se tiene que acercar a mí para nada, está cometiendo un acoso hacía mi persona.

–Me vale madres lo que me compres o no y sobra decir que lo que yo haga aquí, no es tu problema y esto te joderá en el juicio hija de la chingada, no puedes acercarte a nadie del lado de Axel y claro que diré que has venido.

Estoy harta de esta mujer, solo me ha venido a meter en problemas, nada tiene que venir a hacer en este lugar, tengo que denunciar este acoso de su parte, debe saber que es contra la ley acercarse a cualquiera de los testigos en un caso que se está llevando un juicio a cabo. Esta mujer hace lo que le da su gana y nadie que la pueda parar.

–Ahh por eso no te preocupes, lo que me acabas de decir lo he grabado. Tú eres la que saldrá jodida y solo vine a hacerte una visita de cortesía y claro también vine a perjudicarte, eso es lo más importante.

La muy desgraciada lo venía a decir abiertamente, no entiendo por qué el ingeniero Acosta me ha pedido que viniera a ver a esta indeseable persona, si está prohibido recibir visitas no tenía que decirme nada. Me saca de onda que siendo como es casi me obliga a salir.

– ¿Qué putas quieres? – Le grité histérica – No te debo nada y no es mi culpa, que tu marido no te quisiera nada, como para haberte engañado todo su matrimonio, cúlpate a ti por no ser capaz de despertar su amor. Estás acabada y vienes a joder a mi lugar de trabajo. Ten tantita vergüenza y no estés de arrastrada, no entiendo que es lo que pasa por tu enferma cabeza.

Necesitaba que esta desgraciada se fuera, me iba a perjudicar si seguía con sus estupideces. Nadie debió aceptar su presencia, yo no sé cómo la gente hace lo que no debe.

–Cállate ramera desgraciada y estúpida – Me exigió – Por ti, mi vida se está chingando y yo, he venido a chingar la tuya.

Debí traer mi celular encendido y grabar todas las locuras que está diciendo esta demente, que en verdad alguien la meta en un psiquiátrico, necesita con urgencia que la mediquen, solo ha venido a causar problemas y sin nadie de testigo para que vean que ella es la que viene a molestar a los demás.

El socio de mi padre Cap 199 en adelanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora