Capítulo 239

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Amaia Domínguez García

León, Guanajuato, México

Los ánimos no estaban para nada bien y Axel se molestaba cuando la güera y yo, decíamos nuestras intenciones con Cecilia. Yo esperaba sinceramente que esa mujer no me provocara o yo no podía responder de mí misma, soy una salvaje y siempre lo he sido y me dejo llevar por mis instintos, sin ningún tipo de razonamiento como lo haría cualquier animal y a esa mujer le tenía odio de sobra para irme directamente a su yugular.

–Lo siento, Don Perfecto – Dijo la güera – Pero, no todas las personas tenemos tu aguante, ni tu paciencia, ni tu tolerancia, ni mucho menos tu estupidez.

–Ivanna, ¿Quieres callarte? – Axel miró con coraje a la güera – No ves venir la que se nos viene encima y lejos de ponerte a ver como abogada en qué me ayudas, estás de tonta con Amaia diciendo puras estupideces.

No eran estupideces esa mujer que no se atreviera a ponerse en nuestro camino, ella iba a llevar todas las de perder, la güera y yo no íbamos a tener contemplaciones con ella, estaba metiéndose en lo que no debía, que se quedara quieta en su casa y que no nos buscara.

–El estúpido eres tú y yo nada más te estoy dejando – Soltó la güera – Sé lo que haces y estás mal, en tu afán estúpido de protegerme.

–¿De qué rayos hablas? – Axel la cuestionó – No sé ahora qué hice o qué dije que a ti te molesta, no estoy de humor para tus estúpidas ironías.

Mi amiga era muy astuta y las dos nos habíamos dado cuenta de lo que estaba tratando de hacer Axel, no iba a permitir que la güera se metiera en más problemas con Cecilia, no iba a dejar que lo defendiera, cuando ella era una experta en esos temas, pero por miedo a que Cecilia le hiciera algo a Ivanna no dejaría que lo representara en el juicio y no era justo.

–No son ironías, es la verdad y hasta Amaia que no ha dicho nada lo sabe – La güera volteó a verme – Ella sabe tan bien como yo, que la mejor persona para representarte en el juicio soy yo.

Desde luego que la güera tenía toda la razón, no podía encontrar a alguien mejor para que lo representara, reúne todas las características para que salieran triunfantes en la corte, además él sabe lo que es la güera como abogada, no debió ni siquiera de pensarlo ella es la que lo debe defender de esa mujer.

–Es cierto Axel – Lo miré fijamente – Pienso que es lo más óptimo. Además, no hay nadie mejor que la güera para llevar tu caso, ella puede ser lo que necesitas de un abogado en la corte, despiadada, intuitiva, audaz, inteligente y letal para defenderte.

La güera iba a ir con todo en contra de Cecilia, así por lo menos obtendría su venganza, Cecilia tenía que estar en la cárcel, por eso y por muchas cosas más, Cecilia no iba a tener escapatoria, la güera iba a ser muy contundente, no le iba a permitir que se saliera con la suya tan fácilmente, Axel debe dejar que nuestra amiga lo represente en ese nefasto juicio.

–No lo sé, con lo que están diciendo ustedes dos, prefiero seguir con mi decisión que Ernesto y que Bin Laden me representen – Confesó Axel – Si por mí fuera, ninguna de ustedes dos, debería de ver a Cecilia.

Algo que no se iba a poder evitar, estoy consciente que seré llamada a declarar en el juicio, si por mí era que Cecilia quería dejar a Axel sin un centavo, nos teníamos que ver las caras en el juicio, de eso no había ninguna posibilidad de escapar, aunque yo no iba a tener miedo si me llamaba a declarar.

–No deberíamos, pero es algo que no puedes evitarnos – Dijo Ivanna – Debes dejarte de estupideces, sabes que me necesitas. Sabes que soy tu mejor opción como abogada, lo sabes Axel.

Axel debería dejar de pensar que la güera y yo no debemos estar cerca de Cecilia, independientemente de que queramos acabar con esa víbora, se debe hacer justicia con lo que esa hiena le provocó al abuelo de Ivanna, las dos queremos que ella pague. No puede ir por la vida como si no debiera nada, esa mujer es muy peligrosa y deben encerrarla ya sea en la cárcel o en un psiquiátrico.

–Sí, Axel. Tienes que dejar de pensar en lo que sea que ocupe tu mente y darle una oportunidad a la güera, ella hará todo porque las cosas salgan lo mejor posible para ti y, además, ella más que nadie quiere hacer justicia – Le hice ver – Ella quiere al menos, resarcir un poco lo que siente por lo de su abuelito.

–Necesito espacio, por favor – Nos dijo Axel – Denme unos momentos para pensarlo.

No me gustaba presionar mucho a Axel, pero tiene que aceptar que su mejor opción para que lo defienda en el juicio es la güera, no es que esté diciendo que Ernesto y Bin Laden no lo puedan hacer, pero la güera es mucho más aguerrida que ellos dos juntos y mucho más si se trata de refundir a esa demente en la cárcel.

–Está bien.

Ivanna y yo, nos fuimos a su recámara dejando a Axel solo en el comedor. Él tenía ciertamente demasiadas cosas que pensar y a esas alturas no podía culparlo. Pero, el juicio no tardaría en empezar, es más, me parecía muy raro que la estúpida de Cecilia, no le hubiera ya mandado a Axel un citatorio o algo, pero conociendo a esa mujer, iba a hacer algo peor. Ella no se andaba con medias tintas y su despecho, menos lo haría.

–Amaia, gracias por el voto tan grande de confianza que me das – Me agradeció Ivanna – Por querer que yo, lleve la defensa de Axel en el juicio.

–Siempre confiaré más en ti que en nadie, güera – La abracé – Nadie mejor que tú, para velar por los intereses de Axel. Yo no quiero que esa desgraciada le quite todo por lo que ha trabajado.

Se me hacía injusto que esa mujer sin haber movido un dedo se fuera a quedar con todo lo que había ganado Axel en esos años, ella no se merecía siquiera estar casada con él. Ella es una vividora y ahora se va a aprovechar de que tiene una ventaja sobre Axel por toda esa información que ha obtenido, sé que la güera puede conseguir que todo eso se revierta, conseguir también información que no se sabe de Cecilia.

–Yo tampoco, a mí ya me ha arrebatado a mi abuelo y por eso si Axel acepta que yo sea su abogada, lo defenderé como una fiera.

–Lo sé, por eso confío en ti para hacerlo y no es que no crea en Bin Laden o en Ernesto, pero tú eres la indicada y pensar que tenía tantos celos de ti – Reí al recordar eso – Nunca pensé quererte tanto como amiga.

El socio de mi padre Cap 199 en adelanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora