Axel Vega Lazcano
León, Guanajuato, México
Todo lo bueno llega a su fin y así nos había pasado a mi hermosa mujer, a nuestros amigos y a mí. Teníamos que regresar a nuestra realidad. Pero nadie nos podía quitar la dicha de haber disfrutado todos estos días en total libertad, nos movimos a donde quisimos sin estar escondiéndonos de nadie, fuimos felices todos esos días.
Después de pasar poco más de un mes en Zacatlán y en Puebla, hoy regresamos a León y con nuestro regreso también volvían esas preocupaciones que nos aquejaban a ambos, principalmente las de no saber lo que iba a pasar con la loca de Cecilia, eso siempre nos iba a afectar demasiado, pero esperaba que, ya que le dieran la visa a Amaia todo eso quedara atrás.
–Chicos, gracias por acompañarnos de vacaciones – Agradecí a la güera y también a Cris – Nos la hemos pasado muy bien.
Nos la habíamos pasado de lujo, les agradecía enormemente de que nos hubieran acompañado, no nos hubiéramos divertido tanto, debíamos organizar más vacaciones como esta o conseguirnos un lugar para los fines de semana cuando se pudiera.
–Sí, chicos, gracias por haber ido con nosotros. De no haber sido así, no nos habríamos divertido tanto – Les dijo Amaia – Deberían quedarse a cenar con nosotros. Vamos a pedir cena.
La invitación de Amaia fue muy buena idea, porque yo ya había pedido la cena para que ellos se quedaran a compartir con nosotros de esa última noche juntos, porque ya el día de mañana comenzaba una jornada laboral y para mi mujer en el Tec.
–Gracias a ustedes por invitarnos a viajar en estas vacaciones – Dijo Cris – Pero, no podemos quedarnos. Tenemos que llegar a desempacar y mañana tenemos trabajo.
Desde luego que sí, ellos también tenían cosas que hacer, debían organizarse porque mañana también iniciaban su jornada laboral y la güera era una mujer que no le gustaba faltar a su trabajo, me dio mucho gusto que pudieran compartir con nosotros estos días maravillosos.
–Sí, chicos, quedamos de acuerdo para otro día y ustedes también tienen obligaciones mañana – Dijo la güera – Que descansen y nos vemos después.
Tenía razón la güera, nosotros también teníamos que descansar y organizar el departamento en lo que llegaba la cena que había pedido, lástima que ellos no se pudieron quedar, ya sería para otra ocasión que ellos tuvieran la oportunidad, me imagino que ya también quieren descansar de todo el viaje.
–Claro que sí, ustedes también que descansen.
Nos despedimos de Cris y de la güera y nos quedamos Amaia y yo en la intimidad de nuestro depa, llevé a mi hermosa mujer a recostarse en nuestra cama y me puse a hacer lo más rápido que pude un poco de aseo en lo que llegaba la cena para cenar con mi mujer y poder dormirnos, ella volvía al Tec mañana y yo, regresaba al despacho.
–Axel, mi amor, ya quiero que pase rápido el tiempo y veamos lo de la visa – Amaia estaba muy preocupada – Me quiero ir de aquí, algo dentro de mí me dice que las cosas están por joderse.
Yo sabía que sí estábamos en serios problemas, pero nada ganaba con echarle leña al fuego al decirle que las cosas se iban a joder, solamente debíamos pensar positivamente y que a ella le dieran esa visa lo más pronto posible para así poder salir del país.
–No cariño, no pienses eso, por favor – La quise calmar – Nada va a joderse, te amo Amaia. Al contrario, todo mejorará cuando ya tengamos tu visa, nos iremos lejos de aquí, lejos de México.
Era por lo que más estaba rezando, para así tener una visión diferente de nuestra relación, fuera de México estaríamos mucho mejor e íbamos por esa visa con todo. Ella tenía que calmarse, sé que es muy difícil nuestra situación, pero va a mejorar por el bien de todos.
–Siendo así, ya ni sé para qué me presento mañana en el Tec. Nos iremos y nada de eso de mi carrera servirá en Boston, a lo mejor debería no sé pensar en irme a ayudarle a ti y a Ale en lo que nos vamos.
Por supuesto que no, ella debía seguir con sus estudios, más adelante podríamos ver si allá le pueden revalidar o hacer otra cosa, ahora debamos proteger esa parte, o si ya tuviéramos la visa asegurada, estuviera de acuerdo con ella en que ya no fuera al Tec, pero mientras no tuviéramos algo seguro no lo podíamos dejar pasar.
–No cariño, tú no puedes perder tus estudios y eso no lo pienso permitir – Le dije sinceramente – Tienes que continuarlos, porque en el remoto caso que no te den la visa, seguirás aquí tus estudios y aquí tendremos que quedarnos.
Ella me miró un poco sacada de onda, yo siempre he sido muy positivo, todo lo contrario, a lo que es ella, pero desgraciadamente tenía que hablarle en esta ocasión con toda la verdad. No sabíamos si le iban a dar la visa o si no lo harían y en el caso de que no fuera a ser así, ella no podía dejar perder todo lo que aquí, ya tenía avanzado en su carrera y yo no dejaría que así fuera.
–Tienes razón mi amor, aunque en esta ocasión yo quiero pensar que me van a dar la visa, muy rápido – Dijo llena de ilusión – Me aterra que nos quedemos aquí, donde en cualquier momento se desate una tormenta.
La verdad yo sé que ella no podía dejar de pensar que se nos iba a venir algo en grande, pero no importaba, teníamos que luchar contra esa tormenta, no nos íbamos a quedar de brazos cruzados porque teníamos que salir adelante a como diera lugar.
–No pienses en nada, cariño – La abracé y la estuve calmando – En el caso de que eso nos toque vivir, saldremos a enfrentar la tormenta o lo que sea que la vida, nos ponga tú y yo, juntos.
Teníamos que permanecer juntos, no nos iban a derrotar, así que Cecilia se iba a tener que preparar porque no se la iba a poner fácil, ya se había demorado en firmar los documentos del divorcio, no teníamos ninguna relación en ninguno de los sentidos.
–Gracias, mi amor, por eso te amo mi rey.
No nos podíamos ahogar antes de que tuviéramos el agua hasta el cuello, era atraer lo malo en estos momentos. Ya no tenía que pensar en que algo nos va a pasar, debíamos tener más fe en que no nos pasara, no debíamos atraer las malas cosas cuando estábamos bien.
–Yo te amo mi reina.
Fui a abrir la puerta, estaban tocando y eran los de la cena. Salí por la cena y después Amaia se puso a poner la mesa y nos sentamos a cenar y mientras lo hacíamos, solo se me ocurría pensar que iba a extrañar la vida que teníamos ahora, en la que vivíamos juntos y somos felices.
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El socio de mi padre Cap 199 en adelante
Romancecontinuación del socio de mi padre a partir del capitulo 199 hasta llegar al fin