Capítulo 219

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Amaia Domínguez García

León, Guanajuato, México

Todo se estaba complicando demasiado y lo cierto era que yo no me sentía ni cómoda en el Tec, estaba de hecho todo lo contrario muy incómoda y muy alterada por todo lo que estaba pasando con la loca de Cecilia y ahora hasta teniendo escoltas, esto estaba de locos y por si fuera poco ese día que estaba en el Tec, pasó otra cosa que me puso muy mal.

–Amaia, estás muy dispersa – Dijo Javy uno de mis amigos – No puedo creer que tú estés tan ida siendo tan dedicada en la escuela. Eso es de no creerse.

Pues ya las cosas en lo particular me estaban afectando demasiado, no vivía tranquila de solo pensar que Cecilia, por estar con sus amenazas, había hecho actuar a Axel de esa manera, logrando así que contratara a un grupo de escoltas para protegernos a él, a la güera y a mí.

–Pues sí, eso es para no creerse y lo mismo me digo yo, que no soy ni yo misma últimamente – Admití – Trato de echarle ganas, pero todos ustedes ya saben lo que está pasando.

Ahora estaba siendo acosada hasta en el propio Tec, Cecilia no estaba midiendo sus actos, me quería arruinar en mi propio centro de estudios mandando a no sé cuántas personas para que me intimidaran y yo no podía estar pendiente de cada persona que se me acercaba, estaba saliéndome de mi línea de concentración.

–Nos tienes y nos tendrás siempre a nosotros – Dijo Luis Miguel – Para eso somos amigos y tenemos que echarle muchas ganas.

–Sí, eso es verdad. Tenemos que echarle muchas ganas, mejor vamos a clases que ya se nos acabará la hora libre.

Mis amigos y yo, nos levantamos de la mesa que ocupábamos en una de las áreas libres del Tec y caminamos rumbo al salón de clases y antes de entrar una mujer desconocida para mí, se me acercó demasiado y los escoltas con los que yo contaba, se acercaron a mí con el fin de protegerme.

–Sé que no nos conocemos, Amaia al menos no formalmente – Me dijo la mujer – Me presento y sé que ya me has visto por aquí como yo te he visto a ti.

Esa mujer tuvo el descaro de acercarse de esa forma tan intimidante y supe que era una de esas personas de las que había mandado Cecilia, los escoltas solo estaban esperando que esa mujer hiciera un movimiento en falso, yo no quería que hubiera ningún problema, por lo que me quise alejar de inmediato de esa mujer.

–Disculpa, pero tengo clases – Me di la media vuelta – No tengo, además, nada que tratar conmigo. No eres de mi salón y tampoco de mi carrera.

No entendía cómo era posible que dejaran entrar a esas personas tan conflictivas al Tec, no la conocía y no tenía la intención de conocer a nadie en estos momentos, todos eran sospechosos para mí y para los escoltas.

–Tienes razón en lo que has dicho – Dijo ella a mis espaldas – Pero, te diré lo que si soy. Soy Rafaela, una prima de Cecilia y no me digas que a ella no la conoces, es la esposa del hombre con el que tienes una relación de amantes desde hace varios años.

Lo que dijo esa mujer me dejó en shock y sé que lo mismo les pasó a mis amigos quienes voltearon a verme con una cara con la que no podían. Yo sentía que todo esto de Axel, tarde o temprano, se iba a complicar demasiado y al parecer, yo no estaba para nada equivocada. La cabeza me empezó a doler demasiado y no sabía ni qué hacer, pero tenía que salir con algo y no me iba a quedar así para que esa mujer creyera que, en verdad, yo tenía algo que ver con Axel.

– ¿Sabes? No te conozco y te sugiero que no te dirijas a mí en lo absoluto – Le dije con seguridad – Menos si lo vas a hacer para calumniarme, porque no me gusta que se metan conmigo, así como yo no me meto con nadie. Vamos chicos.

Tenía que alejarme lo más rápido posible de esa mujer, porque venía a tirarme en cara delante de mis amigos lo que yo estaba haciendo con Axel, Cecilia estaba jugando de una manera muy sucia al mandar a esa supuesta prima de ella a insultarme.

–Vamos, Amaia no podemos llegar tarde a esta clase – Respondió Julio – Si no, nos van a descontar la falta del promedio.

Julio tenía razón, una falta iba a disminuir en nuestro promedio, así que debíamos darnos prisa y entrar a nuestro salón de clase, esta mujer venía a cruzarse en nuestro camino para perturbar mi calma que de por sí ya estaba bastante complicada.

–A tu querida amiga le van a descontar la vida, si no se calma – La mujer me amenazó indirectamente – Cecilia, está dispuesta a borrar del mapa a quién sea la mujer que ande con Axel, además de Ivanna Linares, por supuesto. Esa ya muerta está.

Esta mujer venía con amenazas y efectivamente esa era la misma manera de actuar de Cecilia, me dije a mí misma que tendría que poner sobre aviso a la güera y aunque también tuviera unos escoltas protegiéndola, con Cecilia no había que descuidarse ni un momento.

–Estás demente – La enfrenté – Dale un recado a tu prima de mi parte, dile que dejé de meterse con la güera y conmigo. La güera es hermosa y ella por eso tiene el amor de Axel, algo que no podrá tener Cecilia nunca.

Le estaba dando a Cecilia donde más le dolía, porque ella podía tener un buen cuerpo y buena altura, pero estaba muy mal de la cara, no era hermosa como lo era la güera y eso le iba a doler ahora que se lo dijera su prima Rafaela.

–Me das ternura, Amaia – Se burló de mí – Le daré tu recado a mi prima con mucho gusto, pero tú dale un recado a Axel y dile que se vaya preparando porque gracias a que él se metió contigo y con su amiga la güera, mi prima lo dejará en la calle.

Quise voltear y hacerla pedazos, quise hacerla trizas con mis propias manos y así desquitar el coraje que esa mujer me acababa de hacer que yo pasara, pero no pude. Me contuve, estaba en el Tec y un comportamiento así, me costaría muchos puntos y hasta la expulsión.

Me detuve llena de dolor, de coraje y de impotencia y mis amigos lo notaron, pues, Julio, Javy y Luis Miguel me abrazaron y lloré desconsolada. Esta situación me estaba rebasando y lo peor era que me estaba afectando en el Tec, de una manera que no creí posible, ya no estaba a gusto ni siquiera ahí.

–Amaia, vamos a entrar a clases y tienes que estar bien – Me animó Julio – Además, tenemos una prueba mañana y tienes que estar despejada.

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