Capítulo 276

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Amaia Domínguez García

León, Guanajuato, México

Ale no entendía razones y yo estaba desesperada porque ella me dejara en paz, yo no sé ni como le hice que cuando ella se quedó llorando y lamentándose sentada en una banca, de ahí de afuera de los juzgados entré con Axel y con la güera, ellos ya estaban en posición y yo no me pude acercar por más que quise al hombre al que amo, me tuve que sentar en el público a ver todo desde ahí y de pronto, sentí que alguien se sentó junto a mí.

–Amaia, todo va a estar bien – Me dijo Bin Laden – Axel te estuvo buscando, pero tranquila, él sabe que ya llegaste.

–Muchas gracias, Bin Laden. Tengo un poco de miedo, Ale está afuera y está como loca diciendo que es capaz de ayudar a Cecilia a joderle la vida a Axel más de lo que ya la tiene, está actuando de mala manera.

No me había gustado para nada esa amenaza de parte de Ale, cómo era posible que se iba a ir del lado de esa demente de Cecilia. Solo porque Axel no había accedido a sus caprichos, pues debe saber que en el corazón no se manda, no se puede obligar a nadie a que te ame o que te dé una oportunidad cuando no hay ningún interés de por medio.

–Eso no pasará, vamos a ver como transcurre esta primera sesión del juicio y tienes que estar de lo más tranquila que se pueda. Es la mejor manera en la que debes ayudar a Axel y también a Ivanna para que pueda hacer su trabajo.

–Tienes razón, Bin Laden. Te pido que me acompañes, Cris y la güera están allá al frente con Axel y yo no quiero caer en pánico.

Me da mucho miedo que las cosas se vayan a complicar, así como lo ha asegurado Ale, a la gente no le importa hacer el mal con tal de salirse con la suya y eso es lo que va a hacer Cecilia a toda costa, pero confío en el buen trabajo que va a hacer Cris y la güera.

–No caerás, tranquila Amaia. Yo aquí estaré.

El juicio dio inicio y tal y como me lo esperé, primero, Cecilia dio su testimonio de mujer sufrida y de los engaños de los que fue víctima durante todo su matrimonio con Axel, era un testimonio muy ensayado y por supuesto desde ese momento, la güera hizo muy buen trabajo interrogando a la misma Cecilia en el estrado, yo sabía lo que ella pretendía, que Cecilia cometiera algún error y yo esperaba en el fondo también que eso pasara.

– ¿Lo ves, Amaia? – Me dijo Bin Laden – Ivanna lo que tiene de hermosa, lo tiene de implacable. Ve como tiene a Cecilia y ahora tocará el turno de Axel de expresar que desde hace mucho él se quiere divorciar.

La güera había sacado otras cuestiones que ni Cecilia ni su abogado se lo esperaban, pues Axel había pedido el divorcio en varias ocasiones a Cecilia desde antes. No es la primera vez que va a salir el tema a relucir y esa es una buena táctica para que el juego de esa mujer se fuera a la basura.

–Eso es verdad y eso puede jugar en contra de Cecilia – Dije animada – Axel, intentó desde hace bastante tiempo disolver su matrimonio con ella, algo que ella no aceptó y ahora aquí están las consecuencias.

–Sí, lo sé Amaia. Todo saldrá bien.

Tal y como dijo Bin Laden después de la exposición de los argumentos de parte de Cecilia, vino la parte de Axel y aunque él dejó muy claro su postura de divorciarse, el abogado de Cecilia quiso perjudicarlo haciéndole preguntas que realmente no venían al caso, pero él aunque se veía que nada ganaba con hacerlas se estaba dando vuelo haciéndolas.

Ahí me di cuenta de que mi Axel, es increíble en todo, pues salió dándoles la vuelta como siempre lo hace, el abogado ya no le hizo más preguntas al ver por dónde iba a resultar el asunto, pues se iban a perjudicar ellos mismos. Se nos hizo eterno esa primera sesión hasta que terminó y entonces mi Axel, se acercó a mí cuando pudo hacerlo.

–Cariño, mi amor, mi reina – Axel me envolvió entre sus brazos – Qué bueno que, si pudiste llegar, te estuve esperando.

–Sí, mi amor, llegué a tiempo, es solo que me encontré a Ale aquí afuera – Le expliqué – Ya la conoces y ya debes de saber ella como se puso, pero no ha pasado nada, todo bien.

No debía preocuparlo más de lo debido, pero tenía que informarle de lo que había pasado con mi hermana, ella podía estar metiéndole más leña al fuego si en verdad se pone de parte de Cecilia, Ale no sabe en la que se está metiendo, ella es muy traicionera y que ni crea que le va a estar agradeciendo.

–Disfrútense lo más que puedan – Dijo Ale a nuestras espaldas – Pienso decir todo lo que sé de ustedes y tú Amaia saldrás muy jodida de todo esto. De nada te servirán tus estudios cuando por zorra nadie te contrate.

Sentía el odio en cada una de las palabras de mi hermana, siento un dolor muy fuerte al escucharla hablar de esa forma, no entiende que aunque ella haga lo que quiera hacer, jamás va a obtener el amor de Axel, es más todo lo que está consiguiendo es que nadie la vuelva a buscar, por lo menos yo en estos momentos no la quiero seguir viendo.

–Alejandra, la que no debe estar aquí, eres tú – Le dijo Axel – Te advierto que no te metas con mi mujer, porque no dejaré que lo hagas. No tienes ningún derecho.

No quería que mi Axel se pusiera a pelear con mi hermana, pero él tenía toda la razón, nada tenía que estar haciendo ella en el juzgado. Se estaba ofreciendo a declarar en contra del hombre que nunca quiso nada con ella, y por eso va a declarar a favor de esa mujer que no vale la pena. Ale debería escoger con más cuidado el lugar donde se está metiendo, Cecilia no es ninguna santa a la que se le pueda estar rezando.

–Axel, eres un ingenuo hablas de Amaia como si realmente fuera una mujer de respeto. Es más, no sabes si ella se acostó con el hijo del juez que lleva tu caso, mi hermanita menor es una cualquiera.

No tenía por qué seguir escuchando las estupideces de mi hermana, ella estaba ofendida por algo que nunca se le hizo y está respirando por la herida que ella misma se hizo. Me daba mucha pena que esté pasando por eso, pero nadie más tiene la culpa que ella misma.

–Axel, mi amor vámonos – Tomé su mano – No quiero que estemos aquí, por favor mi rey.

–Sí, mi reina, no tenemos nada que estar haciendo aquí. Esto por hoy se ha terminado.

El socio de mi padre Cap 199 en adelanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora