Al día siguiente, Betty se dió cuenta de que se había quedado dormida cuando despertó por los ligeros rayos del sol que entraban por las ventanas de cristal.
Despertó desorientada, se sentó sobre la cama de golpe y cuando miró a su alrededor se dió cuenta de que estaba en otro lugar.
Inmediatamente su mente recreó lo sucedido la noche anterior, cosa que aún ella procesaba.
—Que alivio, despertaste— Habló Toni, entrando a la habitación con Cheryl tras ella, ambas aún en pijama.
—Buenos días dulzura— La saludó Cheryl con una sonrisa, acercándose y sentandose a su lado en la cama. —¿Dormiste bien? Anoche vinimos y ya estabas dormida—
Betty bajó la mirada, jugando con sus dedos. —Creo que estaba muy cansada—
—También nosotras lo estábamos— Aseguró Toni. —Te esperamos para desayunar juntas abajo en un rato—
—Y no te preocupes por Jughead— Pidió Cheryl. —Es un cínico, egoísta, impulsivo, narcisista y manipulador, pero no es un monstruo—
—Aunque lo parezca— Contestó con diversión Toni. —Pero te vamos a cuidar, de verdad. Ya sabes, te esperamos allá abajo en media hora—
Betty asintió y cuando las chicas salieron de la habitación, ella tomó una toalla que estaba al lado de la cama, entró al baño y se aseó para entonces ponerse un overol azul y corto con una camiseta blanca por debajo que estaba en el closet.
Salió de la habitación y aún estaba maravillada por todo el lujo y el tamaño de la mansión. Caminó por el pasillo y bajó las anchas escaleras para entonces caminar un poco hasta la mesa en la que estaban Cheryl y Toni, riendo con sandwiches, jugo de naranja y fruta en la mesa en gran cantidad.
—Eres puntual mi pequeña, siéntate— Invitó Cheryl con una sonrisa mientras se tomaba su jugo de naranja.
—Toma lo que gustes. ¿Quieres café?— Preguntó Toni mientras le daba una mordida a su sándwich. —No vivimos aquí, pero Jughead nos dejó quedarnos por hoy—
—Está insoportable. Está enojado y con una resaca de muerte y el cree que tenemos la culpa de eso— Se quejó Cheryl, rodando los ojos.
Betty se sentó tímidamente frente a las chicas. —Pero... ¿Por... Por qué está enojado?—
—No se y tampoco me interesa, es un psicópata— Dijo la pelirroja, llevándose una fruta a la boca. —Adelante niña, come—
Betty negó. —Creo que no tengo hambre—
—Que no te de miedo Jughead, es un ogro— Opinó Toni, soltando una risa.
—Estoy escuchando todo, chicas— Avisó Jughead, acercándose, serio y con ojeras y el cabello vuelto un desastre. —Mis sentimientos hacia ustedes son mutuos—
—Cómprate un bosque y piérdete, vago— Exigió Cheryl, rodando los ojos.
—Te ves terrible, tienes una resaca que está acabando contigo— Le recordó Toni con diversión.
Jughead rodó los ojos y entonces puso sus ojos en Betty; La miró con una expresión muy seria y con tanta intensidad que le dió miedo, haciéndola desviar su mirada y jugar con su cabello.
—Tu y tu— Señaló a la pelirroja y a la morena. —Vengan conmigo. Y tú...— Señaló a Betty. —Come algo. Y si regreso y veo que no has tomado tu desayuno lo vas a lamentar mucho... ¿Me oíste, niña?—
Betty asintió, temblorosa, tomando un sándwich con la mirada baja y Cheryl y Toni lo fulminaron con la mirada.
—No la trates así— Exigió Toni.
—Animal— Lo acusó Cheryl, mirándolo mal.
—Yo trato a quien yo quiera como me de la maldita gana— Contestó Jughead. —Ahora vengan—
Cheryl y Toni siguieron a Jughead y entonces éste los guió al patio trasero de la mansión, manteniendo misterio.
—¿Vas a matar a alguien más o que?— Le preguntó Cheryl.
—Ya deja el suspenso— Exigió Toni.
Jughead no respondió y solo sacó su billetera y posteriormente su tarjeta de crédito. —Quiero que le pasen esta tarjeta a esa pequeña rubia para que valla a comprarse lo que sea que necesite. Ya sea ropa o lo que sea, no me interesa. Solo asegúrense de que compre absolutamente todo lo que necesite, el dinero no es un problema para mi—
—Tenemos muy claro que el dinero no es problema para ti— Aseguró Toni, rodando los ojos.
—A ver si entendí— Habló Cheryl, tomando la tarjeta de crédito de Jughead. —Quieres que llevemos a Betty de compras—
Jughead rodó los ojos. —Como sea... Pásenle mi maldita tarjeta para que compre lo que necesite o lo que quiera, no me interesa. Las llevará mi chófer y tendrán guardaespaldas con ustedes—
—Cher, vamos ahora— Sugirió Toni, mirando a su novia. —Mas tarde nos regresaremos a nuestra casa—
Cheryl asintió. —Claro, hasta luego vago— Se despidió, retirándose junto a su novia.
Cuando Cheryl y Toni volvieron al comedor, Betty estaba jugando con la fruta en su tenedor y dió un pequeño salto del susto cuando las chicas se acercaron.
—¡Betty, buenas noticias!— Chilló Cheryl, acercándose y tendiéndole la tarjeta de crédito. —Jughead quiere que salgamos contigo de compras, te prestó su tarjeta—
—El chofer nos espera, conocemos un centro comercial en el que puedes conseguir todo Betty. Todo— Aseguró Toni.
Betty las miró, algo confundida. —¿Qué?—
—Jughead te prestó su tarjeta de crédito niña— Repitió Cheryl. —Vamos de compras. Jughead es asquerosamente millonario y come dólares. Por eso no te preocupes—
En cuestión de minutos, Betty junto a Cheryl y Toni fue al centro comercial y aún no podía creer lo que le estaba pasando.
Para ella, Jughead era como un monstruo sin sentimientos, pero al mismo tiempo una persona que no tenía tan malas intenciones con ella.
En el centro comercial, Betty estaba probándose algunas prendas de ropa frente a Cheryl y Toni.
—Déjanos verte mi niña— Pidió Cheryl, sentada frente a la cortina de los vestidores junto a Toni.
Betty levantó la cortina de los vestidores de mujeres y se dejó ver con un sencillo vestido rosa suave, haciendo sonreír a la pelirroja y a la morena.
—Te ves tan adorable cariño...— Chilló Cheryl con una sonrisa.
—Está precioso, te queda muy bien— Aseguró Toni.
Betty se sonrojó. —Gracias, creo que ya deberíamos irnos—
—¿Que?— Preguntó Cheryl, poniéndose de pie. —Inaceptable señorita. Jughead exigió que compraras todo lo que quisieras. Así que vamos a comprar tanto que apenas podremos llevar las bolsas—
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PROHIBITED
FanfictionJughead Jones, un millonario frío, orgulloso y sin sentimientos que un día podría correr peligro... De enamorarse y enfrentar un romance prohibido.