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Las primeras horas después de la cirugía para tener a la bebé fueron un reto; El dolor era insoportable y fue necesaria la administración de antibióticos, pero por otro lado estaba la angustia de tener a su bebé en una incubadora con oxígeno y otros cables en su pequeño cuerpecito.
Eso le costó tanto a ella como a Jughead sus horas de sueño, pues él velaba su noche y se mantenía atento para ella.
Por otro lado, los Cooper llegaron temprano al día siguiente, muy preocupados por lo sucedido con su hija y nieta, pero luego no llegaron más visitas, estaban muy limitadas.
Entonces Jughead salió al pasillo del hospital a hablar de algo serio por teléfono mientras aprovechaba que su novia estaba con sus padres.
En la llamada...
—Hey... ¿Qué hay amigo?— Preguntó con alegría Sweet pea. —Estabas desaparecido. ¿Todo salió bien?—
—Mas o menos, mi hija no puede respirar sola y está conectada a muchos aparatos y no dormí porque mi novia tenía mucho dolor anoche, es un caos— Contestó Jughead, frustrado. —Y pude haberme ahorrado todo esto si no fuera por el grandísimo hijo de perra de Brett—
—¿A qué te refieres?— Preguntó Sweet pea, confundido.
—Cierto... No te lo dije. Brett Weston Wallis envenenó a mi novia. Puso anticonvulsivos en una bebida que le regaló supuestamente para disculparse y casi las mata a las dos. ¿Entiendes?—
—¿Qué?— Contestó Sweet pea, atónito. —¿Enserio se atrevió a tanto?—
—Asi como lo oyes. Por eso necesito un favor, esto no se va a quedar así, el va a pagar— Aseguró Jughead.
—Entonces... ¿Cuál es el plan? Nadie lastima a Betty y a mi sobrina y vive para contarlo—
—Lo primero que necesito es que capturen a ese hijo de perra y lo lleven a dónde tú ya sabes, en cuanto pueda iré yo mismo a verlo y mientras tanto tortúrenlo y mucho. Luego necesito que analicen la bebida que le dió a mi novia para confirmar, se dónde está, luego les digo— Explicó.
—Entendido. Será divertido, hablaré con Reggie, es experto en tortura— Admitió Sweet pea.
—Si... Merece todo lo malo que hay en el mundo. Nada de esto estuviera pasando si no fuera por el. Ya sabes, luego te llamo— Avisó Jughead.
—De acuerdo, un abrazo a Betty y a la bebé, ánimo— Dijo Sweet pea.
—Gracias viejo—
Fin de la llamada.
Al colgar, escuchó sollozos que venían de la habitación en la que estaba Betty y se apresuró a ir a ver qué pasaba.
