Por eso iban a aprovechar.
Cuando llegaban los hijos se hacía más difícil tener intimidad, pero en esta ocasión la bebé dormía y ya nada les impedía disfrutarse.
Se besaron con tanto fuego que ese beso caliente hizo que un pequeño gemido escapara de los labios de la rubia, aún entre el beso.
Seguían besándose cuando Jughead la guió hasta la cama y la dejó sobre ella lentamente. Se separó para quitarle a ella su remera, zapatos y posteriormente su fino pantalón.
El se quitó la camisa, pero al terminar la miró y fijó su mirada en la cicatriz que estaba debajo de su vientre. Al ver esa cicatriz de la cesárea ese miedo intenso ante la posibilidad de lastimarla apareció.
—¿Qué pasa?— Preguntó Betty, agitada, mirándolo con deseo. —¿Por qué te detienes?—
Jughead suspiró, mirándola, deseoso pero a la vez asustado. —No lo sé. Yo... Es que me asusta lastimarte—
—¿Qué?— Preguntó la ojiverde, con una ceja alzada. —¿Es enserio, Jug? No es la primera vez que tendremos relaciones después de tener a la bebé. Es eso o... O simplemente ya no me deseas—
—¿Qué ya no que?— Preguntó Jughead, incrédulo. —Pero amor... ¿Por qué crees que ya no te deseo?—
—Es simple— Aseguró Betty, con los ojos cristalizados. —Te embarazas del amor de tu vida, tu cuerpo se llena de estrías, obtienes unos kilitos de más, abren tu panza para traer a tu bebé al mundo a salvo y los hombres te dejan de querer—
—¿Pero que estás diciendo?— Respondió Jughead, acercándose y posando una mano en su mejilla. —Amor... Para mí sigues y siempre seguirás siendo perfecta. Esa linda marca que tienes ahí es solo el lindo recordatorio del regalo más hermoso que pudiste darme, nuestra hija—
Betty sollozó. —Pero Jug... Mi piel se estiró mucho, tengo una horrible marca que posiblemente permanezca para siempre, ya no soy tan delgada... ¿Cómo voy a seguir gustándote?—
—Pues muy fácil— Aseguró, sonriéndole. —Eres la chica de mis sueños, eres la mujer que amo, la madre de mi hija... La mujer que me ha amado y me ha esperado durante años... Amo cada cosa de ti. Amo cada una de tus curvas, tus lindas estrías, amo tu cicatriz... Te amo, que nunca se te olvide. Además... Ahora te ves hasta aún mejor que antes de tener a nuestra pequeña—
Betty soltó una risa. —Si claro... Eso es imposible—
—¿Ah sí? Pues mira cómo te lo demuestro— Pidió, acercándose.
Él se colocó encima de ella con cuidado, sin dejar caer todo su peso y la besó con lujuria, pero al mismo tiempo con calma; Bajó sus besos hasta su cuello, chupando su piel y continuó bajando con calma hasta llegar debajo de su abdomen, directo en su cicatriz.
Empezó a besar su cicatriz y aunque ella estaba muy acalorada y excitada, sonrió con lo que su novio estaba haciendo solo para hacerla feliz y hacer desaparecer sus inseguridades.
El le quitó las bragas lentamente y metió su cabeza entre la feminidad de su chica, empezando a estimular con su lengua y haciéndola gemir y abrir más las piernas para facilitarle el trabajo.
Escuchar como ella gemía era como la melodía más dulce para sus oídos mientras el le daba placer con su lengua. Al separarse, la miró a los ojos con una sonrisa de superioridad mientras ella tenía su respiración y sentidos fuera de control, deseosa.
El se separó, se bajó el pantalón, la ropa interior y dejó libre esa firme y gruesa erección que ya no podía más por estar dentro de ella. Él se acercó, la tomó de las piernas para abrírselas de par en par y entró en ella, entró entero, llenándola.
La ojiverde soltó un gemido que casi pareció un grito, tampoco veía la hora de tenerlo adentro y entonces él empezó a moverse en su interior. Lo estaba haciendo con cuidado, con el mayor cuidado posible para no lastimar su herida.
Entraba y salía, cada vez más profundo, más rápido y más placentero a medida que los dos subían a su liberación. Estocada tras estocada hasta que esos gemidos tan placenteros, el temblor de sus piernas y sus paredes internas le indicaron que el orgasmo la estaba golpeando.
Y le siguió el, viniéndose dentro de ella. No la dejó hasta que no soltó la última gota de su fluido dentro de ella hasta que sus movimientos se hicieron más lentos.
Salió de ella y entonces ambos se tumbaron en la cama, abrazados mientras trataban de regular sus respiraciones.
Acababan de hacer el amor.
—¿Estás bien amor?— Le preguntó Jughead a su novia en voz baja, rodeándola con su brazo y dejando un beso en su frente.
—Mejor que nunca, eso fue increíble— Admitió, trazando círculos en el pecho desnudo de su novio.
—¿Por qué no me dijiste que tenías todas esas inseguridades?— Preguntó Jughead.
Betty suspiró. —No lo sé... Me parecían cosas tontas—
—Tus sentimientos no son y nunca serán tontos para mi— Le recordó. —Asi que si vuelves a sentir otro tipo de inseguridad o lo que sea debes decírmelo y yo haré lo mismo. ¿Bien?—
Betty sonrió, abrazándose más a él. —Está bien—
Jughead subió una mano cerca de los pechos de Betty. —Mmmm... Qué grandes están—
—Suelta— Exigió Betty, apartando la mano de su novio. —Son de tu hija—
Jughead suspiró. —La bebé me quitó a mi novia—
—¿Por qué te quejas? Eres su favorito— Le recordó Betty. —Y no es justo—
—Como sea amor... Extraño chupártelas— Admitió.
Betty se mordió el labio y lo miró, levemente sonrojada. —Deja de decir cosas, volveré a ponerme caliente—
—Eso no es problema alguno mi amor— Contestó Jughead, bajando una mano hasta la feminidad de su novia. —Si te calientas, yo te quito la calentura...— Murmuró, metiendo un dedo en su feminidad.
Betty gimió, cerrando los ojos. —Jug...
—Shh... Lo único que quiero escuchar de esa ardiente y linda boquita son tus gemidos mi amor...— Susurró en su oído, empezando a hacer movimientos circulares dentro de ella.
Capitulo hot antes del drama 🔥
Samy ❤️
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PROHIBITED
FanfictionJughead Jones, un millonario frío, orgulloso y sin sentimientos que un día podría correr peligro... De enamorarse y enfrentar un romance prohibido.