Al día siguiente, Betty despertó primero que Jughead y pensó que no estaba con ella en la cama.
Cuando se sentó sobre la cama vió que él sí estaba con ella, pero del otro lado, muy lejos de ella. La cama era inmensa, tenía mucho espacio y él estaba tan lejos de ella que quizá era lo más lejos que estuvieron uno del otro en la cama durante su matrimonio.
Ella tomó aire, tragándose las ganas de llorar que tenía y fue directo al baño para lavarse los dientes y tomar una ducha. Después de eso entonces fue a despertar a su pequeña para que ésta se alistara y fuera al colegio.
El próximo en despertar fue Jughead y lo primero que hizo fue mirar a su alrededor, buscando a su esposa con la mirada... Pero ella ya no estaba ahí.
Le extrañó demasiado, porque su esposa amaba dormir y casi siempre despertaba después de él.
Sin darle más importancia a eso, fue a ducharse, vestirse y cuando bajó las escaleras encontró que su esposa le daba el desayuno a su pequeña.
—Mami tu sabes que no me gusta la avena— Se quejó la menor, jugando con su avena.
—Le agregué fresitas mi amor, pruébala— Pidió Betty, tomando una cucharada de avena y dándosela a su hija. —Pruébala bebé—
Luna suspiró. —Está bien...— Aceptó, tomando la cucharada. —Mmm... Está buena mami—
Betty sonrió. —Te lo dije mi amor—
Jughead tomó aire y se acercó a su hija, sorprendiéndola con una bomba de besos sobre su pequeña carita, haciéndola reír.
—¡Papi ya!— Exclamó la niña, riendo. —¡Para papi, ya para!— Rió.
Jughead sonrió con diversión, dejando un último beso en la cabeza de su hija. —¿Cómo amaneció mi bebita hoy?—
—Bien...— Respondió la menor, mirándolo con una sonrisa. —Papi... ¿Te sientas conmigo y con mami a desayunar?—
Jughead asintió y se sentó al lado de su hija. —Pero claro que sí amor, lo que mi princesa quiera—
Betty le sirvió el desayuno a su esposo y ahí fue que cruzaron miradas; Ya no se miraban con el mismo amor de antes, si no que se miraban con inseguridad, incomodidad e indiferencia.
—Gracias Betts— Agradeció el ojiazul, bajando la mirada. —Y buenos días—
—Buenos días Jug— Saludó incomoda la ojiverde, sentándose al lado izquierdo de la niña. —Mi amor se te hará tarde, vamos— La animó.
Luna terminó su desayuno y lo hizo contenta. Pues claro... Hija única, papás juntos y que se aman... Aunque ya no tanto.
Claro que estaría feliz, pero eso no sería por mucho...
—Papi, mami... Vámonos— Pidió Luna, tomando su mochila y dando saltitos.
—Ya estate quieta niña— Exigió Jughead, divertido, tomándola en sus brazos. —¿Ves cómo el desayuno sí te dió energía?—
—Yo la llevo al colegio— Se ofreció Betty, tomando en sus brazos a la pequeña.
Luna los miró a los dos, confundida. —¿Por qué no van los dos?—
—Papi estará ocupado— Se apresuró en responder Betty. —Tranquila bebé, yo te llevo—
Jughead suspiró y dejó un beso en la frente de su hija. —Te amo pequeña, pórtate bien—
—Yo también te amo mucho papi— Contestó la menor con una sonrisa.
Betty la llevó con ella al auto para ir al colegio y Jughead vió el auto de su esposa retirarse.
Preguntándose en qué momento las cosas habían cambiado tanto.
Betty fue a dejar a la niña al colegio y estacionó el auto frente al edificio.
—Pórtate bien princesa hermosa— Pidió Betty, dejando un beso en la mejilla de la niña.
—Te amo mamita, nos vemos— Se despidió la menor, bajando del auto.
—¡Con cuidado amor!— Exigió Betty, viéndola entrar al colegio.
Ella no se fue hasta que se aseguró de que su hija entrara al colegio y luego condujo a casa, que ya no se sentía tanto como casa.
Al llegar, bajó del auto y cuando entró Jughead estaba usando su laptop, sentado sobre un sofá.
Betty se sentó a su lado y empezó a jugar con sus dedos, nerviosa, deseando hablar con él, pero tenía miedo.
Estaban uno al lado del otro en ese sofá, pero no se comunicaban, no hablaban, no se demostraban nada... Solo estaban en su propio mundo.
—Jughead...— Lo llamó, sin mirarlo. —Yo... Deseo hablar contigo—
—Estoy ocupado— Contestó Jughead, sin desviar su mirada de la laptop.
Betty suspiró, se puso de pie frente a él y le cerró la laptop de golpe. —Te estoy hablando... ¡Escúchame!—
—¡Estás loca!— Le gritó Jughead, poniéndose de pie frente a ella y mirándola. —¿¡Qué demonios te pasa Betty!?—
—¡Solo quiero que me escuches, quiero hablar, quiero comunicarme y no dejar morir lo nuestro Jug!— Exigió.
—¡Tu eres la que está echando a perder nuestro matrimonio!— Contestó Jughead, irritado. —¡No respetas éste matrimonio, no me respetas a mi, no te respetas a ti misma!—
—¡Por favor Jughead solo quiero hablar Pero contigo no puedo siquiera razonar, animal, te odio Jughead, te odio!— Le gritó.
—¡La única razón por la que quieres hablar es para victimizarte, siempre eres la víctima aquí, el único malo soy yo, siempre yo!— Gritó Jughead, tomándola de los hombros y mirándola intensamente.
Betty cerró los ojos con fuerza, sollozando. —Ya para Jughead por favor... No me hagas daño...— Murmuró.
Jughead la miró y otra vez lo estaba haciendo, otra vez le estaba haciendo daño. Porque claro que no era necesario pegarle para hacerle daño, ya lo estaba haciendo.
Jughead suspiró, soltándola y agarrando las llaves de su auto. —Tengo que salir de aquí. Tu solo déjame en paz— Pidió, saliendo de la mansión a pasos acelerados.
Betty lo vió irse y se dejó caer sobre el sofá, llorando con amargura, dolor, mucho dolor.
Y ya con una decisión tomada dentro de ella sin marcha atrás.
Jughead, por su parte, entró a su auto y se miró a él mismo por el espejo retrovisor y no le gustó lo que sintió al mirarse.
Sintió odio y desprecio hacia él mismo.
—Maldicion, maldición.... Maldita sea... ¿Qué carajos estás haciendo? Es tu esposa, la madre de tu hija. Eres despreciable— Habló para el mismo para entonces encender el auto e irse.
¿Oyeron eso? Fue mi corazón 💔¿Y ahora que va a pasar?
Se que no les gusta, pero una historia no es una historia sin una pizca de drama, que luego valdrá la pena ❤️
Samy ❤️
ESTÁS LEYENDO
PROHIBITED
FanfictionJughead Jones, un millonario frío, orgulloso y sin sentimientos que un día podría correr peligro... De enamorarse y enfrentar un romance prohibido.