Jughead suspiró y la miró antes de encender el auto. —Amor... ¿Aún piensas que vivir conmigo fue una mala idea?—
Betty bajó la mirada, jugando con sus dedos. —¿Podemos... Podemos hablarlo en casa?—
Jughead asintió, encendiendo el auto. —Está bien—
El ojiazul encendió el auto, condujo a la mansión y en todo el camino hubo un silencio agonizante; Las cosas estaban tan tensas entre los dos que tal vez, pero solo tal vez, esa bebé era lo único que aún los estaba manteniendo unidos.
Al llegar a la mansión, Betty pidió pizza, pero como si no fuera suficiente también pidió una hamburguesa y malteadas del Pop's, porque realmente se moría de hambre después de estar todo el día en el hospital.
—Mmm...— Exclamó Betty, dándole una última mordida a lo que quedaba de su hamburguesa. —Ay no inventes, moría de hambre—
Jughead se sentó frente a ella en la mesa y alzó una ceja. —¿Solo tu o también la bebé?—
Betty se encogió de hombros mientras empezaba a tomar de su malteada. —Las dos teníamos hambre, tengo que alimentar muy bien a mi bebé—
Jughead asintió, mirándola fijamente. —Betts... ¿Podemos hablar ahora?—
—Ya llené mi estómago y el de mi hija, así que sí— Aceptó Betty, tomando de su malteada y mirándolo.
Jughead tomó su mano por encima de la mesa y la miró a los ojos. —Bebé... Entonces... ¿Aún crees que fue una mala idea venir aquí a vivir conmigo otra vez?—
Betty suspiró, dejando la malteada a un lado y apartando su mano de la de él. —Juggie... Desde que supe que estaba embarazada, todo cambió en absolutamente todos los sentidos. Ahora lo único que me importa es mantener a mi bebé sana, a salvo. Lo único que me importa ahora es hacer que mi hija nazca sana y que llegue bien al mundo, es lo único que quiero y si eso implica alejarme de ti, definitivamente lo voy a hacer sin pensarlo dos veces— Aseguró, con los ojos cristalizados.
Jughead suspiró, mirándola, dolido. —Hablas de nuestra hija como si no fuera mia también... ¡También es mi hija Betty, tu no te embarazaste sola y tengo el mismo derecho y deber sobre ella que tú!—
—¿Ves? ¡Ese es tu maldito problema!— Contestó Betty, poniéndose de pie, enojada. —¡No puedo tener una conversación contigo y que no termines gritándome! ¿¡Cómo puedo mantenerme alejada del estrés y los problemas si tú me lo causas!?—
Jughead se puso de pie y se acercó a ella con los ojos cristalizados. —Betts... Perdón. Yo... No sé que me pasa, es que pierdo el control y no sé lo que hago. Betty perdóname, no lo volveré a hacer—
Betty negó, limpiándose algunas lágrimas. —No, Jug. No puedes tratarme como te dé la gana y después pretender que te perdonaré porque me pongas ojos de perrito arrepentido. No quiero que mi hija nazca en un ambiente en el que su padre pierda el control y se atreva a lastimarla—
Jughead se arrodilló ante ella, llorando mientras la miraba a los ojos y juntaba las manos en súplica. —Betts por favor no te vallas, te lo ruego, quédate conmigo y no me alejes de mi hija por favor... Ésta mansión grande y vacía no es lo mismo sin ti. Amor no me dejes, voy a cambiar, te lo juro— Suplicó.
Betty lo miró y no lo podía creer, Jughead literalmente le estaba pidiendo de rodillas que no se fuera, llorando como un niño, por lo que no sabía cómo responder.
Betty hizo un silencio y luego soltó un suspiro, tomando su mano. —Jug, basta. Por favor ya párate, no hagas esto más difícil— Pidió.
Jughead se puso de pie y la miró fijamente, acariciando su mejilla. —Entonces... ¿Ya no te vas?—
—Jughead... Esto es muy tóxico. Esto que está pasando aquí es muy tóxico. Yo... Estoy cansada, hablaremos de esto en otro momento— Contestó Betty. —Voy a tomar un baño y a dormirme—
Jughead la vió irse a las escaleras para ir a la habitación y seguía llorando, se sentía como un idiota, pero sabía que la estaba perdiendo.
Veía en sus ojos que ella realmente ya se había cansado de sus actitudes dañinas.
Más de noche, Jughead entró a su habitación después de usar su laptop un largo rato y esperaba encontrar a su novia profundamente dormida, pero en realidad ella estaba acariciando su vientre con una sonrisa.
—Hola amor— La saludó, acercándose y dejando un beso en su frente. —¿Qué pasó? Pensé que estabas durmiendo—
—A eso iba, pero nuestra hija no me dejó— Contestó Betty, sonriente, acariciando su vientre. —Nunca pensé que me pondría tan feliz el hecho de que mi hija me pateara—
Jughead soltó una risa, acostándose a su lado y poniendo una mano sobre su panza. —Hola de nuevo bebé, es papi. ¿Estás ahí?—
Betty hizo una mueca. —Valla... Sí que está fuerte. No quiero saber cómo se sentirá en los últimos meses—
Jughead rió y empezó a dejar besos sobre el vientre de su novia como un loco. —Ahí está mi bebé. Teníamos mucho miedo porque no querías moverte mi niña—
—No nos vuelvas a hacer eso bebé traviesa— La regañó Betty con diversión.
Jughead dejó un último beso en la panza y después miró a su novia. —Ella no quiere que sus papás peleen. Betty... De verdad lo lamento, te juro que voy a buscar ayuda, voy a hacer lo que tenga que hacer para mejorar y para que no te vallas de mi lado—
Betty le sonrió levemente. —Lo estaré pensando, ahora, si me disculpas... Trataré de dormir, estoy muerta— Admitió, acostándose y cubriéndose con las cobijas, dándole la espalda.
Jughead suspiró y plantó un beso en su mejilla para acostarse también de espaldas a ella. —Buenas noches preciosa—
—Buenas noches Jug— Contestó.
Esa noche no durmieron abrazados como acostumbraban a hacer. Esa noche él sintió una energía diferente en ella que le decía que si no cambiaba de actitud la iba a perder.
Y la iba a perder enserio.
¿Hay oportunidad de que Jughead repare sus errores?
Samy ❤️
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PROHIBITED
FanfictionJughead Jones, un millonario frío, orgulloso y sin sentimientos que un día podría correr peligro... De enamorarse y enfrentar un romance prohibido.