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Betty y Jughead ya habían ido con su pequeña al acuario, al zoológico y estaban almorzando en el Pop's los tres juntos, contentos.

—Mmm... Me gustan mucho éstas hamburguesas mami y papi— Admitió Luna, terminando su pedazo de hamburguesa. —Quiero más—

—No señorita, ya van dos mini hamburguesas y después te dolerá el estómago— La regañó Betty.

Luna hizo un puchero y miró a su padre. —Papi por favor... Quiero más hamburguesas—

Jughead soltó una risa. —Lo siento mi princesa, pero mami tiene razón. Cielos... Nunca podrás negar que eres mi hija—

Betty rió. —Que orgullo. Bebé toma tu malteada, está rica— Aseguró.

—Las llevaré a la tienda para que escojan sus trajes de baño y los estrenen en el río. Así que no te llenes mucho bebita— Advirtió Jughead.

Luna sonrió, contenta. —Eso me gusta mucho— Admitió, dándole un sorbo a su malteada.

Despues de almorzar y reposar un rato, Jughead llevó a su esposa e hija a una tienda para que escogieran sus trajes de baño, pero después tuvieron que ir a tres tiendas más.

—Chicas no quiero apresurarlas, pero se nos hará tarde para ir al rio— Advirtió Jughead mientras su hija lo llevaba tomado de manos por toda la tienda.

—Es que no me gustan las otras tiendas papi— Se quejó la niña, acercándose a la sección de ropa infantil. —¡Ahí está, quiero ese!—

Jughead suspiró. —Mujeres...

—Si sales con mujeres ya sabes lo que toca— Dijo Betty con diversión. —Y eso que aún no hemos buscado el mio—

Luna escogió su traje de baño de entre muchos otros y luego lo escogió Betty, a quien también le costó tomar una decisión. Entonces Jughead y Luna estaban esperando fuera de los vestidores a que Betty saliera luciendo su traje de baño.

—Ya voy a salir— Avisó Betty desde adentro de los vestidores.

—Si mami ya queremos verte— Pidió Luna.

—Te esperamos preciosa— Aseguró Jughead.

Betty salió de los vestidores con un increíble traje de baño color negro que marcaba cada curva de su cuerpo firme, con escote en el pecho y espalda.

Luna sonrió. —¡Qué linda mami, quiero ser como tú de grande!—

Betty le sonrió. —Tu ya eres preciosa mi vida, no tienes que esperar a ser grande—

Jughead, en cambio estaba sin palabras, estaba como hipnotizado, sin saber que hacer o qué decir.

Betty lo miró. —¿No dirás nada, guapo?— Le preguntó la ojiverde.

Jughead tomó aire, nervioso, mirándola. —No sé qué decir. Te ves... Wow... Simplemente wow—

Betty se sonrojó. —Me lo llevo—

Jughead soltó una risa. —Por fin saldremos de aquí—

Tras salir de la tienda, Jughead pagó con su tarjeta de crédito y luego llevó a su esposa e hija al apartamento para que alla se cambiaran y no tuvieran que hacerlo en el río. Luego ambas salieron con batas que cubrían sus cuerpos y así fueron con Jughead al río.

—Valla... No hay nadie, eso es raro— Admitió Jughead, abriéndoles la puerta del auto a su esposa y luego a su hijita.

—Oh... Pensé que habían más niños para jugar— Se quejó Luna, bajando del auto.

—Jugarás con tu mamá y tu papá mi amor— Aseguró Betty, bajando del auto y quitándose la bata blanca.

Jughead no pudo evitar recorrer el cuerpo de su esposa con la mirada cuando una vez más la vió mostrar su cuerpo sexy y sus curvas como nunca: No podía disimular.

—Papi... ¿Qué tienes papito?— Le preguntó Luna, mirándolo con preocupación.

Jughead parpadeó, volviendo a la realidad y miró a su hija. —¿Qué? ¿Qué dijiste amor?—

—¿Por qué miras así a mi mami?— Le preguntó la niña, curiosa.

Betty soltó una risa, acercándose. —Porque a papi le parezco bonita—

Jughead asintió con una sonrisa, algo sonrojado. —Creo que es verdad—

—¡Si, se gustan!— Celebró Luna, dando saltitos.

Jughead soltó una risa y tomó a su hija en sus brazos. —Pequeña traviesa, vamos al agua—

Los tres empezaron a jugar dentro del río como si además de Luna, Betty y Jughead también fueran niños.

Solo que después de tantos meses, por fin estaban juntos los tres, pasando el rato.

—Papi cargame— Pidió Luna desde la orilla del rio. —Quiero nadar contigo—

—Ya voy mi vida— Avisó Jughead, empezando a nadar a la orilla del rio en busca de su hijita.

Cuando Jughead se dirigía a la orilla del río, Betty le lanzó una ráfaga de agua, sorprendiéndole.

Jughead la miró, indignado. —Elizabeth Jones... Estás jugando con fuego—

—No, no es cierto papi, mami está jugando con agua, no con fuego— Aclaró Luna.

Jughead soltó una risa y empezó a nadar rápido hasta su hija y cuando tocó tierra corrió hacia ella. —Las vas a pagar hijita—

Luna gritó con diversión e intentó correr de su padre, pero fue inútil; Jughead la alcanzó, fue con ella al agua y ahí los tres empezaron a jugar otra vez.

Estaban teniendo un día tan bueno que no querían que terminara.

Pero Luna no podía estar expuesta a bajas temperaturas mucho rato, por lo que la diversión se terminó pronto y aunque Luna no quería irse, tuvo que hacerlo.

Al llegar al apartamento, tenían que darse un baño para quitarse el agua del río, pero Luna estaba muy cansada.

—Pero tengo mucho sueño— Se quejó Luna, bostezando.

—Lo se bebé, pero debes bañarte, ya te lo dije— Advirtió Betty. —Toma un baño, un vasito de leche tibia, te lavas los dientes y te vas a dormir—

—Está bien— Aceptó Luna de mala gana, retirándose a su habitación.

Jughead soltó una risa, acercándose a Betty. —Creo que esperaré hasta que se valla a dormir—

Betty se giró a mirarlo. —Gracias por todo Jug. Esto vale mucho para nuestra hija—

—Sabes que esa niña es mi vida— Aseguró Jughead, mirándola. —Betts... Yo... Te prometo que haré lo posible por ganarme tu confianza otra vez y llevarte a ti y a mi hija de regreso a nuestra mansión con nuestro gato—

Betty suspiró. —No lo sé. ¿Crees que ésta vez funcione?—

—Lo haremos funcionar amor, debemos salvar nuestro matrimonio— Se propuso el ojiazul.














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Samy ❤️

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