Las cosas iban de mal en peor y claro que iban a empeorar.
—¡Jughead basta, ya basta!— Exigió Betty, llorando. —¡Detente, lo estas haciendo otra vez!—
Jughead despedazó el cojín y se acercó a ella, tan enojado que sus venas se marcaban. —¿¡Por qué haces todo tan difícil!? ¡Tu eres la del problema!—
—Jughead...— Lo llamó Betty mientras lloraba y lo miraba con los ojos llenos de lágrimas. —Juggie... Ya basta por favor, no quiero que se repita, ya basta—
—Tu detente Betty— Exigió Jughead, mirándola con intensidad. —Siempre soy el culpable de todo... ¡Tu no haces nada, siempre te haces la víctima!—
—¡Eres un grandísimo imbécil Jughead Jones, no quiero verte, me voy y no sabrás de mi en todo el día idiota!— Aseguró, sacando las llaves de su auto y saliendo de la mansión.
—¡Haz lo que quieras Elizabeth, ya no me importa! ¡Estás loca!— La acusó Jughead, enojado.
Betty salió de la mansión, subió a su auto y ahí empezó a llorar como una niña pequeña; Se sentía mal y le dolía todo lo que estaba pasando con su matrimonio, las peleas eran cada vez más frecuentes y más serias y todo estaba al borde del colapso.
Y ni hablar de lo que podría pasar si Luna se viera involucrada en todo esto.
Jughead tomó aire y se sentó sobre un sofá, observando el cojín que había despedazado. Miró sus manos y también empezó a llorar, pero lo hizo porque estaba sintiendo muchas cosas y no sabía cómo canalizar tantas emociones diferentes juntas.
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Betty se limpió las lágrimas, se maquilló y fue a la empresa a sonreír y trabajar como si nada hubiese pasado. Si, le dolía demasiado lo que estaba sucediendo, pero trabajar mantenía su mente ocupada.
La mantenía ocupada hasta que se vió sola con sus pensamientos en su oficina y otra vez la atormentaban los hechos con su esposo.
—Buenos días Elizabeth— La saludó Marco, tocando la puerta suavemente. —¿Elizabeth?—
Betty dió un pequeño salto del susto y lo miró, tomando aire. —Marco... Ven, pasa—
Marco entró a la oficina de la ojiverde y la miró atentamente. —¿Estás bien?—
Betty asintió, tomando aire para evitar llorar. —Si... Lo estoy. ¿En qué puedo ayudarte?—
Marco la miró con una ceja alzada y se sentó frente a ella, mirándola atentamente. —Elizabeth... Sé que nos conocemos desde hace muy poco y a lo mejor no soy nadie para meterme pero estoy aquí. Estoy aquí y si estás pasando por un mal momento y quieres hablar, aquí estoy—
Betty le sonrió mientras una lágrima se deslizaba por su mejilla. —Gracias Marco. Descuida, me agradas—
Marco le guiñó un ojo y limpió sus lágrimas. —¿Estás teniendo problemas en casa?—
Betty asintió. —No estoy pasando por el mejor momento a que digamos. Siempre supe que en un matrimonio pasan cosas difíciles pero esto ya es demasiado—
—Aqui estoy para escucharte cuando quieras— Aseguró Marco.
Betty le sonrió levemente y se puso de pie. —Gracias Marco. Yo... Dentro de poco tengo que recoger a mi hija al colegio si no es que su papá valla por ella. Me tengo que ir—
—Te acompaño— Se ofreció Marco. —Al exterior del edificio, si no te molesta—
—Claro que no— Aceptó Betty con una sonrisa.
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PROHIBITED
FanfictionJughead Jones, un millonario frío, orgulloso y sin sentimientos que un día podría correr peligro... De enamorarse y enfrentar un romance prohibido.