—Maldita mocosa...—Murmuró Reinaldo junto al ruido de sus pasos. —¡Si no te callas te haré lo mismo que a ese saco de pulgas!— Exclamó.
—¡No le pongas un dedo encima a mi hija maldita basura!— Gritó Jughead, acercándose a él, enfrentándolo.
—¡Papi!— Chilló Luna, con la cara empapada de lágrimas.
—Shh... Ya calla mocosa— Exigió Reinaldo, cubriéndole la boca con una cinta para luego mirar al ojiazul con una sonrisa malévola de oreja a oreja. —Forsythe... ¿Qué modales son esos? ¿Por qué no avisas cuando llegas?—
Era una escena que hacía la sangre de Jughead arder; Luna estaba atada a una pequeña mesa junto a un cachorro que también estaba atado a aquella mesa. Tanto la niña como el cachorro se veían aterrorizados y desesperados. Le rompía el corazón esta escena.
—Vamos directo al grano, Reinaldo— Pidió Jughead, serio. —Deja en paz a mi hija y a ese perro en este momento—
Reinaldo sonrió con maldad. —Con que también te importa éste saco de pulgas...— Admitió, tomando al perro del cuello, haciéndolo llorar.
—¡Déjalo!— Gritó Luna, llorando, ya cuando se había quitado la cinta de la boca sin usar las manos.
—¡Ya basta!— Exigió el ojiazul, abalanzándose hacia él y dándole un golpe en la cara.
Fue tan fuerte aquel golpe en su cara, que cayó al piso, soltando de inmediato al cachorro y empezando a sangrar por la nariz.
Reinaldo se tocó la nariz y cuando se dió cuenta de que estaba sangrando, miró a Jughead con desprecio y desdén y rápidamente sacó un arma de su bolsillo y se puso de pie para enfrentarse a el.
—¡Eres hombre muerto!— Aseguró Reinaldo, empezando a disparar contra él.
Afortunadamente no era la primera vez que Jughead se enfrentaba a algo así, por lo que fue más rápido, se agachó, metió el pie para hacer caer a Reinaldo y mientras tanto Luna lloraba de miedo y el cachorro también.
—¡Teníamos un trato!— Le recordó Jughead a Reinaldo, tomándolo del cuello y sin dejar que se moviera. —¡Ibas a dejar ir a mi hija primero!—
—La mataré...— Contestó Reinaldo, forcejeando contra Jughead. —La mataré frente a ti, luego te mato a ti y después voy por tu esposa y tú otro hijo...
Jughead lo miró con odio y en ese mismo momento Reinaldo volvió a tomar el control. Se giró para ser él quien quedase encima de Jughead y empezó a estrangularlo.
—Mirate...— Murmuró Reinaldo mientras aún lo tenía bajo su control y el peso de su cuerpo. —A final de cuentas tomaste a aquella niña inocente que secuestré y le hiciste dos hijos, la tomaste por esposa. Deberías agradecerme—
—No permitiré que toques a mi familia...—Respondió Jughead, apenas con aire, mirándolo con ira. —Debí matarte apenas tuve la oportunidad, pedazo de basura—
Reinaldo soltó otra macabra carcajada. —Mira cómo cambian las cosas Forsythe. Ahora quien te matará seré yo. Pero primero quiero que veas cómo mato a tu hija frente a...
De repente, Reinaldo recibió un disparo en el brazo que le hizo soltar a Jughead y empezar a retorcerse del dolor mientras sangraba en abundancia, preguntándose quien le había disparado.
—¡Deja en paz a mi esposo maldita basura!— Gritó Betty, con un arma en mano y apuntando a Reinaldo.
—¡Betty!— Exclamó Jughead, aterrado, mirándola. —¿Qué demonios haces aquí?—
—¡Mamita!— La llamó Luna, muy asustada y temblorosa.
Betty la miró. —Amor mami ya está aquí, te voy a sacar de aquí bebé—
—Bella Elizabeth...— La llamó Reinaldo, acercándose mientras se agarraba su ensangrentado brazo y con un arma en mano. —Esto es perfecto. Ahora puedo matarte a ti y a la niña frente a...
En ese mismo momento, Reinaldo cayó inconsciente al piso cuando recibió un golpe en la cabeza de nadie más ni nadie menos que Jughead, quien tenía un pedazo de hierro en mano.
—Toma a nuestra hija y salgan de aquí...— Exigió Jughead, mirando a la ojiverde. —Ahora—
Betty no perdió el tiempo y se acercó al lugar en el que su hija estaba atada, empezando a desatarla lo más rápido posible.
—Mamita... No dejemos al perrito aquí...— Pidió Luna, sollozando.
—Está bien amor— Aceptó Betty, desatando también al perrito. —Toma al perro y sujétalo con todas tus fuerzas. Jug... Deshazte de ese hombre lo más rápido posible—
—Amor lo tengo bajo control, está inconsciente— Aseguró Jughead, mirando en dónde Reinaldo estaba tirado, pero este ya no estaba ahí. —Maldic...
En ese mismo momento empezaron a llover balas; Reinaldo se había levantado cuando ellos no prestaban atención y con su arma empezó a disparar como un loco.
—¡Morirán!— Gritó Reinaldo, acercándose a ellos mientras disparaban. —¡Me las pagarás, me las pagarás muy caro Forsythe!—
—¡Betty corre y llévate a la niña de aquí con el cachorro!— Gritó Jughead, tomando rápidamente el arma de su mujer para defenderse.
—Pero Jughead...— Murmuró Betty, nerviosa con su hija en brazos y el cachorro, ambos asustados.
—¡Que te vallas de aquí!— Exigió Jughead, ocultándose tras un sofá grande mientras le disparaba a Reinaldo.
Betty salió corriendo de ahí con intenciones de proteger a su hija y al cachorro que esta traía consigo y Jughead continuó disparando contra Reinaldo y Reinaldo contra el.
Pero a Jughead se le terminaron las balas. Cuando Reinaldo se dió cuenta, sonrió con superioridad y se acercó a Jughead, pateándolo, tirándolo al piso y pisando su cara.
—Te tengo, Forsythe— Aseguró Reinaldo con una sonrisa macabra. —Cuando te mate, tu esposa e hija estarán desprotegidas y luego iré por ellas, te lo aseguro—
—Jódete Reinaldo...— Murmuró Jughead, casi sin aire.
Reinaldo apretó el gatillo contra la cabeza de Jughead, pero todo pasó muy rápido. Alguien se interpuso entre ellos.
—¡No!— Gritó Betty, lanzándose sobre Reinaldo cuando este disparó.
Jughead la miró, aterrorizado. —¡Betty!— Gritó.
Betty cayó al piso, sangrando en abundancia con un disparo en el abdomen y entonces Jughead tomó rápidamente el arma para terminar el trabajo.
Fue todo demasiado rápido, no hubo tiempo de reaccionar. Jughead acabó con la vida de Reinaldo ahí mismo, pero ahora la vida de Betty era la que se estaba perdiendo.
Lo vencieron pero... ¿A qué costo? 💔
Comenten para el desenlace 👀
Samy ❤️
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PROHIBITED
FanfictionJughead Jones, un millonario frío, orgulloso y sin sentimientos que un día podría correr peligro... De enamorarse y enfrentar un romance prohibido.