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Betty sollozó, sentándose sobre un sofá y cubriéndose la cara con ambas manos. —Basta... Basta... Ya para por favor...

Jughead estaba destrozando todo mientras Betty se cubría los ojos y lloraba, aterrorizada. Sí sabía de los problemas de ira del ojiazul, pero no tenía idea de que fuera tan fuerte.

De repente hubo un silencio ensordecedor por un momento y cuando Betty se destapó los ojos, Jughead ya no estaba, solo estaba ese terrible rastro de destrucción a causa de su enojo.

La mesa pequeña de madera, tres cojines, una mesa de cristal y varios jarrones antiguos... Todo destruído.

Entonces ella se dejó caer en el piso y lloró con amargura, repitiéndose mil veces en la cabeza que había sido su culpa que Jughead reaccionara así.

¿Pero que había pasado con Jughead? Estaba fuera de control, estaba fuera de sí, pero no quería hacerle daño a su novia embarazada y por eso salió de ahí antes de que sus emociones lo llevaran a cometer un terrible error.

Pero una acción fue peor que la otra, se fue a un bar de mala muerte a beber alcohol para descargar su frustración.

—Deme licor, el más fuerte que tenga— Pidió Jughead, acercándose al mostrador del bar.

El tipo del otro lado del mostrador asintió y le pasó una botella mediana y un vaso de vidrio pequeño. —Hace tiempo que no te veíamos por aquí—

Jughead asintió, llenando el pequeño vaso y tomándoselo de un trago. —He estado ocupado, Jhon—

—Hola Forsythe— Lo saludó una mujer semidesnuda y pelinegra, acercándose.

Jughead la miró. —Ah, hola. ¿Cuál era tu nombre?—

—Ámbar— Contestó. —Todavia tengo el recuerdo de lo bien que la pasamos en la cama aquella vez—

—Fue hace tiempo— Recordó Jughead, terminándose la botella a tragos.

Ámbar lo rodeó con sus brazos. —Si no estás ocupado podríamos... Repetir la acción—

Jughead la miró, pero cuando lo hizo sólo pudo ver el rostro de una sola persona.

Betty.

Solo pudo pensar en ella y en la hija que ambos estaban esperando. Sin importar lo que pasó entre los dos, el no podía hacerle eso.

—Lo lamento, Ámbar— Se negó Jughead, separándose. —No puedo hacer esto, tengo que volver a casa—

Él no dejó que la chica respondiera y simplemente se fue, subió a su auto y condujo en dirección a casa, pero antes hizo una parada.

Detuvo el auto en medio de la nada, con una vista hacia el cielo con la luna llena y las estrellas. Necesitaba detenerse a respirar, controlar sus emociones y entonces estar relajado para ir de regreso con Betty.

Tenía que pensar muy bien en lo que había hecho, que definitivamente estuvo incorrecto.

Después de meditar un poco, volvió a su auto y entonces condujo a la mansión. Cuando llegó, tomó aire y entró a la mansión dispuesto a hablar con su chica.

Cuando se adentró a la sala, vió que todo ya estaba en orden después de que él mismo destrozó muchas cosas antes, pero no era eso lo que le importaba, quería ver a su novia.

Se acercó a un sofá grande y ahí estaba ella, profundamente dormida, se veía cansada, se veía pálida, su frente estaba levemente sudada y sus ojos, aunque estaban cerrados, se veían hinchados y probablemente era porque había llorado mucho.

Su pecho se comprimió y sintió una presión en el estómago al verla en ese estado por nada más y nada menos que su culpa...

Se acercó lentamente a ella y se sentó a su lado en el sofá, acariciando su cabello. —Nena... Lo siento amor, no fue mi intención tratarte así hace rato—

Betty se removió en el sofá, sin abrir los ojos. —Jug... ¿De dónde vienes?—

—Eso no importa preciosa. ¿No prefieres irte a la cama?— Le preguntó, acariciando su mejilla y abriendo los ojos como platos, preocupado. —Bebé estás ardiendo. ¿Desde cuándo estás con fiebre?—

—¿Qué?— Preguntó, sin moverse ni abrir los ojos. —¿Yo tengo fiebre?—

—Pero claro que si— Afirmó Jughead, alarmado, poniéndose de pie. —¿Por qué no me llamaste?—

—¿Crees que iba a llamarte después de destrozar todo?— Preguntó, moviéndose, incómoda.

Jughead suspiró, poniendo una mano sobre la frente de su novia. —Creo que deberíamos ir al hospital—

—¿Al hospital? Estábamos allá hace dos días, no quiero volver— Se negó Betty.

—Pero nena... No puedo darte nada porque estás embarazada. ¿Entonces qué puedo hacer?— Preguntó Jughead, alarmado.

—Nada Jug, nada. Déjame descansar, estoy agotada— Pidió, acomodándose en el sofá nuevamente.

Jughead rodó los ojos. —Tan terca... Ya vuelvo— Avisó, retirándose.

Él buscó un termómetro y una compresa fría para tratar de bajarle la temperatura. Había un tema por discutir, pero antes Jughead quería asegurarse de que su novia estuviera bien.

—Quítame eso de la cara, es solo un poco de temperatura nadamás— Se quejó Betty, quitándose la compresa fría de la frente.

—¿Llamas treinta y nueve grados solo un poco de temperatura? Ahora quédate quieta— Exigió Jughead, aplicando la compresa fría en su cara.

Finalmente el cansancio le ganó a Betty y terminó rendida en el sofá otra vez, pero Jughead la cargó y subió las escaleras hasta llevarla a la cama sin despertarla.

Luego él se acostó a su lado, muy pendiente a ella por si ella llegaba a necesitarlo. Se acostó a su lado, pero sin abrazarla para respetar su espacio.

—Jug...— Lo llamó en voz baja, sin moverse.

—¿Qué ocurre?— Le preguntó, sentándose sobre la cama y acariciando su cabello. —¿Te sientes mal aún?—

Betty suspiró. —Es solo que estoy pensando en que fue muy mala idea venir a vivir contigo—

—¿Qué?— Preguntó Jughead, mirándola. —¿Por qué piensas eso amor? Si fue por lo de hace rato yo de verdad...

—No quiero que mi bebé nazca en un ambiente en el que su padre destruya todo a su paso por una estúpida escena de celos y que le grite— Contestó la rubia, sollozando.

—Betts... No... Voy a cambiar, lo juro. No pensaba lo que estaba haciendo— Se disculpó. —No te vallas...

—Jug... Mañana hablaremos, buenas noches— Se despidió, cerrando los ojos.












Pelea Bughead 💔 ojalá no afecte a la bebé 😭

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Pelea Bughead 💔 ojalá no afecte a la bebé 😭





Samy ❤️

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