Ella le arrebató el arma a Jughead y le disparó en el pecho, justo en el corazón, haciendo que el ojiazul cayera frente a ella con el mortal disparo en el pecho.
Penny soltó una carcajada, pero esa enorme sonrisa se borró cuando Jughead se paró del piso como si nada, con una sonrisa de superioridad total.
—¿Creiste que vendría a enfrentarme contigo sin un chaleco antibalas?— Preguntó Jughead con diversión. —Que nunca se te olvide que soy el puto amo de Riverdale—
Penny bufó, molesta. —¡Eres un maldito!— Lo apuntó con el arma.
Pero en ese preciso momento, Penny recibió un disparo justo en la cabeza que le quitó la vida de inmediato y detrás estaba Cheryl con el arma en mano.
—Ahora revuélcate en el infierno como la maldita perra que eres Penny— Dijo Cheryl, acariciando su arma.
Jughead soltó una risa y chocó los cinco con Cheryl cuando Fangs se acercó.
—Oigan... ¿Están bien?— Les preguntó Fangs, acercándose.
—Mejor que nunca Fangs— Aseguró Cheryl.
—Hay que limpiar este desastre y después nos vamos a casa— Les recordó Jughead.
—¡Oh sí, maldición, hace tanto tiempo que no me divertía así!— Celebró Reggie, acercándose. —Los que sobrevivieron huyeron como niñitas asustadas—
Jughead sonrió. —Somos los mejores. Ahora terminemos con todo esto y vámonos a casa—
Cómo dijo Jughead, éstos en conjunto con sus hombres se encargaron de los cadáveres y del desastre que dejaron para después irse a la mansión.
En la mansión, todos estaban en la piscina, celebrando su victoria contra una enemiga insistente, Penny Peabody. Fangs, Sweet pea, Reggie, Cheryl y Toni, las cuales llevaron a su hijo, estaban todos celebrando en la piscina.
Pero Jughead salió a la piscina sin traje de baño, salió con una camiseta negra, jeans azules y unos Vans rojos vino.
Cheryl alzó una ceja y se acercó con su pequeño tomado de manos y su traje de baño. —Jughead... ¿A dónde vas? ¿No celebrarás con nosotros?—
Jughead negó. —Tuve que alejar a Betty todo este tiempo para mantenerla a salvo, pero le dije cosas muy hirientes. Tengo que recuperar a mi chica—
—Ay Jughead... Nunca pensé que te escucharía decir algo así sobre una chica— Admitió Cheryl con una sonrisa. —Se ve que la quieres de verdad—
Jughead asintió. —La amo más que a mí propia vida, nunca estuve tan seguro de algo en mi vida—
—Tufo— Le dijo el pequeño niño rubio, señalandolo.
Jughead sonrió y lo tomó en sus brazos, dejando un beso en su frente. —Solo a ti te voy a permitir que me llames así—
El pequeño soltó una risa y Jughead lo regresó a los brazos de Cheryl para ir a su auto y dirigirse al apartamento de Betty, pero antes pasó por una tienda a comprarle algo lindo.
El sabía que se había portado muy mal aunque fue para protegerla, pero ella no sabía que fue para protegerla.
Cuando llegó al complejo de apartamentos, estacionó su auto, bajó y fue hacia la puerta del apartamento de la ojiverde, dejando dos suaves toques en ella.
Solo que al principio ella no respondió.
Entonces Jughead volvió a tocar la puerta con un poco más de insistencia mientras con una mano sostenía unos globos de corazón y flores.
—¿Quien es?— Preguntó la voz ahora rota y dolida de Betty.
Jughead tragó saliva, sabiendo perfectamente que Betty estaba destrozada, que había sufrido y llorado mucho los últimos días. —Betts... Soy yo, soy tu Juggie—
Betty sollozó desde el interior del apartamento. —¿Qué haces aquí?— Preguntó, abriendo la puerta.
Jughead la miró y sintió que le apuñalaron el corazón; Ella tenía los ojos rojos e hinchados, su cara estaba húmeda por las lágrimas y esa sonrisa que iluminaba su rostro no existía más, así como ese leve color rosa de sus mejillas.
—Te hice una pregunta— Dijo Betty con la voz entrecortada. —¿Que haces aquí?—
Jughead suspiró, mirándola. —Betts... Yo... Yo vine a hablar contigo sobre...
—No quiero hablar contigo— Se negó Betty, limpiándose las lágrimas.
—Pero Betts... Tienes que oírme— Pidió Jughead. —Lo que te dije no...
—¡Cállate, Jug! ¡Ya cállate!— Exigió Betty, con las lágrimas inundando sus ojos una vez más. —¿¡Crees que por venir aquí con cara de perro arrepentido, globos y tus malditas flores voy a perdonarte!?—
—Betty, no es lo que crees. Tuve que...
—Claro— Lo interrumpió, soltando una risa sarcástica. —Despues de tratarme como un objeto y haberme usado para satisfacerte un tiempo ahora vienes como un perrito arrepentido pretendiendo que otra vez voy a recibirte como si nada pasara—
Jughead suspiró. —Betty... Tienes que escucharme. Lo hice por...
—¡Ahórrate tus excusas baratas Jug, conozco a los de tu clase! ¿¡Qué estuviste haciendo todo este tiempo!? ¿¡Acostarte con la primera que te pasa por el frente!? ¡Responde!—
—¡Quería escribirte y me bloqueaste, traté de llamarte y simplemente me colgadas!— Le recordó Jughead, ya enojado.
—¡Es que no quiero hablar contigo, me hiciste mucho daño y no quiero saber nada de ti, vete al diablo Jughead Jones!— Exigió Betty, cerrándole la puerta en la cara.
Jughead bufó, molesto y empezó a tocar la puerta con insistencia. —Betty... Betty abre la puerta. ¡Betty!—
—¡Lárgate, ya te dije que no quiero verte, no quiero saber nada de ti, no has cambiado nada y solo estuviste fingiendo todo este tiempo!— Le gritó.
—¡Escúchame, déjame explicarte lo que pasó, Penny me obligó a dejarte, te estaba protegiendo!— Aseguró Jughead, tocando la puerta con fuerza.
—¡Ya te dije que te vallas, no te quiero ver, no quiero oírte, no quiero saber nada de ti y si no te vas, llamaré a la policía!— Amenazó.
Jughead bufó, molesto y se retiró sin decir nada y sin insistir más, claramente Betty ya no quería saber nada de él, al menos por ahora.
Entonces él se fue, destrozó las flores, los globos y los tiró al cesto de basura para entonces subir a su auto y golpear el volante.
Estaba enojado y tenía que desquitarse ya aunque fuera tomando alcohol hasta perder el conocimiento.
Había derrotado a Penny pero... ¿A qué costo?
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Nuestro Bughead está roto 💔 ¿Cómo podrán recuperar su relación después de esto?
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