Pasó un mes desde la separación de Betty y Jughead y las cosas estaban cada vez más difíciles; Luna se quedaba llorando cada vez que su padre la dejaba en el apartamento de su madre y cada día se despertaba con la ilusión de que ese día sus padres iban a volver a estar juntos y amarse, pero eso no pasaba.
Jughead la veía todos los días, la llevaba a la mansión, la llevaba al parque, al Pop's... Nunca desamparó a su hija, eran inseparables.
Las cosas con Betty estaban cada vez más tensas, la situación no mostraba señales de mejora...
Pero los sentimientos estaban ahí aunque ellos los ignoraran.
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Era temprano y Betty estaba preparando a su hija para llevarla al colegio. La pequeña ya estaba lista y la persona que iría a recogerla sería Jughead.
—Una última cucharadita y ya— Celebró Betty mientras le terminaba de dar avena a su hija.
Luna tomó esa última cucharada e hizo una mueca. —No me gusta mami—
—Pero ya terminaste, toma— Dijo, tendiéndole un vaso de leche tibia.
Luna se tomó rápido el vaso de leche y miró a su madre. —Terminé. ¿A qué hora va a venir mi papá por mí?—
—En cualquier momento— Contestó Betty, dejando un beso en su frente. —Ve por tu mochila—
Luna asintió y fue a su habitación a buscar su mochila. Cuando Betty estaba sirviendole comida y leche a su gatito, alguien tocó la puerta principal.
—¿Quien es?— Preguntó Betty, terminando de darle comida al gato.
—Soy yo— Respondió Jughead. —¿Luna ya está lista?—
—Esta buscando su mochila, ya va— Avisó Betty. —¿Quieres pasar?—
—Tengo muchas ganas de ver a mi hija, voy a pasar— Aceptó Jughead, abriendo la puerta principal.
Entonces pasó lo que pasaba cada vez que Betty y Jughead cruzaban miradas. Se miraron a los ojos y una extraña tensión apareció, pero a la vez no podían dejar de mantener ese contacto visual.
El tenía una camisa azul como sus ojos, con un fino pantalón negro y zapatos de ese color también. Su abundante cabello estaba desordenado y eso era algo a lo que Betty no se podía resistir.
¿Y ella? Ella estaba lista para irse al trabajo con un vestido blanco de flores, sencillo y que llegaba un poco más abajo de sus rodillas. Su cabello caía con libertad sobre sus hombros, ondulado y brillante.
Jughead aclaró su garganta después de explorarla con la mirada de arriba a abajo. —Mi hija se está tardando... ¿No?—
—¡Luna!— La llamó Betty. —¡Ya vino tu papá! ¿¡Necesitas ayuda!?—
—¡Ya encontré mi mochila!— Avisó la niña, acercándose a sus padres con su mochila puesta. —Es que no la encontraba—
Betty soltó una risa, acercándose a dejar un beso en su frente. —Por eso te dije que la pusieras en un solo lugar—
Luna rió y cuando vió a su padre corrió a él. —¡Papito!— Chilló, corriendo a abrazarlo.
Jughead se arrodilló para abrazarla y llenarla de besos. —Hola princesa. ¿Todo bien? ¿Descansaste?—
—Si... Mami me hace dormir temprano— Se quejó la menor.
Betty soltó una risa. —Ven por tu merienda y te podrás ir con tu papá—
La ojiverde se acercó a su hija, le pasó su lonchera y dejó un beso en su frente.
—Portate bien mi amor— Pidió Betty para entonces mirar a Jughead. —Te la encargo—
—Por favor Betts... Es mi hija— Le recordó, tomando la mano de la niña. —Vámonos princesa—
—Te amo mamita— Le dijo la menor, retirándose con su papá.
—Y yo a tí mi angelito— Respondió Betty con una sonrisa.
Jughead llevó a su pequeña con el al auto para llevarla al colegio y Betty terminó de prepararse para irse a la empresa.
Aún estaban legalmente casados, no se habían divorciado. Pero se organizaron para estar con la niña porque pasara lo que pasara, ella seguiría siendo hija de los dos y hasta ahora era el único medio de comunicación entre ellos.
—Y llegamos— Avisó Jughead, deteniendo el auto frente al colegio y besando la cabeza de su hija. —Papi te ama un montón mi dulce niña. Pórtate bien bebé. Le hablaré a tu mamá para que vallamos por un helado después de clases. ¿Sí?—
—¡Si, yo quiero papi!— Chilló la menor, contenta.
—Este fin de semana vienes conmigo a la mansión. ¿De acuerdo?— Le recordó.
Luna asintió, poniéndose seria de repente y bajando la mirada. —Extraño cuando mami y yo vivíamos contigo y ustedes estaban juntos—
Jughead suspiró, desabrochándole el cinturón para sentarla en su regazo y besando su mejilla. —A veces los adultos tenemos que tomar decisiones por el bienestar de los niños. Pero yo nunca estaré lejos. Pase lo que pase soy tu papá y siempre estaré para ti. Te amo, quita esa cara mi amor. No me gusta que mi bebé esté triste—
Luna sonrió levemente y besó su mejilla. —Eres el mejor papá del mundo—
—Porque tengo la mejor hija del mundo— Aseguró Jughead con una sonrisa. —Ahora ve o se te hará tarde mi vida—
Luna asintió y salió del auto con ayuda de su padre para ir corriendo al interior del colegio.
Jughead la miró y suspiró, feliz porque después de todo su hijita estaba saludable, pero preocupado por lo mucho que le afectó su separación con Betty.
La imagen de Betty con ese vestido florar, sus piernas desnudas, sus labios y ese cabello... Esos pensamientos estaban a punto de provocar un problema entre sus pantalones y prefirió no pensar más.
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En la empresa, Betty había terminado una reunión y cuando iba a su oficina para terminar de organizar algunas cosas, se encontró con Marco.
—Hey, hola— La saludó Marco.
Betty sonrió. —Hola Marco. ¿Puedo ayudarte en algo?—
—Puede que si— Contestó. —¿Qué harás cuando salgas?—
Betty se encogió de hombros. —Iba al colegio por mi hija pero su papá me habló y dijo que se la llevará. Así que no sé—
Marco asintió. —Pues... En ese caso... ¿Sería mucho pedir que saliéramos al Pop's?—
Betty lo miró y los recuerdos de la insistencia de Brett llegaron a su mente, pero en los ojos de ese hombre veía que él no era como Brett.
Marco era un buen hombre.
—Está bien, solo por un rato— Aceptó.
Se que no les gusta esto de que Bughead este separado 😔 pero no será por mucho...Samy ❤️
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PROHIBITED
FanfictionJughead Jones, un millonario frío, orgulloso y sin sentimientos que un día podría correr peligro... De enamorarse y enfrentar un romance prohibido.