—Acabas de firmar tu sentencia de muerte, Weston— Advirtió la voz de Jughead, muy molesto.
—Forsythe...— Contestó Brett, soltando una risa. —No te tengo...
—Atrévete a decir que no me tienes miedo y te mato aquí mismo— Murmuró Jughead, levantándolo del cuello y pegándolo con fuerza a la fría pared.
—Forsythe...— Murmuró Brett mientras se ahogaba por el agarre del ojiazul en su cuello.
—Te advertí que si volvías a faltarle el respeto a mi novia te iba a matar y puedo asesinarte aquí mismo si quiero y nadie se enteraría— Aseguró Jughead.
—Poli... Policía...— Susurró Brett, ya morado, casi ahogándose.
—Los policías de Riverdale son mis mayores aliados grandísimo hijo de perra...— Respondió Jughead, estrangulándolo más fuerte.
Brett ya estaba morado, sus movimientos se hacían más lentos y ya casi no tenía aire. Pero justo cuando su vista se empezaba a nublar, Jughead lo soltó, dejándolo caer al piso.
—Agradece que mi novia cuenta con que yo la espere afuera y la lleve a casa, porque si no, te provocaría la muerte más lenta y agonizante que te puedas imaginar— Aseguró Jughead, pisándole la cabeza.
Brett abrió la boca para gritar, pero Jughead se arrodilló, se la cubrió de inmediato y en ese mismo momento le pateó con fuerza los genitales, haciéndolo retorcerse.
—Igual no los necesitas, solo los usas con tu propia mano— Se burló Jughead, poniéndose de pie y dándole una última patada fuerte. —Con ese golpe tardarás un par de minutos en ponerte de pie y cuando lo hagas yo estaré lejos. Y adivina, nadie te va a creer— Aseguró, saliendo del almacén y cerrando la puerta.
Brett estuvo un rato hecho bolita por el dolor en los bajos por los golpes del pelinegro, pero dentro de él crecía una ira tan grande que ya no le importaba nada y estaba dispuesto a hacer que Jughead y Betty pagaran como fuera.
En un buen rato, Betty iba saliendo de su oficina con los ojos cristalizados del dolor de espalda y piernas que tenía además de los calambres, pero afortunadamente ya se iba a casa con su novio a seguir teniendo un embarazo tranquilo.
Pero Brett se le atravesó en el camino con una malteada en mano y se veía maltratado.
—Brett...— Murmuró Betty, mirándolo. —¿Qué te pasó? Te ves raro—
Brett se encogió de hombros. —Me cai, pero tengo algo para ti, para pedir disculpas por faltarte al respeto, no es mucho, pero por algo se empieza. Toma ésta malteada— Se la tendió.
Betty lo miró con una ceja alzada. —¿De verdad te estás disculpando? Eso es nuevo— Admitió, sorprendida.
—Lo se, pero realmente estoy arrepentido— Mintió. —Compré ésta malteada para ti y pensando en ti. ¿La vas a rechazar?—
Betty suspiró, tomando la malteada. —Tienes razón, no podría despreciar este gesto. Gracias Brett—
—No fue nada, también deseo que tú bebé nazca con salud y con bienestar— Habló Brett.
—Gracias Brett, hasta luego— Se despidió, dándole la espalda y retirándose mientras tomaba de la malteada.
Brett sonrió con una maldad aterradora. —Si... Hasta luego Elizabeth—
Betty salió del edificio mientras se tomaba la malteada y Jughead estaba en el mismo lugar en el que ella lo había dejado, apoyado sobre el auto, listo para abrirle la puerta del vehículo e irse a casa.
—Vámonos, me matan los pies— Pidió Betty, acercándose, aún tomando de la malteada.
—Claro mi amor. Oye... ¿Cuando compraste esa malteada?— Preguntó.
—Ah, no me lo vas a creer— Respondió Betty. —Brett me pidió disculpas con ésta malteada—
Jughead palideció. —¿Brett te la dió?—
—Sip— Contestó Betty, tomando más malteada.
—¿Estás loca? ¡No te bebas eso!— Exclamó, arrebatándole el vaso de malteada y tirándolo a un contenedor de basura cercano.
Betty lo miró, indignada e incrédula. —¡Jughead! ¿¡Qué diablos pasa contigo!?—
—Tu no lo entiendes...— Murmuró Jughead, mirándola. —Hasta la persona que menos piensas puede hacerte daño, no debiste tomarte esa basura, tal vez quiera envenenarte—
Betty soltó una risa. —Jughead por favor... Estás muy paranoico—
—Betts... Yo sé de estas cosas, lo tuve que aprender a las malas— Advirtió el ojiazul.
—¿Sabes que? Ya vámonos, estoy muy cansada— Pidió Betty, entrando al auto por sí misma.
Jughead suspiró, nervioso y entró también al auto para entonces conducir a casa, ambos sin decir nada todo el camino hasta llegar a la mansión.
Al llegar, Betty se puso algo más cómodo, una bata de seda color lila mientras usaba su computadora en un sofá de la sala.
Jughead estaba en la cocina y se acercó con una pastilla y un vaso con agua. —¿Qué haces nena?—
—Trabajo— Contestó, sin apartar su mirada de la computadora ni un momento.
—Nena... Perdón por lo de hace rato, es que tengo mucho miedo de que algo te pase y hay mucha gente con malas intenciones, no confío nada en ese hombre— Dijo Jughead, dejando la pastilla y el vaso de agua sobre una pequeña mesa. —Es momento de tus vitaminas—
Betty asintió y dejó la laptop a un lado, pero cuando se puso de pie lentamente se sujetó de la pequeña mesa para no caer al piso y empezó a faltarle el aire.
Jughead sintió que su alma abandonó su cuerpo por un momento y se acercó rápidamente a su novia, asustado. —Bebé... Bebé... ¿Qué tienes? ¿Que te está pasando?—
Betty tomó una profunda respiración para poder hablar, mirándolo con miedo. —Ayuda Juggie... Me siento... Me siento mal... Ayúdame...— Murmuró.
Jughead empezó a llorar del miedo, acariciando su cabello. —Amor tranquila, vamos al hospital de inmediato, vamos—
Él la cargó para llevarla al auto, la subió ahí y luego subió él para conducir de urgencia al hospital; Ella sudaba frío, le costaba mucho respirar, temblaba sin parar e incluso parecía que estaba a punto de convulsionar.
Jughead no podía más con los nervios y el miedo. Si algo le ocurría a su novia embarazada, a su bebé o a ambas no sabía si lo iba a aguantar.
Algo muy malo estaba pasando. Cuando llegaron al hospital, él la cargó para llevarla a emergencias de inmediato, en dónde la recibieron y la hospitalizaron rápido mientras un novio y futuro papá sentía que estaba pasando por el peor momento de su vida.
Se puso muy fea la cosa, prendan velita para que Betty y su bebé se salven 😭🕯️
¿Teorías?
Samy ❤️
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PROHIBITED
FanfictionJughead Jones, un millonario frío, orgulloso y sin sentimientos que un día podría correr peligro... De enamorarse y enfrentar un romance prohibido.