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Al día siguiente, Betty durmió hasta tarde y Jughead pasó la noche con ella y fue a la mansión por la mañana, pero en la tarde ya estaba de regreso con ella, en espera de los Cooper.

Pero Betty estaba nerviosa.

—Bebé relájate— Pidió Jughead, acercándose a ella y besando su frente. —Son tus padres. ¿Por qué estás tan nerviosa?—

—No lo sé, ellos me dijeron desde pequeña que tenía que esperar al matrimonio para embarazarme como hicieron ellos— Dijo Betty, nerviosa. —Y no lo hice. Me quedé embarazada por estar llorando y se me olvidó la pastilla—

—¿Y eso que? A mí se me olvidaba usar condón— Le recordó. —Pero eso no es lo importante. Betts... Ellos amaran a nuestro bebé, es su nieto— Le recordó.

Betty tomó aire y lo abrazó. —Menos mal que estás conmigo Juggie—

—Siempre mi amor, te amo— Respondió, abrazándola y separándose para entonces agacharse a la altura de su vientre levemente abultado y dejar un beso ahí. —A ti también bebé—

Betty sonrió y en ese momento alguien tocó la puerta, haciendo que estos dos se separaran de golpe.

—¡Elizabeth, bebé!— La llamó su madre, tocando la puerta. —¡Soy mami!—

—¡Somos mamá y papá, linda!— Exclamó Hall.

—Son mis padres, yo abro— Se ofreció Betty, acercándose a la puerta y abriéndola.

—¡Mi niña!— Habló Hall, abrazándola y dejando numerosos besos en su cabeza.

—Hola Elizabeth...— La saludó Alice, abrazándola también.

Betty los abrazó y luego se separó, mirándolos con una sonrisa. —Mamá, papá... Los extrañé—

—Hola señor y señora Cooper— Los saludó Jughead, acercándose.

—Que gusto verte de nuevo muchacho— Admitió Hall, saludándolo con un abrazo.

—Hola Jughead— Lo saludó Alice también con un cariñoso abrazo.

—Vengan, pasen— Invitó Betty.

Se reunieron en la sala de estar, Hall y Alice frente a Betty y Jughead, dispuestos a ponerse al día.

—Ay nena mírate, te ves cansada mi amor— Admitió Alice, preocupada, mirando a su hija.

—Tu madre tiene razón— Opinó Hall. —¿Te está pasando algo hija?—

Betty negó, tomando la mano de Jughead. —No... Al menos no nada malo—

—¿Y dónde está el gatito?— Preguntó extrañada Alice.

Ante esa pregunta, Betty sintió otra vez esa presión en el pecho que sentía cada vez que pensaba en su gato y en la manera en la que lo mataron.

—Hija... ¿Qué ocurre?— Preguntó Hall, preocupado.

Jughead suspiró y abrazó a Betty para contenerla. —Fue envenenado y falleció—

—Ay no... Nena lo siento mucho, no sabía— Se disculpó Alice.

—Lo lamentamos mucho pequeña— Se expresó Hall.

Betty los miró y se limpió algunas lágrimas que había dejado escapar. —Está bien, Caramelo está en un lugar mejor. Pero... La mayor razón por las que los cité aquí es porque mi novio y yo tenemos una noticia muy importante qué darles—

Hall y Alice se miraron y asumieron lo que su hija les quería decir, por lo que sonrieron.

—No me digas... No me digas mi amor... ¿Se casarán?— Preguntó con emoción Alice.

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