Jughead se separó, muy agitado y la miró a los ojos con lujuria. —A tu habitación...
Betty asintió, agitada y una vez más lo besó y enredó sus piernas alrededor de la cintura del pelinegro.
Él se puso de pie con ella entre sus brazos y la llevó hasta la habitación, dejándola sobre la cama y colocándose encima de ella para besarla con ganas, como si quisiera gastar todas las ganas que se tuvieron estos últimos meses.
Jughead se separó para ir a cerrar la puerta y luego quitarse la camisa. Cuando estuvo sin camisa, regresó con ella, le quitó la sencilla remera que tenía, le quitó también los pequeños shorts y entonces ella no traía sostén, por lo que la tuvo únicamente en bragas.
Volvió a colocarse encima de ella, empezó a besar su cuello y ella jadeaba, complacida y muy caliente. Él empezó a chupar y entonces bajó sus besos a los pechos de la ojiverde, empezando a volverla completamente loca.
Su centro ya estaba muy sensible y Jughead lo sabía, por lo que bajó una mano hasta la feminidad de la chica y metió dos de sus dedos, encontrándola tan mojada, caliente y resbaladiza que no fue difícil usar sus dedos para penetrarla.
Sentirlo en ella, sentir que él la tocara después de tantos meses sin nada fue como un respiro, un alivio para ella, por lo que sus gemidos no fueron nada silenciosos.
El empezó a mover sus dedos dentro de ella, a estimular su clítoris y la hizo gemir de una manera tan placentera que su nivel de excitación solo crecía. Ya tenía una erección desde que ella lo besó y no podía aguantar más.
Por eso, no la dejó correrse y en lugar de eso le quitó las bragas, el se separó para bajarse el pantalón y la ropa interior y mostró su gruesa y firme erección, ya no aguantaba más.
Se le acercó, la haló hasta la orilla de la cama, ella abrió las piernas de par en par para recibirlo y él entró en ella, deslizándose con total facilidad por lo mojada que ella se encontraba.
Estar dentro de su cuerpo, conectar su sexo con el de ella, perderse dentro de ese caliente y paradisíaco cuerpo... Jughead sentía que iba a morir del placer, sentía que no iba a aguantar y que iba a enloquecer.
Sobre todo cuando empezó a moverse dentro de ella. Empezó a penetrarla de una manera tan agresiva que era como si realmente quisiera desquitarse. Ninguno de los dos se había acostado con otra persona después de separarse.
Movimientos y más movimientos, penetrándola cada vez más profundo, cada vez más rápido y cada vez más duro; Le estaba dando tan duro que la cama estaba temblando y sus gemidos se escuchaban como gritos.
Él no iba a durar mucho y ella tampoco, estaban ambos al borde del orgasmo; un par de golpes más y Jughead no se detuvo hasta que la puso a temblar, a gritar y llorar del placer y sus paredes internas lo apretaron, causando que el cuerpo de la ojiverde se tensara y haciéndola temblar. Esa fue su señal para correrse dentro de ella, soltar todo su fluido en su interior y no detenerse hasta terminar.
Así alcanzaron juntos el clímax, tomándose un momento para recuperar el aire y luego besarse con más calma.
Pero eso dejó de ser lo que fue cuando se dieron cuenta de todo lo que estaba pasando. Se abrazaron, se acostaron juntos en la cama y ella se aferraba al pecho desnudo del ojiazul mientras el acariciaba su cabello y regaba besos en su rostro.
—No sabes lo mucho que necesitaba esto— Admitió Jughead, soltando un suspiro. —Estos meses han sido un horror—
Betty se abrazó más a él. —Tienes razón. En estos meses me he estresado más que nunca, no sé lo que me pasa—
—Lo que te pasa es que me necesitas, Betty— Aseguró Jughead, mirándola. —Nos necesitamos—
Betty hizo un silencio, mirándolo y de repente se separó, sentándose sobre la cama y cubriéndose con las sábanas. —No... No... Esto fue un error—
—¿Qué?— Preguntó Jughead, sentándose sobre la cama y mirándola. —Pero Betts... ¿Qué pasó? Dime, podemos hablarlo. ¿No te gustó?—
—¡Me encantó!— Exclamó Betty, nerviosa. —Me encantó. Demonios... ¿A quien engaño? Extrañaba el sexo y más contigo pero... Pero esto es un error—
—Betty... Yo te amo— Confesó Jughead, posando una mano en su mejilla. —Nunca amé ni amaré a nadie como a ti. Tienes que escucharme—
Betty negó, con las lágrimas bajando por sus mejillas. —No... No voy a volver a dejar que me lastimes. Vete de aquí—
—Betty...— La llamó Jughead, secando sus lágrimas. —Podemos intentarlo. Podemos...
—¡Que te vallas Jughead mi hija vendrá más tarde y no quiero que te encuentre aquí!— Gritó Betty, rompiendo en llanto. —¡Vístete y vete, vete!—
—Si, si... Ya me voy, cálmate nena— Pidió Jughead, poniéndose de pie y empezando a vestirse nuevamente. —Yo solo quería...
—¡Que te vallas!— Repitió, llorando.
Jughead terminó de vestirse lo más rápido que pudo y salió de la habitación mientras Betty sufría una especie de crisis de nervios en su habitación.
¿Qué había pasado si aquella noche de sexo iba tan bien? ¿Por qué Betty se puso así?
Entonces el ojiazul condujo a su mansión, fue a su bodega por un par de bebidas y se sentó en el balcón a tomar.
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Después de lo ocurrido con Jughead, Betty tomó una ducha, lloró por una hora en la bañera, se vistió y luego llegó Cheryl a regresarle a su hija.
La pequeña Luna tomó un baño también y después se acurrucó en la cama con su mamá y su gato, hablando con emoción.
—Luego fuimos al cine, Dale y yo elegimos la película que queríamos y comimos palomitas— Contó la niña, feliz.
Betty sonrió, besando su frente. —Mi bebé se divirtió mucho hoy. Me da mucho gusto mi pequeña—
Luna sonrió, mirando a su madre. —Mamita... ¿Estás triste?—
Betty negó, acariciando su cabello. —¿Quién podría estar triste con una niña tan hermosa y tan especial como tú?—
—Te amo mami— Confesó la menor, abrazándose a su madre.
—Yo te amo más mi bebé— Aseguró Betty, besando su mejilla.
¿Qué acaba de pasar?Samy ❤️
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PROHIBITED
FanfictionJughead Jones, un millonario frío, orgulloso y sin sentimientos que un día podría correr peligro... De enamorarse y enfrentar un romance prohibido.