PROHIBITED

"86"

Habían pasado un par de semanas más y Betty ya estaba en el segundo trimestre de su embarazo; Ya todos a su alrededor lo sabían, no había nada que ocultar. Los síntomas ya no eran tan molestos, pero aparecieron otros nuevos y no eran muy cómodos.

Ahora que esto se sabía, podían aparecer algunos que no estén contentos con la noticia y que tal vez quieran sabotear las cosas.

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Betty estaba en su oficina y además de estar trabajando en su computadora, también estaba degustando unas papas fritas con crema de chocolate. Si... Últimamente tenía unos antojos raros.

—¿Papas fritas y chocolate? Cómo se nota que estás embarazada...— Habló Brett, entrando a la oficina de la rubia con una carpeta en mano.

Betty rodó los ojos y lo miró. —Es delicioso. ¿Tienes lo que te pedí?—

—Si... Soy eficiente y lo sabes— Presumió, dejando la carpeta sobre su escritorio. —Debí ser yo el padre de ese bebé—

—Brett... Si ya terminaste eres libre, adiós— Dijo Betty, sonriéndole con total falsedad.

—Nena...— La llamó Jughead, entrando a su oficina con pollo frito, donas y malteada del Pop's. —Te traje lo que me pediste— Miró a Brett. —Oye... A ti no te quiero cerca de mi novia—

Brett soltó una risa. —Lo lamento amigo. Pero lamentablemente trabajo con tu linda novia. Ah, y ponle más atención a esos raros antojos o terminará intoxicada— Sugirió, saliendo de la oficina.

Jughead rodó los ojos y se acercó a Betty, dejando lo que le había traído encima del escritorio. —¿Puedo matarlo?—

—Jug... No dejes que te afecte— Pidió Betty, tomando el pollo frito. —Es un tonto—

—Deberías despedirlo. Es más... Yo debería matarlo con mis propias manos— Opinó Jughead.

Betty soltó una risa. —No quiero despedirlo sólo porque si. Además... Él es indefenso— Hizo un silencio. —Mmmm ¿A qué sabrán las alitas de pollo con chocolate?—

Jughead alzó una ceja. —No estarás hablando enserio... ¿Oh sí?—

—Estoy hablando muy enserio, quiero pollo y chocolate y quiero ponerle ketchup a las donas— Expresó Betty.

Jughead soltó una risa. —Mu bebé está haciendo que tengas antojos muy raros. Amor... Tengo cosas que hacer, te veo más tarde—

Betty hizo un puchero. —No me has dado ni un besito—

—Mi amor perdón— Se disculpó, dejando un beso en su frente. —¿Así está bien?—

Betty negó. —No... Pero te lo perdonaré porque tengo mucha hambre y en media hora tengo una reunión—

—¿Hambre? Pero... ¿Sabes que? Olvídalo, es culpa del bebé. Parece que tendrá mi apetito— Bromeó Jughead, dejando un pequeño beso en sus labios. —Te amo mi amor, te veo luego—

—Hasta luego Juggie lindo— Contestó Betty con una sonrisa, empapando las alitas de pollo con chocolate derretido.

—¡No olvides tus vitaminas, consentida!— Le recordó Jughead mientras se retiraba de su oficina.

Betty soltó una risa. —¡Está bien!— Contestó.

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Ya en la tarde, Jughead estacionó su auto y bajó del vehículo cerca de un callejón, dispuesto a hacer algo que quizá no era lo correcto, pero lo quería hacer.