—Luna se puso muy mal— Contestó. —Tenia mucha fiebre, no podía respirar... La traje al hospital, se la llevaron y aún estoy esperando, no me han dicho nada—
—¿Qué?— Preguntó Jughead, sintiendo su corazón comprimirse. —¿Por qué no me dijiste antes? Tenías que decirme mucho antes de llevarla al hospital. Sabes que si a esa niña le duele al menos una uña me debes decir—
—Lo se y perdón, es que todo pasó muy rápido, Luna se puso realmente mal y no pensé ni un momento en el celular— Aseguró Betty, frustrada.
—Está bien, está bien. Yo voy para allá de inmediato, tranquila— La calmó Jughead.
Fin de la llamada.
Jughead se puso de pie, se apresuró a cambiarse la pijama y ponerse zapatos y salió corriendo de la mansión, dispuesto a ir a ver a su niña.
Y es que Luna nunca se había enfermado, o al menos no a un punto en el que tuvieran que llevarla de urgencia al hospital.
Subió a su auto y condujo directito al hospital; Llegó, se apresuró a entrar y se acercó a la recepción.
—Hola, buenas noches— Saludó el ojiazul. —Estoy buscando a una pequeña de cinco años, Luna Jones Cooper—
—Buenas noches caballero— Saludó la chica, mirándolo. —Lo sentimos, pero éstas no son horas de visitas—
Jughead suspiró. —¿Visitas? No soy una visita, soy su papá y mi hija está necesitándome, solo tiene cinco años— Le recordó.
La chica asintió. —Pues en ese caso... La niña Luna Jones Cooper de cinco años de edad está en el segundo nivel, área pediátrica, habitación trece a la derecha—
—De acuerdo, gracias— Contestó Jughead, largándose a correr al ascensor.
El ojiazul subió al segundo nivel del hospital, salió al pasillo y se encontró con Betty, quien esperaba afuera. Se veía angustiada desde lejos. Estaba moviendo las piernas y acariciando su cabello con frecuencia.
—Betty...— La llamó, acercándose a ella.
Betty lo miró, se puso de pie y fue a abrazarlo. —Jug... Viniste—
—Pero claro que vine— Aseguró el ojiazul, besando su mejilla para entonces separarse y mirarla. —¿Dónde está nuestra bebita?—
—La están tratando y haciéndole exámenes, pero no me han dejado verla— Contestó Betty, frustrada. —Mi pobre bebé... Debe estar asustada—
Jughead suspiró. —Si no vienen a decirme algo sobre mi hija voy a...
—¿Padres de la niña Luna Jones Cooper?— Preguntó un doctor, acercándose.
Betty y Jughead lo miraron, atentos y asustados.
—Somos sus padres doc— Avisó Betty, acercándose.
—¿Y mi hija que tiene?— Preguntó Jughead, asustado.
—Su hija tiene neumonía señor y señorita Jones— Respondió el doctor. —Llegó con temperatura, escalofríos, sudoración y respiración ruidosa y forzosa. A través de análisis de sangre y radiografía del tórax dimos con la infección—
—No...— Negó Betty, con los ojos cristalizados. —Pero mi bebé se pondrá bien... ¿No?—
—Doctor solo es una niña— Le recordó Jughead, frustrado. —Mí niña—
—Es complicado— Aclaró el doctor. —Su hija no tiene un sistema inmune tan desarrollado como el de los demás niños. Por lo tanto, no se enferma igual. Mientras tanto tendremos a la niña en observación mientras le damos tratamiento a la infección. Si hay mejoras significativas podrá ir a casa con ciertos medicamentos—
—Entendemos doc— Contestó Jughead, frustrado.
—¿Podemos ir a ver a nuestra niña?— Preguntó Betty, ansiosa.
El doctor asintió. —De acuerdo. La tendremos en tratamiento ésta noche y mañana vemos si hay mejoras—
Betty y Jughead asintieron y se apresuraron a ir con su hija. Estaban preocupados, su hija aún era pequeña para pasar éstas cosas.
La niña estaba llorando en silencio sobre una camilla, pálida, sudada, con los ojitos apagados y sin brillo y con una cánula de oxígeno, no podía respirar.
Pero cuando vió a sus padres acercarse esos ojitos cansados se abrieron lo más grandes que pudieron con emoción y alivio de tener cerca a sus progenitores.
—Mami... Papi...— Los llamó, apenas con ánimo y con dificultad.
—Shh... Mi amor no hables, tranquila— Pidió Betty, sentándose al borde de la camilla a su lado y acariciando su cabello. —Mi niña... Perdóname por no estar contigo, no me dejaban entrar—
—Hola princesa— Saludó Jughead, acercándose a dejar un beso en su cabeza. —Estoy aquí mi amor, papi está orgulloso de ti, eres muy valiente—
Luna sonrió levemente. —Tenia mucho miedo. No me gustan las agujas y quiero quitarme esto de la cara— Dijo, refiriéndose a la cánula de oxígeno.
—Bebé no puedes quitártela, te ayuda a respirar— Le recordó Betty. —Tranquila, pronto te vas a poner bien—
—Me quiero ir, no quiero agujas mami y papi— Se quejó la niña.
Jughead se acostó al lado de su hija en la camilla y empezó a acariciar su cabello. —Mi amor... Papi quiere que le prometas una cosa. Prométeme que vas a hacer todo lo que te digan los médicos, mamá y yo para que pronto te sientas mejor y puedas volver a casa—
Luna asintió. —Pero papi... Yo quiero irme contigo. Quiero que mamá y yo vivamos otra vez en nuestra casa. No quiero que se peleen. Quiero que estén juntos como antes—
Betty y Jughead cruzaron miradas, incómodos y algo decepcionados de ellos mismos por lo que habían provocado en su hijita, su luz y su mundo entero.
—Mira el lado positivo— Pidió Betty, acariciando la mejilla de la niña. —Estamos juntos ahora—
—Y estamos juntos ahora porque te amamos mucho— Aseguró Jughead, dejando un beso en su cabeza. —Eres nuestra princesa, nuestra niña—
—Eres nuestra luz, por eso te pusimos por nombre Luna— Le dijo la ojiverde con una sonrisa. —Te amamos, siempre lo haremos y vamos a estar contigo siempre—
Luna sonrió, mirándolos a ambos. —Quiero que sea así para siempre— Admitió, feliz.
Luna estaba feliz, pero tantos medicamentos y antibióticos para combatir la neumonía le dieron sueño y se durmió de inmediato.
Entonces solo quedaron Betty y Jughead, deteniéndose a mirar a su hija dormir.
—Soy una horrible madre— Se quejó Betty, mirando a su hija. —Debi protegerla un poco mas—
—Betty...— La llamó Jughead, posando una mano en su mejilla. —No es tu culpa. Eres madre, yo soy padre y los padres no somos perfectos. Eres una madre increíble, estás haciendo un gran trabajo—
Betty sonrió, mirándolo. —Tu también eres un gran padre, un padre presente, atento y amoroso. Vamos a enfrentar esto juntos, por ella— Miró a su hija.
Betty y Jughead como padres, superiores 🛐❣️
Se vienen cosas buenas mis amores 😈🔥
Samy ❤️
ESTÁS LEYENDO
PROHIBITED
FanfictionJughead Jones, un millonario frío, orgulloso y sin sentimientos que un día podría correr peligro... De enamorarse y enfrentar un romance prohibido.