Pasaron tres meses y en ese tiempo Betty y Jughead estuvieron enfrentando el reto de tener a dos niños bajo su cuidado, pero lo estaban haciendo bien, lo estaban haciendo en equipo, juntos.
Luna había cumplido seis años y el Jones más pequeño ya tenía tres meses de edad. Esos dos niños eran el rayo de luz de la casa y la vida entera para sus padres.
Pero una vez más el peligro los acechaba, un inminente peligro estaba a la vuelta de la esquina.
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Llegó la hora de dormir en la casa Jones Cooper y Betty y Jughead tenían que llevar a dormir a sus pequeños.
Bueno, la hora de dormir para los niños solamente.
—Ahora si, a descansar pequeña traviesa— Dijo Jughead, entrando a la habitación de su hija con la pequeña en sus brazos.
—No me quiero dormir todavía papi— Se quejó la menor.
—Pero mañana tienes escuela amor— Le recordó Betty, asomándose a la puerta de la habitación con el bebé rubio en brazos.
—Mamá ya habló, a dormir— Exigió Jughead, dejando a su hija sobre la cama y arropándola con una mirada llena de amor. —Buenas noches princesita—
—Buenas noches papi. Mañana me llevas a Pop's por una malteada de mis favoritas— Pidió Luna.
—Claro que sí mi niña— Aseguró Jughead, dejando un beso en su frente.
—Buenas noches mi vida— Dijo Betty, acercándose con el bebé a dejar un beso en la frente de su hija.
Luna sonrió, sentándose sobre la cama para besar la cabeza del bebé. —Buenas noches Oliver—
El bebé balbuceó con una sonrisa inmensa y luego Betty fue a la habitación del más pequeño para dormirlo, dándole el pecho sobre un pequeño sofá.
—Hola— Saludó Jughead en un murmullo, entrando a la habitación y acercándose a su esposa. —¿Se durmió?—
—Está en eso— Respondió Betty, terminando de amamantar al bebé y dejando un beso en su frente. —Igual de glotón que papá—
—Algo tenía que sacar de mi— Aseguró Jughead con diversión, tomando en sus brazos a su hijo y colocándolo contra su pecho. —Shh... Hora de dormir, travieso. Ese es mi hombrecito—
El chiquitín se quedó profundamente dormido, Luna también lo estaba, al lado del gato y entonces Betty y Jughead entraron a la privacidad de su habitación, los dos solos.
—Nuestra hija tiene el promedio más alto de su clase— Admitió Betty, orgullosa, acostándose sobre la cama.
—Es una genio, como su madre— Dijo Jughead, acostándose al lado de su mujer y mirándola fijamente. —Preciosa... Te he deseado todo el día—
Betty lo miró con diversión. —¿Enserio?—
—Pero claro que sí— Afirmó, comiéndosela con la mirada, fijándose en sus piernas desnudas por su corta pijama.
Betty se mordió el labio, mirándolo provocativamente. —Pues podemos hacer algo al respecto—
Jughead sonrió con picardía y la besó, empezando a colocarse encima de ella. Un beso feroz, desesperado y caliente mientras sus mentes ya maquinaban lo que querían que pasara.
Él se colocó encima de ella y ella abrió sus piernas de par en par mientras su esposo empezaba a chupar su cuello.
Ella jadeaba, excitada y complacida y él ya tenía tremenda erección entre sus pantalones. Él le quitó la remera de la pijama y empezó a dejar pequeños besos por encima de sus pechos, bajó sus besos hasta el abdomen de su esposa y ahí se detuvo para mirarla a los ojos.
Los ojos de la rubia estaban nublados por el deseo y su respiración estaba fuera de control, ella lo deseaba demasiado y el la deseaba a ella.
El quitó sus pantalones, bajó sus bragas y metió su lengua entre los pliegues húmedos y calientes de su esposa, empezando a trabajarla con la lengua y haciéndola gemir, tremendamente excitada.
Él no iba a dejarla tener un orgasmo aún, quería que la diversión durara más. Se separó, se relamió los labios, se quitó el pantalón, la ropa interior y dejó en libertad su miembro erecto, listo y desesperado por estar dentro de ella.
Jughead la tomó de las piernas, las abrió de par en par, se colocó justo en su entrada y entró en ella, soltando un gemido en conjunto con su esposa, perdidos del placer.
Él se quedó quieto estando dentro de ella y se acercó a su oído. —Te haré el amor, así que no voy a follarte duro. Seré delicado contigo, pero te haré llorar del placer y te pondré a temblar mientras gimes mi nombre— Murmuró, pasando su lengua por el cuello de su esposa.
Betty movió sus caderas, desesperada. —Hazlo Juggie... Tómame—
Jughead sonrió con maldad y así empezó a moverse dentro de ella, entrando y saliendo de su estrecha, húmeda y caliente entrada, perdiéndose en el placer de unirse con ella carne con carne, cuerpo con cuerpo, uniéndose y convirtiéndose en uno solo.
Entraba y salía cada vez más rápido, duro y profundo y con cada estocada, cada gemido que emitían era cada vez más fuerte y placentero.
Betty cerró los ojos con fuerza, gimiendo fuerte, sintiéndose al borde del éxtasis hasta que el clímax la alcanzó, sus piernas temblaron y las lágrimas mojaron sus mejillas.
Solo un segundo después Jughead se corrió en su interior y no la soltó hasta dejar en ella la última gota y que sus movimientos se hicieran cada vez más perezosos y lentos.
Al terminar, se acostaron en la cama, ella descansado sobre el pecho de su esposo, acariciándolo mientras él la tenía rodeada entre sus brazos, aspirando el aroma de su cabello.
Eso era tener intimidad, algo más allá que sólo tener sexo.
—Te amo— Dijo Jughead de la nada, besando su cabeza. —Eres todo para mí, Betty—
Betty levantó la mirada con una sonrisa, encontrándose con esos ojos azules, profundos y llenos de amor por ella. —Te amo Jughead Jones. Tu y mis hijos lo son todo—
—Nuestros hijos, preciosa— La corrigió, dejando un beso en sus labios y acariciando su cabello. —Aun no tengo sueño amor—
Betty sonrió con maldad, colocándose encima de su esposo. —Yo tampoco—
Así empezamos gente 😅😏😳🔥🔥
Pero viene lo fuerte...
POR FAVOR COMENTEN 😭💔
Samy ❤️
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PROHIBITED
FanfictionJughead Jones, un millonario frío, orgulloso y sin sentimientos que un día podría correr peligro... De enamorarse y enfrentar un romance prohibido.