Jughead retrocedió y salió del baño, soltando un profundo suspiro. Betty estaba furiosa y el lo sabía, pero ya estaba maquinando algo para que ella se relajara.
Betty salió del baño después de haber estado ahí un largo rato: No se había sentido bien emocionalmente los últimos días y llorar un rato en el baño fue como la oportunidad para descargar toda su frustración.
Se vistió con un pantalón deportivo negro, camiseta negra y unas sandalias negras también, se dejó el cabello suelto y húmedo y cuando bajó las escaleras encontró pétalos de rosas por todas partes, un pequeño pastel en forma de corazón en la mesa con glaseado y con la frase "Te amo" escrita y un globo de corazón.
En medio de esto estaba Jughead con un ramo de rosas rojas tan grandes que apenas las podía cargar consigo.
Betty estaba atónita. Claro que Jughead era capaz de hacer esto y mucho mas, pero ella no se imaginó que el podría hacer esto en tan poco tiempo y de un momento a otro.
Jughead suspiró y se acercó a ella. —Amor... Sé que actué como un loco hace rato. Puede que me haya equivocado, pero eres mi esposa, te amo y no... No quiero perderte, no me gusta discutir contigo— Confesó.
Betty lo miró y tomó aire. —Juggie... Tenemos que hablar de esto con más detenimiento. Las cosas han estado muy mal últimamente entre nosotros y tú lo sabes—
Jughead dejó las flores sobre un pequeño sofá y tomó a su esposa de ambas manos, mirándola a los ojos. —Lo sé amor, lo sé. No me justifico pero de verdad voy a cambiar, te lo prometo—
Betty abrió su boca para responder hasta que su celular emitió una alarma. Ella tomó su celular de su bolsillo, lo miró y luego volvió a mirar a su esposo.
—Es hora de ir por Luna al colegio— Avisó la rubia.
Jughead suspiró, soltando las manos de su esposa. —Si... Tienes razón. ¿Vamos los dos?—
—Es nuestra hija— Contestó Betty. —Nuestra, de los dos. Lo que pase entre nosotros no tiene por qué afectarle a ella—
Jughead asintió, sacando las llaves de su auto. —Está bien, vamos—
—No, yo conduzco— Exigió Betty, sacando las llaves de su auto también.
Así lo hicieron, ambos entraron al auto de Betty y la rubia condujo hasta el colegio de la niña.
Una vez allá, un Jughead muy emocionado por ver a su pequeña como si tuviera siglos sin verla bajó del auto, buscándola con la mirada, dispuesto a abrir sus brazos y llenarla de ese amor de padre.
Luna caminó hacia el auto de su madre, pero cuando vió a su papá sus ojos grandes y azules brillaron y una enorme sonrisa infantil se formó en su rostro.
—¿Qué estás esperando amor?— Preguntó Jughead, agachándose y abriendo sus brazos. —Ven aquí con papi bebé—
—¡Papi!— Chilló la menor, corriendo a sus brazos.
Jughead la abrazó, la tomó en sus brazos y se puso de pie con ella para empezar a bombardearla con sus besos y muestras de afecto de padre.
Amaba a esa niña como no había amado nunca en la vida.
—Papi ya...— Se quejó Luna, riendo.
—No... Tu eres mi bebé— Se justificó el ojiazul, dejando un último beso en su mejilla. —Vamonos a casa bebé—
—¡No soy bebé!— Chilló Luna con diversión mientras su papá le abría la puerta trasera del auto.
—¿Qué le haces a mi bebita Jug?— Preguntó Betty, divertida, tomando el volante para empezar a conducir.
—Papi está loco mami, cree que todavía soy un bebé— Contestó la menor, abrochándose los cinturones.
—Porque todavía lo es— Aseguró Jughead, entrando al auto y abrochándose el cinturón.
Una inocente conversación en el auto con su pequeña hasta llegar a la mansión. Allá Betty se aseguró de que su hija tomara un baño y luego la estaba peinando en su habitación, frente al espejo mientras le contaba un cuento.
Jughead se asomó a la habitación de su hijita y sonrió ante la escena de su esposa peinando el cabello de su niña con mucho amor.
Ver a las dos personas a las que más amaba en el mundo le calentaba el corazón de la emoción.
—En ese pueblo existía la princesa más hermosa de todos los tiempos, todos estaban encantados con su belleza, pero sobre todo por su gran corazón— Contó Betty, peinando el cabello de la niña.
—¿Y como se llamaba esa princesa mami?— Le preguntó curiosa Luna.
—Luna, la princesa Luna— Contestó Betty con una sonrisa. —Una princesa bella, pero sobre todo con un gran corazón—
Luna sonrió, feliz. —Te amo mucho mami, eres la mejor mami del mundo— Aseguró Luna.
Betty sonrió, besando su cabeza para seguir peinandola. —Te amo, hija. Eres la princesita hermosa que siempre soñé—
—Una princesa no puede serlo sin su príncipe— Habló Jughead, entrando a la habitación.
—Hola papito— Lo saludó Luna. —Papi ahora quiero que tú me peines—
—Sus deseos son órdenes princesa— Contestó Betty, mirando a Jughead y entregándole el peine. —Haz lo que dice la princesa lacayo—
Jughead sonrió con diversión y tomó el peine para acercarse a su hija. —Lo que la princesa quiera que papi le haga en la cabeza—
Luna rió. —Eres muy gracioso papi—
Así era, el centro del universo para Betty y Jughead era su pequeña, su hija, el fruto de ambos, de su amor.
Estuvieron con su pequeña, cenaron con su pequeña y fue como si el mundo se detuviera, todo estaba bien cuando los tres estaban juntos. Bueno... Los cuatro.
Luego Jughead llevó a su hija a su habitación, la dejó sobre la cama al lado del gato que dormía con la niña y el pelinegro dejó un tierno beso sobre su frente mientras Betty la arropaba y también le daba un beso.
—Dulces sueños pequeñita, te amamos— Susurró Betty con una sonrisa.
—Dulces sueños princesa de papi— Le dijo Jughead, acariciando su mejilla.
Dejaron a su hija dormir con el gatito, pero ahora sí empezaba el verdadero reto; Los dos solos en su habitación con muchas cosas qué decirse.
Ahora sí 💀🔥Samy ❤️
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PROHIBITED
FanfictionJughead Jones, un millonario frío, orgulloso y sin sentimientos que un día podría correr peligro... De enamorarse y enfrentar un romance prohibido.