Al día siguiente era sábado, pero igual Jughead se levantó temprano aunque los sábados no hacía gran cosa porque su equipo descansaba en fin de semana. Betty no se había despertado, pues los fines de semana se levantaba tarde.
Pero ésta vez, Betty ya se había tardado mucho en bajar y eso empezó a preocupar a Jughead, por lo que él tomó la decisión de subir a su habitación por su cuenta.
Jughead subió las escaleras, caminó por el pasillo y dejó dos suaves toques en la puerta de la habitación de la ojiverde. —Betty... ¿Sigues durmiendo?—
—¿Qué quieres?— Preguntó desde adentro la rubia en voz baja.
—Quiero saber la razón por la que no has salido de tu habitación— Contestó Jughead. —¿Te pasa algo?—
—No— Negó.
—¿Entonces por qué no bajas a desayunar? ¿No tienes hambre?— Preguntó el ojiazul.
—No— Volvió a negar la chica.
Jughead suspiró. —Oye... ¿Puedo entrar?—
—¿Para que?— Preguntó la menor.
—Para ver si estás bien. ¿Sabes que? Ya voy a entrar, esto está muy raro y tú no quieres decirme la verdad— Dijo Jughead, firme, abriendo la puerta de la habitación.
Al abrir la puerta de la habitación de la chica, la vió echa bolita en la cama, temblando y quejándose.
Jughead rodó los ojos, sabiendo que sus sospechas eran ciertas y cuando se acercó y colocó una mano sobre la frente de la ojiverde, se dió cuenta de lo que pasaba. —Fiebre... Lo sabía. Te dije que no te quedaras en la piscina hasta tan tarde y no me hiciste caso. Ahí lo tienes—
—Lo... Lo siento, debí hacerte caso— Admitió Betty mientras tiritaba.
Jughead suspiró y se sentó al borde de la cama, aún con su mano en la frente de la adolescente. —Esto te pasa por desobedecerme, tienes muchísima fiebre, esto no era necesario—
—Ya... Ya te dije que... Que lo sentía— Respondió Betty, aún temblando.
—Ya, no hables— Exigió Jughead, poniéndose de pie. —Ahora voy a ver cómo te podemos bajar la temperatura y si no funciona tocará llamar a un doctor. ¿Sientes algo más?— Le preguntó.
—Me duele mucho la garganta, me duele el cuerpo entero y mi cabeza va a estallar— Respondió.
Jughead asintió. —Espera aquí, buscaré la manera de que te sientas mejor, pero tienes que hacer lo que yo diga—
Betty asintió y en ese momento Jughead se retiró mientras ella seguía hecha bolita en la cama, temblando. Había salido muy tarde de la piscina, cuando el aire ya estaba demasiado fresco, sin prestarle la más mínima atención a lo que le advirtió Jughead.
¿Y ahora? Pues ahora estaba pagando las consecuencias y Jughead no estaba nada feliz.
—Regresé— Avisó el ojiazul, entrando a la habitación con una píldora en mano y un vaso de agua, sentándose al borde de la cama. —Es ibuprofeno, bajará tu temperatura y aliviará los demás síntomas. Si no, entonces tendré que llamar a un médico. Anda, tómatela—
La ojiverde tomó la píldora, el vaso de agua y se la tomó bajo la atenta mirada de Jughead. Él no estaba para nada feliz, si había algo que realmente odiaba, era que lo desobedecieran.
Después de tomarse la píldora, Jughead tomó una compresa fría y la aplicó sobre la frente y mejillas de la adolescente. Estaba más pálida de lo normal y se notaba muy débil.
—Cuando tengas fuerza para levantarte de aquí, vas a tomar un baño con agua fría, pero no demasiado fría. Eso ayudará a que disminuya tu temperatura corporal— Sugirió Jughead. —Pero es cuando la pastilla haga su efecto. En un rato voy a venir con una sopa de pollo y vegetales para que te mejores. ¿Bien?—
Betty asintió. —Gracias—
—Tienes tu celular, si me necesitas con urgencia llámame, estaré abajo— Avisó Jughead, poniéndose de pie y retirándose.
Eso fue lo último que dijo el pelinegro cuando salió de la habitación de la chica y luego fue hacia la cocina, dispuesto a preparar él mismo aquella sopa que podría ayudar a Betty a mejorarse.
Cuando llegó a la cocina, recibió una llamada de Sweet pea y la tomó de inmediato.
En la llamada...
—Oye... Es sábado— Le recordó Jughead. —¿Que quieres?—
—¿Cómo que qué quiero?— Preguntó Sweet pea, divertido, con música alta y escandalosa de fondo. —Estoy con los chicos en el bar. Hay muchas mujeres lindas hoy. ¿No quieres venir?—
Jughead suspiró. —Aunque suena tentador, hoy no puedo, lo siento—
—¿Que?— Preguntó Sweet pea, incrédulo. —Pero tú nunca rechazarías ésta oferta. Pero... No es por la chiquilla... ¿Oh sí?—
—Claro que no— Negó Jughead. —Bueno, si. Por culpa de ustedes ayer no me hizo caso, se quedó hasta tarde en la maldita piscina y hoy está enferma. Así que prefiero mantenerme pendiente por si tengo que llamar a un médico—
—Oh... Pero... ¿Es grave?— Preguntó Sweet pea.
—No lo creo, creo que se pondrá mejor. Pero estoy un poco ocupado ahora, hablamos más tarde—
—Esta bien, espero que Betty mejore pronto, hasta luego— Se despidió.
Fin de la llamada.
Jughead guardó su celular y empezó a preparar la sopa en la cocina. Cuando estaba por terminar, escuchó unos pasos en dónde estaban las escaleras y cuando salió de la cocina para ver, era Betty bajando las escaleras.
—Saliste de tu cuarto— Dijo Jughead, acercándose a ella y tocando su frente. —Debiste quedarte arriba y descansar. ¿Cómo te sientes?—
—Mejor, creo. Estoy un poco mareada— Confesó.
—Tenías que quedarte arriba. Mira... Ve a sentarte. La sopa ya casi está lista. Cuando termines vuelve a tu cuarto para que descanses, debes tomar mucho líquido hoy y mañana y con suerte el lunes podrás ir a la escuela— Ordenó Jughead.
—¿La hiciste tu? ¿Tu cocinas?— Preguntó la ojiverde.
Jughead asintió. —Soy millonario, pero también soy un hombre funcional. Siéntate—
La rubia le hizo caso a Jughead y se quedó observándolo, lo mucho que se dedicó a cuidarla hoy que estuvo enferma casi todo el día. Poco después él llegó con un plato de una sopa que estaba estupenda, el cocinar se le daba muy bien.
Ese día él se dedicó única y exclusivamente a cuidarla.
Amamos a Jughead en ésta faceta aunque no sea muy frecuente ❤️Dónde encuentren a alguien como Jug, ahí es 😏👌
La demanda de capitulos está alta 😍❤️amoo, pero antes debo escribir más para que no se me terminen los borradores 😅 los amoo y su apoyo es muy valioso 🫂
Samy ❤️
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PROHIBITED
FanfictionJughead Jones, un millonario frío, orgulloso y sin sentimientos que un día podría correr peligro... De enamorarse y enfrentar un romance prohibido.