Jughead no sabía que hora era, pero cuando abrió los ojos aún estaba oscuro, aún era de noche, pero sabía claramente que su novia no podía dormir.
La escuchaba quejándose en voz baja y sentía como intentaba encontrar una posición cómoda para dormir.
Jughead se sentó sobre la cama y la miró, colocando una mano sobre su cabeza. —Amorcito... ¿Qué pasa? ¿Te duele mucho la cirugía?— Preguntó.
Betty se sentó en la cama con cuidado, haciendo una mueca de dolor. —Si... Estoy muy incómoda, no se cómo dormir, no puedo...—
Jughead se puso de pie y se acercó a ella para dejar un beso en su frente. —Te traeré agua para que te tomes otro antibiótico—
—Gracias Juggie. ¿Podrías ver si Luna está respirando?— Pidió Betty.
—Claro amor— Aceptó, asomándose a la cuna de la bebé para observarla.
Lo único que le pidieron fue ver si su hija respiraba, pero Jughead hizo más que eso; Observó su pequeño cuerpecito hecho bolita en medio de la cuna, tan tranquila, tan frágil, tan pequeña, con ese gorrito blanco de orejas de oso y esa pijamita que incluso le quedaba un poco grande aunque era para recién nacidos.
El la mirada y no explicaba cómo podía sentir tanto amor hacia un ser tan pequeño.
—Juggie...— Lo llamó Betty, mirándolo con preocupación. —¿Pasa algo?—
Jughead tomó aire y la miró. —No. La bebé está perfecta, está durmiendo. Es solo que me quedé mirándola—
Betty sonrió levemente. —Tambien me pasa. No puedo creer que nosotros hicimos a esa bebé tan hermosa—
—Si amor, nosotros la hicimos— Afirmó Jughead, orgulloso. —Ya vuelvo, te traeré tus pastillas para que puedas dormir—
Eso hizo el ojiazul; Fue a la cocina, sirvió un vaso de agua y cuando volvió a la habitación encontró a Betty con la pequeña en sus brazos, dándole leche de su pecho.
—¿De qué me perdí?— Preguntó el ojiazul, acercándose y dejando el vaso de agua sobre la mesita de noche.
—Tu hija despertó llorando mientras estabas en la cocina, la cambié y ahora ella tiene hambre, otra vez— Contestó Betty con diversión.
Jughead sonrió, divertido, sentándose al lado de su novia mientras ésta daba pecho a su hija. —¿Ves? Es como su papá. Que se alimente bien para que tome el peso que en realidad debió tener al nacer—
—Si... Si mi bebé no fuera prematura aún me faltara un mes para dar a luz— Admitió Betty.
Jughead solo pudo pensar en una sola persona cuando su novia dijo eso; Si no fuera porque Brett la envenenó, se habrían ahorrado muchos problemas.
Sentía que era su culpa por no deshacerse de Brett mucho antes y no iba a sentirse tranquilo hasta que lo hiciera pagar.
El llanto de su hija lo sacó de sus pensamientos y entonces volvió a centrar su atención en ambas.
—Shh... ¿Ahora qué ocurre?— Preguntó Betty, colocando a la pequeña contra su pecho mientras ésta aún lloraba.
—Pero si ya le cambiaste el pañal y la alimentaste... ¿Qué ocurre ahora?— Preguntó Jughead, preocupado.
—No lo sé. Tampoco tiene frío, la calefacción esta activada. ¿Qué hago?— Preguntó la ojiverde, nerviosa.
—No lo sé, hablémosle, cantemos una canción, vamos a mantenerla cerca de nosotros... Leí que cuando los bebés salen del vientre de su mamá les gusta estar cerca de sus padres y sentir su calor— Dijo el pelinegro.
—Shh... Ya amor, mami y papi están aquí, no llores bebita preciosa, no llores— Pidió Betty, acunando a la bebé entre sus brazos.
—Bebé... Soy papi— Le habló Jughead, acercándose. —No tienes por qué llorar, estamos aquí contigo mi vida—
Sus intentos estaban siendo inútiles; La pequeña Luna continuó llorando, Jughead la tuvo que cambiar otra vez y Betty le dió de su pecho dos veces, pero no dejaba de llorar y quejarse.
Iba a ser una noche larga.
—Ya mi bebé... Ya...— Pidió Betty, pegándola contra su pecho otra vez. —Shh... ¿Qué está pasando?— Murmuró.
Jughead la miró y notó como las lágrimas bajaban por las mejillas de su novia, desde hacía rato la cirugía le estaba haciendo sentir mucho dolor.
—Preciosa... ¿Aún te duele mucho amor?— Le preguntó.
Betty asintió, cerrando los ojos y llorando en silencio. —Mucho... Me arde...
Jughead suspiró y tomó en sus brazos a la pequeña que aún lloraba. —Bien, es mi turno—
Betty lo miró, confundida. —¿Qué haces?—
—Lo que me corresponde— Contestó, poniéndose de pie con su hija en brazos. —Soy el padre de ésta bebé y no es justo que tú sola estés enfrentando esto—
—Pero Jug...
—Pero nada— La interrumpió. —De ahora en adelante yo me hago cargo, tu te tomas tu antibiótico y tratas de descansar, enserio lo necesitas—
—Es que me da miedo que no puedas manejarlo tu— Admitió Betty, preocupada.
—No pasé todos estos meses leyendo sobre bebés y embarazos para nada— Se justificó. —Tómate el calmante y descansa preciosa, por favor—
Betty le hizo caso y se tomó la pastilla para tratar de descansar, porque realmente la herida le dolía como nada.
Jughead fué con su pequeña en brazos hasta la sala y no tenía que preocuparse porque hiciera frío, la calefacción de toda la mansión estaba activada solo para que el frío no le hiciera daño a su pequeña.
Pero ella aún lloraba y el pelinegro no tenía idea de por qué.
—Shh... Ya amor de papi. ¿Por qué lloras tanto mi princesa?— Preguntó Jughead, dando vueltas de un lado a otro con ella en sus brazos. —No me sé ninguna canción infantil, no sé qué cantarte bebé—
La pequeña Luna Jones Cooper seguía llorando incesantemente para ser una bebé prematura y Jughead tomó una profunda respiración para no ponerse muy nervioso.
—Okey, vamos a conversar— Dijo, sentándose sobre un sofá individual y mirando a su hija con una sonrisa. —Ya mi amor, ya princesa... Sé que este mundo es nuevo para ti, ya no estás en la pancita de mami, pero aquí afuera está papi y no dejará que nada malo te pase nunca mi amor—
La bebé eventualmente dejó de llorar y cerró los ojos, calmada. La voz de su padre al parecer la calmaba más de lo que él mismo se esperaba.
Jughead sonrió con superioridad. —Esa es mi princesa, te amo— Besó su frente.
Jug como papá es y siempre será mi Jug favorito 🛐❤️👶🏻Samy ❤️
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PROHIBITED
FanfictionJughead Jones, un millonario frío, orgulloso y sin sentimientos que un día podría correr peligro... De enamorarse y enfrentar un romance prohibido.