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Al día siguiente, Betty abrió los ojos y una vez más su novio no estaba con ella, últimamente despertaba primero que ella y ella dormía más de lo usual.

—Despertaste dormilona— Dijo Jughead, entrando a la habitación con una bandeja que tenía su desayuno y las pastillas. —Entré como dos veces y seguías durmiendo—

Betty lo miró mal mientras se sentaba sobre la cama y se frotaba los ojos. —¿Entonces por qué no me despiertas?—

—¿Despertarte? Claro que no amor, ayer me dijiste que estabas muy cansada. Cualquiera se cansaría de tantas agujas en un dia— Aseguró Jughead, pasándole la bandeja. —Tu desayuno y las vitaminas—

Betty tomó la bandeja y le sonrió. —Gracias Juggie—

—Betts... ¿Me haces un favor?— Preguntó.

—Te escucho— Contestó, mirándolo mientras comía sus panqueques.

Jughead suspiró. —Yo... Era enserio cuando te dije que iba a cambiar porque quiero cambiar— Aseguró, mirándola. —Entonces ayer mismo reservé una cita con una psicóloga para tratar mis problemas de ira y tal vez valla a un grupo de apoyo, no se—

—¿De verdad hiciste eso?— Preguntó Betty, mirándolo con ternura. —Jug...

—Voy a cambiar amor, te lo prometo— Aseguró el ojiazul, mirándola con sinceridad. —Haré lo que tenga que hacer para el bienestar tuyo y el de mi hija y para que las dos no se vallan de mi lado—

Betty sonrió. —Juggie... Estoy muy orgullosa de ti. Pero... ¿Cuál es ese favor que me quieres pedir?—

—Que vallas conmigo a mi primera sesión con la psicóloga, ésta tarde— Avisó Jughead. —Lo hago por ti y por nuestra niña y aunque me cueste admitirlo estoy algo nervioso, nunca traté con mis problemas de ira y es algo nuevo para mi—

—Oh Juggie... Pero claro que voy contigo. Cuenta conmigo para lo que sea, especialmente si se trata de algo que sé que te va a ayudar— Dijo la ojiverde.

Jughead sonrió y dejó un beso en su frente. —Gracias preciosa. Nos vemos después, tengo que trabajar—

—Y yo, pero será en hora y media— Avisó Betty, tomándose un vaso de leche.

Trabajar por la mañana, se juntaron nuevamente en el almuerzo y ya en la tarde Betty acompañó a su novio a su cita con dicha psicóloga en un consultorio privado.

Cuando llegaron al consultorio y bajaron del auto, Jughead tomó la mano de su novia y ella sintió sus nervios por como se veía, por cómo le temblaban las manos y hasta por cómo respiraba.

Betty apretó levemente su mano y besó su mejilla. —Estoy contigo amor, tranquilo—

Jughead la miró y una sonrisa se formó en su rostro. —Te amo, no se qué haría sin tí, vamos—

Entraron juntos al consultorio, entraron a la sala en la que estaba la psicóloga de inmediato y se sentaron frente a ella.

—Buenas tardes, soy Carla Jiménez y usted debe ser Forsythe Jones III... Y ella debe ser la persona de la que me habló— Dijo la psicóloga.

Jughead asintió, sin soltar la mano de su novia. —Así es, ella es mi novia Betty Cooper y ella y mi hija que aún no nace son la razón por la que estoy aquí, quiero y necesito cambiar ciertas actitudes— Admitió.

—Es un placer estar aquí con ustedes ésta tarde, es importante tener el apoyo de un ser amado en este tipo de terapias— Aseguró la doctora.

Fue una sesión de unas tres horas, realmente Jughead tenía serios problemas de ira y todo era a raíz de la frustración que sintió cuando su madre lo abandonó a él y a su hermana de chicos, era algo realmente profundo.

Al salir de ahí, fueron directo a la mansión y cuando llegaron, Jughead tomó a Betty y la abrazó con fuerza sin decir nada, sólo la abrazó.

—Juggie... ¿Qué te pasa?— Le preguntó Betty, sin soltarlo.

—No quiero perderte...— Murmuró, abrazándola y luego separándose para agacharse y besar su vientre. —Prométeme que no me vas a abandonar y que vamos a criar a nuestra bebé juntos—

Betty sonrió, acariciando el cabello de su novio mientras este permanecía abrazando su panza. —No lo haré, vamos a estar juntos siempre y vamos a criar a nuestra bebé—

Jughead se puso de pie nuevamente y entonces ambos se besaron apasionadamente, pero sin intenciones lujuriosas.

Era solo un beso inocente.

—Te amo— Dijo Jughead, mirándola a los ojos.

—Y yo a ti— Contestó Betty, dejando un pequeño beso en su mejilla. —Pero me duele la espalda y muero de cansancio, me voy a acostar un rato—

—Está bien amor, descansen— Pidió el ojiazul con una sonrisa.

A Jughead le convenía que la rubia se fuera a tomar una siesta, porque él sabía que si ella se dormía no iba a despertar por un par de horas.

Eso le daba tiempo para planear y ejecutar algo para ella.

Más de noche, Betty iba bajando las escaleras, aún somnolienta, despeinada y con nada más que una fina bata de seda, sin mencionar que se moría de hambre.

Pero cuando se dirigía a la cocina, encontró un camino de pétalos de rosas que la llevaba al comedor y cuando fue allá encontró un par de velas en la mesa, globos de corazón y una deliciosa lasaña, sin mencionar un flan que también estaba en la mesa y un cóctel de frutas.

—Espero que te guste mi intento de cena romántica— Habló Jughead, acercándose con una camisa roja, bien peinado y con finos pantalones negros.

Betty se cubrió la cara, llorando de la emoción. —Jug... ¿Por qué no me avisaste? Me acabo de levantar, estoy horrible—

—Hey... No amor... No estás horrible ni nada de eso bebé— Negó Jughead, tomando sus manos para que ella dejara ver su rostro. —Eres perfecta para mí sin importar que y así te amo. Además... Todavía te debo una disculpa por todo lo que te hice—

Betty sonrió y lo abrazó. —Juggie... Te amo—

—Y yo a ti, preciosa. Espero que te hayas levantado con hambre— Dijo Jughead.

Betty soltó una risa. —Me muero de hambre—

Esa era la intención, una cena solo ellos dos, juntos. Estaban celebrando su amor y celebrando el hecho de que estaban por formar su propia familia con la llegada de su bebé.

Pero la felicidad dura poco, dicen.










Tal vez el capítulo más romántico que he escrito 😻❤️

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Tal vez el capítulo más romántico que he escrito 😻❤️


Samy ❤️

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