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Fangs rodó los ojos. —Jughead, tienes que sacarla de aquí, esto se va a poner feo— Aseguró.

—Jughead, Fangs tiene razón, debes sacarla de aquí ahora— Exigió Toni, seria.

Jughead asintió, mirándolos. —De acuerdo, tienen razón. Tengo que sacarla de aquí, ustedes pónganse a salvo—

Los chicos asintieron y con cautela Jughead se acercó a Betty mientras ésta miraba el show de música en vivo, fascinada.

—Betts...— La llamó, acercándose con una sonrisa y explorando su cuerpo con la mirada de un momento a otro.

Betty se giró a mirarlo y sonrió ampliamente. —Juggie... ¿Qué haces aquí?—

—Lo mismo te pregunto— Contestó Jughead, algo nervioso. —Betty... ¿Me acompañas afuera? Necesito decirte algo—

Betty alzó una ceja y asintió, confundida. —Está bien, vamos—

—Perfecto— Dijo el ojiazul, tomando su mano y guiándola a la entrada principal del hotel.

Salieron del hotel, tomados de las manos y ya afuera Betty esperaba que Jughead hablara, pero éste se mostraba nervioso y algo inquieto.

—Juggie... ¿Estás bien?— Le preguntó Betty, posando una mano en su mejilla.

Jughead suspiró, mirándola. —Betty, perdón. Es que... Es que lo que te voy a decir es demasiado importante y no creo que este sea el ambiente adecuado—

—Pero Jug... Tu me pediste que saliéramos para decirme algo. ¿Ahora que?— Le preguntó, confundida.

—Yo... Yo ... ¿Por qué no vamos a tu apartamento para poder charlar tranquilos?— Propuso Jughead.

—Pero llegué hace media hora apenas— Avisó la ojiverde.

Jughead tomó aire, pasándose una mano sobre el cabello. —Betty por favor... Me urge decirte esto, si no te lo digo voy a estallar, de verdad—

—Oye, cálmate— Pidió Betty, con una sonrisa tranquilizadora. —Está bien, vamos a mi apartamento. Mi auto está por ahí, me iré en el—

—Está bien, yo iré en el mio— Contestó Jughead, con una sonrisa.

Cuando Betty le dió la espalda al chico para ir hacia su auto, él soltó un suspiro de alivio al saber que por fin la iba a poder alejar del peligro.

Cada uno tomó su auto y Jughead condujo detrás del auto de Betty hasta llegar al complejo de apartamentos, al parqueo.

Al llegar, cada uno estacionó su auto y ambos subieron al apartamento de la rubia, sentándose uno al lado del otro en aquel largo sofá.

—¿Y que hacías en la gala del Five Seasons?— Preguntó Jughead, mirando atentamente a la ojiverde.

—Esa banda de música en vivo también tocaba en California, por eso fui— Contestó Betty mientras acariciaba a su gato en su regazo. —Pero vamos al grano. ¿Qué me querías decir?—

Jughead tomó aire y la miró a los ojos. —Yo... Yo... Quiero que pases éste fin de semana conmigo, en la mansión, juntos como antes—

Betty abrió los ojos como platos. —¿De verdad, Jug?—

—Nada me haría más feliz— Aseguró el pelinegro, sonriéndole. —Si quieres, por supuesto—

—Juggie... Sí quiero pero... ¿Qué hago con mi gatito? No puedo dejarlo solo todo un fin de semana— Dijo Betty, mirando al gato en su regazo.

—¿Quien dijo que Caramelo se tenía que quedar?— Preguntó Jughead con diversión. —Llévalo contigo, los paso a buscar el viernes en la tarde—

Betty hizo un silencio y luego asintió con una sonrisa. —En ese caso entonces acepto—

Jughead sonrió y besó su frente. —Me acabas de hacer muy feliz—

Betty sonrió. —Juggie... Tengo algo que mostrarte— Avisó, soltando al gato y metiendo una mano entre sus pechos.

Jughead abrió los ojos como platos. —Wow nena... Yo ...

—Oye, relájate pervertido— Pidió Betty, divertida, sacando la mano de sus pechos y abriéndola, mostrando un collar. —¿Lo recuerdas?—

Jughead se fijó en el collar y no podía creer lo que estaba mirando; Era el collar de diamante verde y brillante que vbkle había regalado a la ojiverde en su cumpleaños número diecisiete unos años atrás.

—No puedo creerlo...— Murmuró Jughead, mirando el collar y luego a ella. —Aun tienes el collar que te di para tu cumpleaños—

—Se nota que fue muy costoso, no iba a dejarlo perder— Dijo Betty, con una pequeña sonrisa. —Y me recordaba a ti siempre que lo veía, con más razón tenía que cuidarlo—

Jughead sonrió, conectando su mirada con la de ella. —Para mi nada es costoso y menos si se trata de ti, nena—

Betty sonrió y sus mejillas se pusieron rojas, entonces en ese momento atrapó los labios del chico en un beso fogoso, descarado y nada inocente.

Jughead tomó el rostro de la rubia entre sus manos y metió su lengua dentro de su boca mientras las lenguas de ambos se coordinaban y danzaban entre ellas.

Ese beso despertó una ola de sensaciones en sus cuerpos y eso los llevaba a querer una sola cosa, pero un inocente maullido los separó.

Era Caramelo, frente a ellos, mirándolos fijamente mientras maullaba.

Se separaron del beso de inmediato y ambos soltaron una risa al ver al gatito.

—Lo lamento pequeño, no tenías que ver eso— Le habló Betty al gato, agitada para entonces mirar a Jughead. —Vamos a mi habitación y cerremos la puerta— Murmuró.

Jughead asintió con una sonrisa, poniéndose de pie con ella entre sus brazos para llevarla a la habitación y cerrar la puerta con seguro.

Una vez que estuvieron solos en esa habitación, estaban dispuestos a secar las tremendas ganas que se traían desde temprano. Jughead le quitó los tacones, en vestido y la dejó solo con sus bragas mientras ella le quitaba el saco, la camisa y le aflojaba los pantalones.

Solo ellos en esa habitación, dispuestos a besarse, disfrutarse, saborearse, darse placer y llegar a tantos orgasmos juntos como fuera posible.

—Ah, si... Más Juggie... Más...— Gimió la ojiverde mientras el chico la penetraba con violencia, teniéndola en cuatro en la cama.

—Maldición Betty... Cómo me encantas... ¿Así? ¿Así te gusta?— Le preguntó, taladrándola con más fuerza.

Ella respondió con unos últimos gemidos que parecieron gritos y Jughead supo que la había hecho venir, así como él se corrió en aquel condón que estaba usando en ese momento.

La habitación ardiendo en las llamas de la pasión, la lujuria y el deseo esa noche.













Ahora tenemos un par de 🐰🐰

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Ahora tenemos un par de 🐰🐰







Samy ❤️


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