Jughead no supo en qué momento se había dormido hasta que despertó, y no lo hizo solo.
Despertó abrazado a Betty, rodeándola con sus brazos mientras ella descansaba plenamente sobre su pecho, tan tranquila y serena que por un momento le dió ternura verla así tan dormida.
Pero ya era de día y algo le decía que no era temprano, por lo que lentamente intentó salirse de la cama sin que Betty despertara.
Y si, se las arregló para salir de la cama sin despertarla, pero cuando abrió la puerta de la habitación cuando salió y la cerró con cuidado, dió un pequeño salto de la impresión cuando se encontró cara a cara con Cheryl Blossom.
Cheryl abrió su boca, sorprendida, mirándolo mal. —Forsythe Pendelton Jones III... ¿Qué estabas haciendo en el cuarto de Betty? No me digas que tú y ella...
—Shhh...— La calló, mirándola fijamente. —No hicimos nada, te lo juro. Puedo explicártelo—
Cheryl le lanzó una mala mirada y el ojiazul fue a asearse para luego vestirse y sentarse abajo con Cheryl, ambos tomándose una taza de café con leche.
—Estaba muy asustada, está teniendo pesadillas casi todas las noches y ayer me pidió que me quedara con ella hasta que pudiera volver a dormirse— Explicó Jughead, tomándose un sorbo de café.
Cheryl lo miró con ternura. —Pobre... Ha pasado por tanto...
Jughead asintió, mirándola. —¿Ahora entiendes por qué hay que protegerla?— Preguntó. —Es que no es justo. Si pudiera, la metería en una cajita de cristal en dónde nadie se atreviera a dañarla jamás—
Cheryl sonrió e hizo un silencio. —Jug... Nunca jamás conocí ese lado tuyo con nadie más que fuera... Tu hermana. ¿Por qué? Para mí eras el ser más insensible del mundo—
Jughead soltó un suspiro, jugando con su taza de café. —Es solo una chica inocente a la cuál éste mundo podrido dañó—
Cheryl sonrió y en ese momento se escucharon unos pasos caminando hacia la sala; Era Betty, acercándose con su típica coleta, una camiseta rosa con un gatito y unos shorts azules.
—Buenos días— Saludó Betty, acercándose y sonriendo al ver a la pelirroja. —Cher... Estás aquí—
—Buenos días cariño. ¿Cómo dormiste? Ven, siéntate— Pidió Cheryl.
—Pero antes, tu desayuno está en la cocina— Avisó Jughead.
Betty asintió y fue a la cocina, tomó su desayuno y luego se sentó junto a Cheryl y Jughead.
—Si, dormí bien y no volví a tener pesadillas— Aseguró Betty, con una pequeña sonrisa.
—Me da mucho gusto oír eso cariño. Si quieres contarnos algo estamos para ti— Avisó Cheryl.
Betty sonrió. —Gracias Cher—
—Considera lo que te dije anoche Betty— Pidió Jughead. —Pero es sin presión, no sientas que es una obligación—
Betty asintió con una pequeña sonrisa. —Está bien—
—¡Hola familia!— Chilló la voz de una niña, entrando a la casa.
Los tres se giraron a mirar a aquella persona y era una niña de cabello negro, con dos coletas, ojos profundamente azules y una muy dulce sonrisa.
El primero en saltar del sofá y correr a ella fue Jughead, feliz y emocionado. —¡Mocosa! ¿¡Por qué no me avisaste que vendrías!?— La abrazó con fuerza.
—Hermanito, me vas a asfixiar...— Murmuró la niña, abrazándolo también con fuerza.
—¿Hermanito?— Preguntó Betty, mirando a la pelirroja.
Cheryl sonrió. —Ella es Jellybean, es la hermana menor de Jughead. Tiene once años, creo—
—Oh... Hermana menor— Repitió Betty, mirando la escena.
—Tenias tiempo sin venir, te estaba extrañando mocosa— Admitió Jughead, aún sin soltarla, besando su cabeza.
—Ya suéltame, estaba en el internado y apenas me dieron vacaciones— Contestó Jellybean con una sonrisa, soltándose de su abrazo y mirando a Betty, acercándose. —Hola, soy Jellybean Jones... ¿Tú?—
—Betty Cooper— Contestó con una sonrisa. —Hermana de Jughead... ¿Cierto?—
—Si, pero soy la hija más bonita— Presumió JB.
Jughead rodó los ojos, acercándose. —Soy el hermano más apuesto y lo sabes—
—Y yo soy Cheryl Blossom, mucho gusto— Se presentó Cheryl, divertida. —¿A mí nadie me saluda?—
—Ay, lo siento Cher— Respondió Jellybean, acercándose a besar su mejilla. —Ya me dieron vacaciones en el internado en Italia y vine para acá—
—¿Y papá?— Preguntó Jughead.
—Viene en camino— Contestó la menor, sentándose en medio de Cheryl y Betty, mirando a la rubia. —Y tu eres...
Betty no sabía qué responderle, por lo que miró a Jughead y éste tampoco sabía qué decir.
—Betty es mi aprendiz— Dijo Jughead rápidamente. —Le estoy enseñando todo lo que se, ya sabes—
—Oh...— Respondió JB, mirando a su hermano. —Pero no le enseñes cosas malas— Miró a Betty. —¿Cuántos años tienes?—
—Dieciseis— Respondió Betty. —¿Y tú?—
—Cumplí doce, pero preferí quedarme en Italia ese día— Explicó la niña. —Pensé que tenías como catorce—
Betty soltó una risa. —Mi estatura no ayuda mucho—
Después de ahí, solo existieron Betty y Jellybean. Empezaron a conversar de todo un poco, a pasear por todo el jardín de la mansión, Betty le mostró su habitación, su ropa, zapatos y fue como si se hubiesen conocido de toda la vida.
Cuando ambas menores estaban riendo y charlando sentadas en el borde de la fuente, Cheryl y Jughead estaban en la entrada de la mansión, observando la escena.
—Creo que te reemplazaron vago— Le dijo Cheryl a Jughead, tomándose un trago de cerveza.
Jughead suspiró. —Pensé que había llegado para verme a mi, pero prefiere estar con Betty. Bueno... Sus edades se acercan más, supongo que no puedo competir con eso—
Cheryl asintió. —Tienes razón. Oye... ¿Entonces el lunes empezarán a investigar sobre los padres de Betty?—
—Si, pero ella no debe saber nada— Advirtió Jughead. —No estamos totalmente seguros de que estén con vida y no quiero crearle falsas esperanzas. JB tampoco debe saber, ella se quedará aquí durante las vacaciones—
—Entiendo, buena decisión— Admitió Cheryl.
—¡Jug Jug!— Lo llamó JB, acercándose junto a Betty. —¡Tenemos hambre!—
Jughead soltó una risa. —¿Ahora ustedes son gemelas o que? Entren, vamos a pedir algo de comer y veremos una película—
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
