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Una semana más tarde, Los Cooper y los Jones ya se habían ido; Betty ya se sentía mucho mejor respecto a su cirugía y junto a Jughead ya tenían todo el asunto con eso de ser padres primerizos bajo control.

O eso les hicieron creer a todos.

Betty aún debía tener muchísimo cuidado con su herida, estaba sin ayuda con su bebé además de Jughead, pero él también era padre primerizo.

Atravesar la etapa de padres primerizos con tu familia cerca era una cosa, pero enfrentarla solo o sola era otra.

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La tarde iba cayendo y Betty y Jughead no sabían cómo habían sobrevivido los últimos días. La bebé los dejaba dormir máximo cinco horas, las cuales eran muchas y dormían esa cantidad de horas porque se daban turnos para cuidarla.

Trasnochados y con una pequeña prematura que no paraba de llorar.

—Ya bebé... Ya... ¿Ahora qué te pasa?— Le preguntó Betty, dando vueltas con ella de un lado a otro en la habitación.

Jughead entró a la habitación y suspiró, acercándose a su novia. —¿Aún nada?—

Betty negó, con la bebé llorando en sus brazos. —Le di un baño, la alimenté y aún así no quiere dormirse. No sé qué más hacer—

—Estoy empezando a creer que será mejor que la llevemos al hospital por si le está ocurriendo algo grave y no nos hemos dado cuenta— Opinó Jughead.

Betty lo miró con una ceja alzada. —¿Estás seguro? ¿Llevaremos a Luna al hospital?—

—Primero intentaré calmarla yo, por lo visto le gusta dormir en brazos de papi— Dijo Jughead.

Betty lo miró con diversión mientras entregaba a su bebé a su novio. —¿Estás insinuando que eres el favorito?—

—¿Quien sabe?— Contestó el ojiazul, tomando a la pequeña en sus brazos. —Puedes aprovechar para dormir un rato mi amor—

—Creo que tomaré una ducha, necesito relajarme— Admitió Betty.

—De acuerdo, ten cuidado con la herida preciosa. Nos vemos al rato— Avisó, retirándose de la habitación con la bebé que aún lloraba.

Él salió de la habitación con su pequeñita llorando en sus brazos, fue hasta la sala y ahí empezó a dar vueltas de un lado a otro, meciéndola en sus brazos.

—Ya pequeñita de papi, ya... ¿Qué está pasando? No tienes hambre, estás limpia... Lloras demasiado para ser una bebé prematura— Dijo Jughead, sentándose sobre un sofá y mirándola, acunándola entre sus brazos. —Shh... Soy papi, todo va a estar bien mi niña—

Una vez más, fue como magia y eventualmente la bebé dejó de llorar y se dedicó a observar a su padre con esos enormes ojos de recién nacida, de un color entre verde y azul, aún no se sabía de qué colores eran sus ojos exactamente.

Jughead sonrió cuando la tuvo tan tranquila entre sus brazos y no podía creer que estaba sosteniendo a su creación, sangre de su sangre. Tan idéntica a él...

—Muy bien, ahora duérmete, por favor bebé— Pidió Jughead, pegando a la pequeña contra su pecho para que se durmiera.

En éstas pocas semanas él se tomó el tiempo de conocer a su niña y sabía que a ella le gustaba dormirse así, sintiendo el calor directo cuerpo a cuerpo con sus padres, solo necesitaba sentirse protegida.

Logró dormirla después de media hora, dormir a esa niña sí era un reto. Pero lo logró y eso era lo importante.

Subió las escaleras, llegó a la habitación, la dejó dormidita sobre su cuna y entonces notó que su novia seguía en el baño.

Pero su instinto de novio súper protector le decía que algo estaba ocurriendo.

—Amor...— La llamó, acercándose a la puerta del baño y dejando dos suaves toques. —Amor... ¿Sigues ahí?—

No hubo respuesta, pero en cambio él escuchó sollozos dentro del baño y eso le hizo abrir la puerta sin pensarlo dos veces.

Entonces ella estaba llorando bajo la ducha con amargura y cuando vió a su novio empezó a llorar más y a tratar de cubrir su cuerpo con sus manos.

—Preciosa... ¿Qué está pasando?— Le preguntó, asustado, acercándose.

—¡Vete, no me veas así!— Exigió, llorando aún más. —¡Estoy arruinada, no me mires!—

—Pero amor... ¿Qué está pasando?— Preguntó, empezando a quitarse la ropa para meterse a la ducha con ella.

—¡Qué no vengas, lárgate y cuida a la bebé!— Suplicó, sin parar de llorar.

—La bebé duerme y no me iré, me quedaré contigo— Sentenció Jughead, terminando de quitarse la ropa y metiéndose a la ducha con ella, abrazándola. —Amor por favor... ¿Qué es lo que tienes?—

Betty lo abrazó con toda la fuerza que podía, aún llorando. —Estoy arruinada... Mi cuerpo está arruinado y soy una pésima madre, no soy lo que nuestra hija necesita, soy un desastre...— Sollozó.

—Hey preciosa... No digas eso— Pidió Jughead, tomando su rostro entre sus manos. —No estás arruinada. Es que tú cuerpo necesita un tiempo para recuperarse. Verás que después de unas cuantas semanas más te sentirás mejor. Para mí sigues siendo preciosa, con o sin cesárea—

Betty lo miró a los ojos mientras el agua caía encima de los dos. —¿Sigo gustándote?—

—Y mucho— Aseguró Jughead, sonriéndole. —No eres una mala madre, eres y seguirás siendo la mejor madre que le pudo tocar a nuestra hija. Yo también estoy aprendiendo a ser papá apenas. Sé que es difícil, pero somos un equipo y estamos juntos en esto. No quiero ver una sola lágrima en esa linda carita mi amor—

Betty sonrió y lo abrazó, fue rescatada por su lugar seguro una vez más. Ambos terminaron de ducharse y aprovechando que la bebé dormía bajaron a tomarse un chocolate caliente en la sala de estar, en silencio.

Aprovechando que la bebé dormía, estaban tomándose un tiempo para ellos.

—Juggie...— Lo llamó mientras tomaba de su chocolate.

—¿Si, preciosa?— Contestó, rodeándola con su brazo y besando su frente.

—Brett está desaparecido desde hace varias semanas, no aparece en ningún lado— Avisó Betty.

Jughead sonrió ampliamente al recordar lo que le hizo a Brett y por qué se lo hizo. —¿De verdad mi amor? Valla... Qué pena mi reina—












Betty y Jughead mis papis ❤️

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Betty y Jughead mis papis ❤️

¿Qué pasaría si Betty se enterara?




Samy ❤️

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