Se fueron tres meses más y no hubo problema alguno. La pequeña Luna creció más en peso y en estatura, porque hasta en el apetito era como su padre.
Betty y Jughead estaban contentos, porque para haber sido una niña prematura estaba creciendo y desarrollándose como una bebé normal según su pediatra.
Pero el peligro seguía acechando mientras el ojiazul y la rubia se concentraban en su pequeña familia, ahora con un gatito que los llenaba de felicidad y que también estaba creciendo.
Tener una familia cuando eres la mayor mente criminal de un pueblo entero podría salir muy caro.
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En la mansión, Betty ya iba a salir a trabajar, pero antes quería ver a su bebé y quizá llevársela con ella. Jughead era quien se quedaba con la bebé la mayor parte del tiempo porque casi siempre él estaba en la mansión.
—Jug.... Bebé... — Los llamó Betty, caminando por el pasillo del segundo piso. —Jughead... ¿Dónde se metieron?—
Betty escuchó unos ruidos y cuando se detuvo, sonrió ampliamente cuando escuchó las escandalosas risas de su bebita de seis meses y la risa de Jughead.
Las risas venían de la oficina de Jughead y la ojiverde supuso lo que ocurría. Jughead y su hija eran inseparables, no podían estar mucho tiempo lejos uno del otro.
Cuando Betty caminó hasta la oficina de su novio y se asomó por la puerta entreabierta, Jughead estaba haciéndole cosquillas a su bebé, con ella sobre sus piernas. La pequeña reía sin parar mientras su papá le hacía cosquillas y ella ya estaba roja como un tomate.
—Juggie...— Lo llamó la rubia, entrando a la oficina con una sonrisa y acercándose a besar su mejilla. —Ya deja a mi hija, la tienes como un pequeño tomate—
Jughead dejó de hacerle cosquillas a su hija y en cambio empezó a llenarla de besos. —El tomate más lindo de papi, me la comeré a besos—
Betty soltó una risa. —Olvidaste que tienes novia cuando tuviste una hija—
Jughead rió y se puso de pie, con la bebé en sus brazos y besó con dulzura los labios de su novia. —No amor, eso jamás. Ahora tengo dos chicas favoritas. Bueno... En Riverdale—
—¿Qué?— Preguntó Betty, con una ceja alzada. —¿Tienes más chicas especiales fuera de Riverdale?—
—Mi hermana en Italia— Respondió Jughead, con una sonrisa divertida.
Betty sonrió, divertida y dejó otro beso en sus labios. —Tonto— Miró a la bebé. —Tu papi está loco mi amor. ¿Y Caramelito?—
—Ahi— Contestó Jughead, señalando debajo de su escritorio.
Betty se asomó y vió al gato dormir debajo del escritorio con una sonrisa y luego volvió a mirar a su novio. —Jug, me voy, dame a Luna—
—¿Qué?— Preguntó Jughead. —Pero mi amor... Me aburro trabajando solo. No me separes de mi bebé—
Betty suspiró. —Jug... La cuidas la mayor parte del tiempo porque yo muchas veces trabajo fuera, no es justo. Es de los dos, no sólo tuya—
Jughead miró a la bebé y luego a su novia otra vez. —Bien... Pero déjame darle unos últimos besitos y ya te la paso—
—Solo si me das los míos también. Vamos, no tengo todo el día— Exigió la ojiverde.
—Está bien mi amor— Aceptó y miró a la bebé en sus brazos, alzándola para llenarle la pancita de besos. —Mi dulce niña... Pórtate bien bebé, te amo—
Betty sonrió y tomó en sus brazos a la pequeña para entonces mirar a su novio. —Mis besos—
Jughead le llenó el rostro de besos a su novia y para finalizar dejó un beso en la cabeza de su bebé. —Las amo preciosas, las veo al rato—
—Te amamos Jug, te veo al rato— Avisó la ojiverde, dejando otro beso en sus labios para entonces salir de su oficina.
Jughead suspiró cuando su novia e hija se fueron y entonces el gatito salió a su encuentro, maullando.
El pelinegro lo tomó en sus brazos y empezó a acariciarlo. —Me abandonaron mis chicas, Betty se llevó a mi bebé—
El gato volvió a maullar y Jughead se sentó con él en su regazo frente a su escritorio cuando recibió una llamada de Sweet pea.
En la llamada...
—Sweet pea... ¿Todo en orden?— Preguntó.
—Jughead... ¿Betty está contigo?— Preguntó, algo nervioso.
—No... Salió a su empresa con mi hija. ¿Por qué? ¿Qué pasa?— Preguntó Jughead, ya asustado.
Sweet pea suspiró. —Maldición Jughead... ¡Están persiguiendo a Betty, quieren lastimarla!—
—¿Qué?— Preguntó Jughead, alarmado, poniéndose de pie con el gato en su regazo. —¿Estás diciendo que mi novia y mi hija corren peligro?—
—No hay tiempo que perder, un grupo de desconocidos andan persiguiéndola para hacerle daño Jughead. No lo pensarán dos veces— Advirtió Sweet pea, alarmado. —Hay que hacer algo ya—
—Maldición... ¡Envía a mis hombres armados ya, rápido!— Exclamó, alarmado.
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Betty iba conduciendo a su empresa con su hijita en su asiento para bebé en la parte trasera y la miró por el espejo retrovisor con una sonrisa. —¿Cómo vas ahí atrás princesa hermosa?—
La bebé soltó una risa y aplaudió y Betty sonrió ampliamente, su hija era una bebita feliz y eso era lo que ella quería.
Pero de repente notó que un auto negro iba tras ella y eso le extrañó, pero se encogió de hombros e ignoró esa "coincidencia".
Al llegar al parqueo de la empresa, Betty bajó del auto y después sacó a su pequeña con una sonrisa.
—Llegamos bebé— Anunció Betty, cerrando la puerta del auto con la bebé en brazos. —Los empleados desean verte, vamos a saludar—
Lo que ella nunca se imaginó fue lo que pasó después; De repente se escucharon disparos y fue algo tan repentino que no le dió tiempo de reaccionar y solo se abrazó a su hija con todas sus fuerzas, la cuál empezó a llorar, aterrada.
—¡Cuidado Betty!— Exclamó Fangs, abalanzándose hacia ella y la bebé y tirándolas a ambas al suelo para empezar a disparar.
Disparos, gritos desesperados y el llanto de la bebé era lo único que Betty podía escuchar mientras solo se centraba en proteger a su hija con su propio cuerpo, Fangs protegiéndolas a ambas.
Se puso muy feo todo 💀💥💥
Samy ❤️
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PROHIBITED
FanfictionJughead Jones, un millonario frío, orgulloso y sin sentimientos que un día podría correr peligro... De enamorarse y enfrentar un romance prohibido.