Betty aún estaba en el hospital mientras le practicaban una ecografía. Sus amigos se habían ido pero Verónica volvería más tarde con algunas de las cosas de la rubia para pasar la noche en el hospital.
—Ahí. ¿Lo ve?— Le preguntó la doctora a Betty mientras pasaba un aparato sobre su vientre todavía plano.
Betty miró la pantalla, confundida. —No lo sé, no se ve nada—
—Ahí, esa especie de círculo que ve ahí es su bebé, sólo que está aún muy pequeño— Avisó la doctora, señalando la pantalla. —Es ese puntito, es su bebé haciéndose espacio dentro de su cuerpo—
Betty lo miró y sonrió, con los ojos levemente cristalizados. —Ay hola bebé... Mi bebé... Perdón por descuidarte tanto, no sabía que estabas ahí— Hizo un silencio. —¿Qué es ese sonido?—
—Ah, es el corazón de su bebé— Contestó la doctora. —La frecuencia cardíaca del embrión es baja, por eso es importante que usted pase la noche aquí, mañana temprano le haremos más exámenes, controles, le asignaré unas vitaminas y suplementos y tendrá que ver a una nutricionista para que le indique su nueva dieta. Es muy importante que usted haga lo que se le pida si quiere conservar a este bebé, está en un riesgo alto de sufrir un aborto espontáneo—
Betty asintió. —Lo haré, haré lo que sea para mantener a mi bebé sano, lo prometo—
Fue un día muy estresante para Betty, que de por sí ya detestaba ir al médico, pero esto se trataba de una vida que estaba creciendo dentro de ella.
Se trataba de su bebé, su hijo. No buscaba ser madre aún, pero ahora que sabía que ese bebé estaba ahí lo único que quería era protegerlo.
Su bebé, pero también el fruto del gran amor que tuvo con Jughead, de todas las veces en las que echaron pasión en más de una ocasión, ahora este era el resultado de eso, pero Jughead no tenía ni idea de que iba a ser padre y Betty no pensaba decirle.
Más tarde dejaron medicada a Betty hasta el otro día y Verónica llegó a hacerle compañía y llevarle algunas cosas. Porque si algo era cierto era que tenía a los mejores amigos del mundo.
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Al día siguiente, de hecho, casi al medio día, Betty regresó a su apartamento. Sus amigos la llevaron pero Archie y Kevin se tuvieron que ir y solo estaba Verónica con ella.
Estaban ambas sobre la cama mientras conversaban.
—No puedo evitar pensar que mi gatito se hubiese alegrado mucho al verme, estaría a mi lado justo ahora— Admitió Betty con tristeza.
—Ay B... Yo también lo voy a extrañar, pero no pienses en eso— Pidió Verónica, acariciando su cabello. —Respira, libérate del estrés, enfócate en alimentarte, hidratarte y tomar tus vitaminas. Quiero a un sobrino sano—
Betty sonrió. —Si... Tengo que ser fuerte ahora, por mi hijo o hija—
—Pero B... ¿No le dirás a Jughead? Es el papá de ese bebé, tiene que saberlo— Exigió Verónica.
Betty suspiró. —No lo sé, Jughead es muy temperamental y no lo quiero cerca de mi bebé. Además... ¿Qué me asegura que se hará cargo del bebé si le digo?—
Verónica rodó los ojos. —Betty... ¿Te estás escuchando? Jughead te quiere. Habla con el, porque no importa lo que pase entre ustedes dos. Ese bebé es tan suyo como tuyo, tiene todo el derecho a saberlo—
—No V, no voy a decirle, no lo quiero cerca de mi bebé— Exigió la rubia. —Es más... Creo que debería irme a California—
—¿Que?— Preguntó Verónica, incrédula. —Betty... Creo que todos los medicamentos que te pasaron ayer te están volviendo loca—
—No B. Nunca estuve tan segura de algo en mi vida— Contestó la ojiverde. —Irme a California a pasar mi embarazo será lo mejor, allá estoy libre de estrés, libre de Jughead, de Brett...
—¿Pero qué hay de nosotros?— Preguntó la morocha.
—Los llamaré, vendré cuando pueda... No sé, buscaremos la manera pero necesito escapar de aquí— Dijo Betty.
En eso sonó una alarma en el celular de Betty y Verónica se puso de pie. —Hora de tus vitaminas. Te traeré un vaso de agua—
Betty asintió con una pequeña sonrisa. —Gracias V—
Verónica le llevó un vaso de agua, se aseguró de que Betty se tomara las pastillas y después se fue, pero no a su casa.
Fue directo a la mansión de Jughead para ir en busca de Kevin, ya que este estaba allá con su novio Fangs.
No pensaba quedarse de brazos cruzados sabiendo que su mejor amiga estaba a punto de cometer el peor error de su vida.
Cuando Vero llegó a la mansión, los empleados la recibieron con los brazos abiertos y luego fue al interior de la mansión, en dónde Kevin y Fangs charlaban.
—¿Entonces ésta noche?— Preguntó Kevin.
Fangs sonrió. —Sí, ésta noche solo tu y yo—
—Fangs...— Lo llamó Verónica, acercándose y besando su mejilla a modo de saludo.
—Hey Vero... ¿Qué tal?— La saludó, con una sonrisa.
—Perdon por la interrupción, pero necesito hablar con Kevin urgente, ahora— Exigió la morocha.
—¿Que pasa? ¿Le pasó algo a Betty?— Preguntó Kevin, preocupado.
—¿Qué tiene Betty?— Preguntó Fangs, preocupándose también.
—Es una larga historia que te contaré después, Fangs. Pero necesito a Kevin justo ahora— Exigió Verónica.
—Bueno... Está bien, no hay problema— Aceptó Fangs.
—Ya vuelvo...— Avisó Kevin mientras Verónica se lo llevaba, tirándolo del brazo.
Verónica se lo llevó a un rincón apartado de la casa, exaltada. —Kevin tenemos que hacer algo, Betty se volvió loca—
—¿Pero qué le pasa?— Preguntó nervioso Kevin.
En eso Jughead pasó cerca y cuando escuchó que hablaban de Betty, se ocultó para escuchar. Estaba mal, pero si se trataba de Betty no le importaba.
—Betty quiere irse a California, ya no quiere estar aquí— Dijo Verónica.
—Pero... ¿Por qué? Además... Ella no puede viajar, está enferma— Le recordó Kevin.
—Si... Pero desde que se sienta mejor se irá. Kevin... Ella quiere irse y lo peor es que está embarazada de Jughead y no piensa decírselo— Advirtió Verónica.
Las paredes tienen oídos Verónica 👀 más drama...
Samy ❤️
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PROHIBITED
FanfictionJughead Jones, un millonario frío, orgulloso y sin sentimientos que un día podría correr peligro... De enamorarse y enfrentar un romance prohibido.