Un mes más tarde las cosas no mejoraron para nada, si no todo lo contrario. Últimamente Betty y Jughead no podían tener una conversación que no terminara en discusión y aunque su vida sexual seguía intacta, ya no era como antes.
Los secretos, la falta de comunicación, las mentiras y las inseguridades estaban acabando poco a poco con ese matrimonio y las cosas iban de mal en peor.
¿Quien tenía la culpa? Quizá ambos, quizás ninguno, pero una persona muy importante estaba en medio de todo eso.
Su pequeña hija.
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Jughead estaba en su oficina, en su mansión, conversando con Sweet pea mientras su esposa estaba en su empresa y su pequeña estaba en el colegio.
—Las cosas con mi esposa van de mal en peor, no sé qué hacer— Confesó Jughead, soltando un suspiro, quieto frente a su computadora.
—Mira... No sé mucho sobre su situación— Contestó Sweet pea. —Pero es normal tener altas y bajas en un matrimonio, me ha pasado. Pero... ¿Han intentado hablarlo?—
—Es que cuando quiero hablarle ella cree que quiero reclamarle algo y terminamos discutiendo— Se quejó.
Sweet pea suspiró, tomándose un vaso de agua. —No lo sé amigo. Está difícil—
—Si...— Admitió el ojiazul. —Creo que debería embarazarla—
Sweet pea escupió el agua que estaba tomando y empezó a toser.
Jughead lo miró con una ceja alzada. —Sweet pea... ¿Todo bien?—
Sweet pea tomó mas agua y lo miró. —¿Estás loco? ¿Cómo que embarazarla? ¿Acaso ya hablaste con ella para eso?—
—Pero ella es mi esposa— Le recordó. —Y sólo tenemos una hija que ya está grande y quiere un hermanito. Tenemos mucho dinero, claro que podemos tener otro bebé—
—Jughead... El tener otro hijo debe ser decisión de los dos— Le recordó Sweet pea. —Está bien si tú quieres, pero si ella no se siente lista no puedes—
—Ella es la que no se deja embarazar— Se quejó el ojiazul.
—Jughead, un bebé no tiene por qué ser concebido para resolver sus problemas— Opinó. —Mejor arreglen las cosas primero y luego la convences de tener otro hijo. Si no las cosas empeorarán, creeme—
Jughead asintió. —Tomaré en cuenta tu consejo. Pero bueno... Vamos a trabajar, ya que no trabajamos con droga todo es más fácil—
Mientras Jughead trabajaba tranquilamente en sus negocios que definitivamente no eran de droga, Betty ya había ido al lado sur del pueblo y fue otra vez a la empresa para una reunión y posteriormente irse.
Cuando iba saliendo del edificio con una falda negra y ajustada, tacones y una fabulosa remera blanca de flores, se encontró cara a cara con Marco y le regaló una pequeña sonrisa.
—Buenas tardes señorita— Saludó el hombre, tomando su mano y besándola. —Te ves como siempre, encantadora—
Betty sonrió. —Gracias Marco. Yo ya me iba...
—Me preguntaba si antes te gustaría salir a algún lado— Invitó.
Betty suspiró. —Ay Marco... Qué pena. Sabes que tengo esposo e hija—
Marco asintió. —Ah, cierto. Disculpa el atrevimiento Elizabeth. Pero déjame decirte que si estuvieras soltera serías mi opción número uno. Eres hermosa, inteligente, capaz y tienes un gran corazón—
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PROHIBITED
FanfictionJughead Jones, un millonario frío, orgulloso y sin sentimientos que un día podría correr peligro... De enamorarse y enfrentar un romance prohibido.