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Llegó el octavo mes y la panza de Betty duplicó su tamaño, así como aumentaron los cambios de humor, el apetito y los dolores de espalda y todo el cuerpo en general, pero también las ganas de tener ya a su bebé en brazos.

Betty y Jughead ya tenían casi todo listo. La habitación de la bebé, su ropa, algunos juguetes, biberones, zapatos, accesorios... Hasta ya le habían comprado cosas que no iba a usar hasta estar más grande. Si algo era seguro era que no iba a faltarle absolutamente nada, especialmente amor.

Pero pensar en ese momento tan importante llenaba a Betty de tanta ansiedad que le estaba costando dormir por las noches, sin mencionar los cambios en su cuerpo y las molestias de ésta nueva etapa.

Por eso, mientras Jughead dormía profundamente, Betty se movía de un lado a otro en la cama, incómoda.

—Nena...— La llamó el ojiazul, sentándose sobre la cama y mirándola. —¿Qué pasa? ¿Estás bien?—

Betty asintió, sentándose sobre la cama con incomodidad, agarrándose el vientre. —No puedo dormir—

—¿Y eso por qué amor?— Le preguntó, posando una mano en su mejilla. —¿Tienes hambre? ¿Qué quieres? Tal vez yo pueda ayudarte en algo—

Betty suspiró. —Es que no lo sé, estoy muy nerviosa, me da demasiado miedo el parto—

—Amor... Es totalmente normal, créeme— Aseguró Jughead, pegándola a él y dejando un beso en su cabeza. —Ya el nacimiento de nuestra hija está muy cerca y eso te asusta. Yo también tengo miedo, me da miedo que ocurra algún problema, pero prefiero confiar en que todo saldrá bien—

Betty sonrió, mirando a su novio. —Juggie... Quiero yogurt—

—¿Ahora? Son las tres de la madrugada mi amor— Le recordó.

—Quiero yogurt y me da demasiada pereza ir hasta la cocina. Ah, también quiero un sándwich de queso— Pidió.

Jughead sonrió, divertido y se puso de pie. —Eres demasiado consentida. Ya vuelvo— Avisó, saliendo de la habitación.

—Te amo— Le dijo, divertida.

Jughead fué a la cocina, le preparó a su novia los sandwiches que pidió y se los llevó junto al yogurt que ella quería. Cuando Betty terminó de saciar su hambre nocturna volvió a acostarse junto a su novio, pero él aún podía sentirla muy inquieta.

—Amor...— La llamó.

—¿Qué quieres?— Respondió ella.

—¿Ahora qué ocurre?— Le preguntó, volviendo a sentarse sobre la cama y mirándola.

Ella estaba acostada de espaldas a él y no respondió, pero entonces empezó a sollozar.

—Oye amor...— La llamó Jughead, empezando a acariciar su cabello. —¿Por qué lloras? Dime, no tengas pena—

—No lo sé...— Contestó Betty, limpiándose las lágrimas. —No lo sé, solo quiero hacerlo—

—Entonces hazlo bebé, no hay ningún problema— Aseguró el pelinegro, besando su mejilla. —Aqui estoy, estoy a tu lado para lo que sea, estamos juntos en esto—

—¿Me abrazas?— Preguntó Betty, aún sin mirarlo.

—Claro, te abrazaré todo lo que quieras— Aceptó el ojiazul, abrazándola por detrás.

Después de llorar un poco gracias a las hormonas, la rubia se durmió profundamente con su novio aún abrazándola, así ambos durmieron juntos y abrazados.

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Al día siguiente, Betty iba bajando las escaleras con mucha lentitud y dificultad cuando su novio llegó a verla desde la cocina mientras él servía el desayuno de su novia.

—Nena espera, déjame ayudarte— Se ofreció el ojiazul, subiendo las escaleras para encontrarse con ella y tomar su mano, viendo que tenía un vestido azul de flores blancas, se había cepillado el cabello y tenía algo de maquillaje. —¿Por qué te vestiste así? ¿A dónde vas?—

—A la empresa— Contestó, terminando de bajar las escaleras con ayuda de su novio.

Jughead soltó una risa sarcástica y la miró. —¿Es un chiste? Betts... Apenas sí puedes caminar—

Betty rodó los ojos. —Genial... Ya empezaste. Jughead... Es solo por un rato, tengo que resolver algunas cosas antes del parto. Después de lo de hoy continuaré trabajando desde aquí—

—¿A qué le llamas solo un rato?— Preguntó Jughead, cruzando los brazos.

—Media hora tal vez, más o menos— Contestó.

—En ese caso yo te llevo— Se ofreció.

—Jughead no es necesario, puedo ir sola, solo será un rato— Aseguró Betty.

—Nena por favor... Déjame llevarte y luego regresamos a casa de inmediato, esperaré lo que tenga que esperar, por favor— Suplicó.

Betty rodó los ojos y se acercó a besar los labios de su novio. —Está bien, sobreprotector—

—Lo soy— Admitió, orgulloso. —Ahora toma tu desayuno, aliméntate a ti y a mi hija—

Desayunaron juntos y luego subieron juntos al auto para que Jughead la llevara a ella a la empresa. Al llegar, Jughead bajó del auto primero para ayudarla a bajar a ella.

—No tardes mucho o voy a entrar, hay un tipo ahí que me cae muy mal— Dijo Jughead.

Betty soltó una risa. —Juggie... Es indefenso, enserio. No tardaré mucho—

—No tardes o entro, recuérdalo— Advirtió. 

Betty besó sus labios y como pudo caminó con lentitud hacia el edificio mientras que Jughead la miraba con preocupación desde donde estaba.

Cuando la ojiverde entró al edificio e iba a su oficina, se encontró con el mismísimo Brett y éste soltó una risa cuando la vió.

—Buenos días Brett. ¿Se puede saber que te parece tan gracioso?— Le preguntó con molestia Betty.

—Oh linda... Mírate, apenas sí puedes caminar. ¿Qué haces aquí?— Le preguntó Brett, acercándose.

—Tengo que resolver algunas cosas antes de mi parto, estaré fuera muchos días— Contestó. —Asi que si no tienes algo importante que decirme...

—De hecho, si tengo algo que decirte— Avisó Brett, acercándose a su oído. —Aun embarazada y casi dando a luz te ves muy ardien...

—¡Brett!— Lo regañó Betty, mirándolo y separándose. —¡Respétame, no puedes estar diciéndome esas cosas!—

—Pero apuesto a que tú novio sí te las dice—

—Porque es mi novio y el puede, adiós, tengo cosas más importantes que hacer— Avisó, retirándose.

—Por eso te embarazaron— Aseguró Brett, viéndola irse mientras ella desaparecía por el pasillo. —Pobre chica... Ya hasta caminar se le hace difícil—

Cuando Brett dió la vuelta para retirarse también, de repente alguien lo sujetó, le cubrió los ojos y lo ocultó en un pequeño almacén vacío del edificio, escuchando cómo cerraban la puerta con seguro.

—Acabas de firmar tu sentencia de muerte, Weston— Advirtió la voz de Jughead, muy molesto.














Yo creo que hasta aquí llegó nuestro amigo Brett 💀

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Yo creo que hasta aquí llegó nuestro amigo Brett 💀

Samy ❤️

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