Al día siguiente, Jughead despertó, pero lo hizo porque su esposa estaba muy inquieta, moviéndose sin parar en la cama.
Jughead se giró a mirarla y suspiró. —Bebé... ¿Qué te pasa? ¿Qué hora es?—
Betty se giró a mirarlo con ojeras, se notaba que no había podido dormir. —Estoy muy incómoda, no he podido dormir nada—
—¿Pero por qué estás incómoda?— Preguntó Jughead, confundido y preocupado.
La rubia no respondió y en cambio se puso de pie y se fué corriendo al baño a vomitar.
Jughead se puso de pie, se asomó a la puerta del baño y vió a su esposa pegada al retrete, sin poder dejar de vomitar.
—Mi amor... ¿Necesitas algo?— Preguntó Jughead.
—¡Vete Jughead! ¡No quiero verte!— Le gritó para entonces volver a vomitar.
Jughead levantó ambas manos en defensa. —Ya amor, está bien. Te dejo— Se retiró.
Betty estaba de muy mal humor, se notaba. Pero él sabía que ella solo estaba pasando procesos hormonales.
Bajó a la cocina, llenó un vaso de agua y cuando subió de regreso a la habitación su esposa apenas iba saliendo del baño, tan mareada que apenas sí podía caminar por sí sola. El la ayudó a llegar hasta la cama y le pasó el vaso con agua.
—Perdon por haberte gritado— Se disculpó Betty, mirándolo. —Me siento horrible. No he podido dormir, no puedo siquiera oler la comida porque me dan náuseas y no se...
—Bebé, está bien— Aceptó Jughead, acariciando su mejilla. —Lo entiendo, no tienes que preocuparte ni disculparte por eso. Es normal, no es porque tú quieras. Ahora por favor no me odies tanto en éste embarazo o será otro bebé idéntico a mi—
—Ay por favor no— Pidió Betty con diversión. —Voy a alistarme. Ve y despierta a la niña—
—Como tu lo ordenes mi amor— Aceptó Jughead, poniéndose de pie.
El ojiazul despertó a su pequeña, fue a asearse y al terminar y vestirse, bajó a la cocina en donde Betty le servía el desayuno a su hija.
—Jug qué bueno que llegas— Admitió Betty, mirándolo. —Ya vuelvo— Avisó, retirándose a las escaleras, corriendo.
Jughead suspiró, viendo a su esposa correr escaleras arriba y luego mirando a su hija. —¿Qué pasa mi amor?—
—Mami está enferma— Contestó la menor, preocupada.
Jughead se sentó frente a su hija. —No bebé. Mami no está enferma. Lo que pasa es que cuando las mamás tienen al bebé en su pancita tienen muchas ganas de vomitar, les da más hambre, sueño, se cansan y cuando la panza está grande les pesa, les duele la espalda y casi no pueden caminar—
—Que horrible es eso papi— Admitió la niña. —Pobre mami, no quiero que le pasen esas cosas—
—Es la naturaleza mi vida, no podemos hacer nada— Avisó Jughead. —Termina tu desayuno, vamos a llevarte al colegio—
Cuando Betty por fin bajó las escaleras, junto a su esposo fue a llevar a la niña al colegio y luego fueron al hospital para la primera cita prenatal del nuevo bebé. Los recibió la misma doctora que atendió el primer embarazo. Ahí le hicieron a la rubia unos exámenes para confirmar su estado de salud y su embarazo mientras Jughead la acompañó todo el proceso.
—Ha pasado tiempo, su hija está enorme señor y señorita Jones— Admitió la doctora, revisando unos papeles. —Efectivamente usted está embarazada señorita, tiene seis semanas—
—Oh... Seis semanas— Contestó Jughead con una sonrisa divertida. —Ya recuerdo cuando lo concebimos—
—¡Jughead!— Lo regañó Betty, fulminándolo con la mirada.
La doctora soltó una risa. —Su estado de salud también está estable señorita. Le haremos una ecografía para confirmar el estado del bebé. Sígame— Pidió, poniéndose de pie.
Betty se acostó sobre una camilla, se levantó la remera y la doctora le puso sobre el vientre un frío gel para después empezar a pasar aquel aparato ahí, apreciando la imagen de la criatura en plena formación en la pantalla.
—Ahí está— Avisó la doctora, señalando la pantalla con un puntito blanco en ella. —Es su bebé de seis semanas. ¿Lo ven?—
Betty asintió con una sonrisa. —Es pequeñito...
—Un grano de habichuela— Dijo Jughead, mirando la pantalla con los ojos cristalizados.
—Señor Jones... Si quiere llorar adelante, no será ni el primer ni el último padre en hacerlo— Aseguró la doctora.
Jughead sonrió y tomó la mano de su mujer, besándola mientras lloraba de la emoción. —Te amo, preciosa. Gracias por esto—
—Te amo Jug— Contestó Betty, contenta.
Igual la cita fue muy larga y a la ojiverde le indicaron un sinnúmero de pastillas y vitaminas para tomárselas durante el embarazo.
Al salir del hospital y llegar a casa, se encontraron con todos sus amigos, solo que sin sus hijos porque todos estaban en el colegio.
—Ya llegaron— Avisó Cheryl, con Caramelo en su regazo, acariciándolo.
—La pareja del momento— Habló Verónica.
—Estamos esperando las noticias que nos tienen— Dijo Verónica, ansiosa.
Betty y Jughead fueron a sentarse junto a sus amigos en el jardín, contentos.
—Bueno... Además de que estamos juntos otra vez...— Empezó a hablar el ojiazul. —Betts y yo tenemos otra noticia—
—Estoy embarazada— Lo soltó la rubia.
No fue la reacción que Betty o Jughead esperaban, nadie actuó sorprendido ni nada por el estilo.
—A nadie le extraña, ya lo veíamos venir— Aseguró Toni.
—¿Qué?— Preguntó Betty con diversión. —¿Por qué?—
—Oh vamos, todos sabíamos que Jughead se moría por tener otro hijo— Dijo Reggie.
—Jughead Jones, qué travieso— Reprochó Cheryl. —Te dije que la invitaras a salir, no que la embarazaras—
—Si Cheryl ya entendí— Contestó Jughead, rodando los ojos.
—Incluso pensábamos que esto pasaría antes, pero felicidades— Dijo Fangs, contento.
—Mas sobrinos para consentir y malcriar— Celebró Kevin con diversión.
—Asi de habla Kevin— Lo felicitó Reggie.
—Felicidades— Habló Sweet pea, poniéndose de pie para ir a abrazar a Betty y a Jughead.
El resto de la tarde, Betty y Jughead en su círculo de amigos se la pasaron hablando de su futuro con dos hijos en lugar de solo una. La realidad es que estaban emocionados.
Pero no todo era color rosa y aunque Jughead se retiró de su mundo oscuro, el mundo oscuro aún no lo había dejado a él.
💀💀 Oscuridad para un futuro...Samy ❤️
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PROHIBITED
FanfictionJughead Jones, un millonario frío, orgulloso y sin sentimientos que un día podría correr peligro... De enamorarse y enfrentar un romance prohibido.