El sacrificio de una madre

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—¿Y esa niña?—Preguntó Natasha después de que la niña dejara encima de la mesa un pequeño plato lleno de cubos de azúcar. Tomó dos y los puso en su té.

—Esa es mi querida Ophelia. Mi protegida. Por el momento es débil, pero la entrenaré bien para que se vuelva fuerte y algún día tomará mi lugar y será la nueva Madame de Hydra.

Natasha miró a Ophelia mientras que Melina le sonreía. La niña no decía nada, se mantenía quieta, callada, inexpresiva y dócil. No podía evitar sentirse mal por ella.

—Bueno Natalia, ya que estás aquí hay que ponernos al día, después de todo, no nos hemos visto en veinte años.—Melina apoyó su rostro en sus palmas sin dejar de sonreír.—Cuéntame todo sobre tus aventuras como Black Widow, la famosa súper heroína... ah, no, espera, ya no eres una súper heroína. Te retiraste, ¿no es así? Y para volverte devota a algo tan mundano como la maternidad... me entristece lo patética que te has convertido, Natalia.

Natasha apretó los puños encima de su regazo.

—No vine hasta aquí para jugar tus juegos, Melina. Sé que fuiste tú quien puso el precio en la cabeza de mi hijo, y sé que fuiste tú quien envió al mercenario que terminó asesinando a la amiga de mi hijo, ¿tienes idea alguna de lo devastado que está? Tiene tan solo dieciocho y ya ha sufrido mucho. No merece sufrir aún más. Es por eso que te pediré, como tu vieja amiga, que le digas a todos tus mercenarios que se mantengan alejados de mi Peter.

Melina sonrió para luego darle un sorbo al té.

—No sé porqué te has encariñado tanto con alguien que ni tiene tu sangre ni es un verdadero hombre.

Natasha abrió los ojos llenos de furia y se levantó rápidamente de la mesa.

—¡PUEDE QUE PETER NO TENGA MI SANGRE, PERO NADA CAMBIA EL QUE ÉL ES MI HIJO! ¡Y NO PERMITIRÉ QUE DIGAS TAL COSA SOBRE ÉL! ¡ÉL ES UN HOMBRE!

—Si tú lo dices...—Melina rió entre dientes.

Nat suspiró y apretó los puños.

—Melina, te lo suplico. Peter no tiene nada que ver con todo lo que pasó entre nosotras, él ni siquiera había nacido. Y ni siquiera sabe sobre todo lo que pasó. Por favor, deja el pasado y nuestras diferencias de un lado. Tú y yo fuimos amigas, familia, alguna vez hace mucho tiempo...—Sentía ganas de llorar con cada recuerdo que llegaba: los cumpleaños alegres. Las fiestas de té con la pequeña Yelena, en ese mismo salón. Melina arreglando su vestido de novia antes de su primera boda. Ella y Melina jugando en los parques de Rusia en medio de la nieve cuando eran niñas. Ella y Melina apreciando las mariposas del invernadero. Melina entrenándola en la Habitación Roja...—No castigues a mi hijo por errores que yo cometí. Él no merece eso... no lo hagas por mí, hazlo por Yelena... ella no hubiera querido que las cosas hubieran terminado así entre nosotras...

Los ojos de Melina brillaron con furia. Natasha se estremeció al sentir el frío metal de la punta de uña pistola contra su cuero cabelludo, y no tuvo que voltear para ver que era Alexei quien le apuntaba.

—No te atrevas a decir su nombre.—Alexei dijo entre dientes con odio.

—Yelena tampoco hubiera querido morir.—Melina se levantó de la mesa, sus ojos ahora estaban llenos de lágrimas. Ophelia, la niña, sólo observaba en silencio desde un rincón de la sala de té.—Todos te dijimos que no te casaras con Kraven, hasta Yelena sabía que él no era bueno para ti, y tenía diez años en ese entonces, pero a ti no te importó, estabas demasiado cegada por tu "amor" por él, ¿y sabes cuál fue el precio que pagaste? La vida de Yelena.—Natasha apretó los labios y sollozó silenciosamente.—Ella tenía solamente trece años, Nat, toda una vida por delante. ¿Cómo te sentiste al ver morir a la niña que criaste como tu hija?

Equipo Catástrofe [#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora