Cuando la Viuda conoció al Halcón

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—¿Buscas esto, chico americano?

Clint miró a sus alrededores, intentando encontrar de dónde venía aquella voz. De una de las sombras de aquel edificio abandonado, salió una bella mujer quien llevaba su arco y el carcaj con flechas. Barton no pudo jadear al verla, y tragar saliva mientras que se sonrojaba. Era la mujer más hermosa que había visto en su vida.

«Ella utiliza su belleza como un arma.» escuchó la voz de Fury dentro de su mente, lo que le había dicho antes de que se fuera. «Hagas lo que hagas, no caigas por ella.»

Clint se aclaró la garganta, levantando ambas manos.

—¿Podría por favor darme mi arco de vuelta, Madame?

—¿Para qué? ¿Para que lo uses para dispararme?—Ella bufó, y apuntó una flecha hacia Clint usando el arco.—¿Por qué no mejor me dices quién mierda eres y quién te envió? ¿Por qué me seguiste hasta aquí?—Ella hablaba un perfecto inglés aún conservando su acento ruso.

—¿Y si primero tú me dices qué hace una chica tan linda como tú viviendo en las calles de Budapest?

—Ese no es asunto tuyo.—Ella gruñó.—Escoge bien tus palabras antes de que recibas una de tus flechas hacia el cuello.

Clint suspiró.

—Si tanto te interesa, mi nombre es Barton. Pero puedes llamarme Hawkeye. Trabajo para Shield—Notó que ella se tensaba ante la mención de Shield.—, y te seguí hasta aquí porque fui enviado para buscarte.

—¿Para buscarme, o para matarme?

—Dependerá de cómo terminen las cosas.—Dio un paso hacia adelante al mismo tiempo que ella daba uno hacia atrás y apuntaba la flecha directamente a la frente de Clint.—Mira, en Shield, sabemos quién eres, ¿de acuerdo? Eres famosa, por así decirlo... Natalia Alianovna Romanova, hija de Iván Petrovich, el líder actual de Hydra. Creo que eso te hace la princesita de los nazis.—La pelirroja rodó los ojos.—Si estás aquí y no jugando en tu Habitación Roja en Rusia, eso significa que los rumores de que escapaste son ciertos.

—¿Y qué si me fui de Rusia? Soy una adulta. Ni que fuera una adolescente que se escapó de casa.

—Una asesina, eso es lo que eres.

—Como si tú no planeabas dispararme con tus flechitas.

Clint rodó los ojos.

—Mira, hay algo que deberías saber... tu padre está muerto.—La expresión de Natasha era de pura sorpresa mezclada con horror.—Y alguien nuevo ha tomado control de Hydra, una tal Melina Voskotoff, no hay información sobre ella, ¿sabes quién es?

Natasha jadeó, miró el suelo, sus ojos llenos de pánico y horror, y tras unos segundos pareció calmarse y enderezó su espalda, volviendo a apuntar al rostro de Clint.

—No. Ni idea. ¿Shield te envío hasta aquí solo para que pudieras darme tus condolencias?

Clint volvió a dar otro paso hacia adelante, ésta vez ella no se movió.

—Mira, Natalia...

—N-Natasha.—Ella se aclaró la garganta.—Llámame así, por favor.

Clint levantó una ceja.

—De acuerdo, Natasha. Shield me envió para que te llevara ya sea viva o muerta, pero...—suspiró.—tengo otra idea en mente. He visto videos, de tu entrenamiento, como has podido derribar a hombres dos veces tu tamaño tú sola. Ahora, hay cuatro formas en las que veo que esto podría terminar, uno: tú me disparas y escapas, lo cual me sorprende que no hayas hecho todavía. Dos: te rindes de manera pacífica y te llevo a Shield. Tres: te mato y llevo tu cuerpo a Shield, lo cual, créeme, no quiero hacer. Y cuatro...: vienes conmigo, y te nos unes.

Equipo Catástrofe [#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora