Cuatro Fantásticos y Dónde Encontrarlos

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—Aquí estamos.—Dijo Peter mientras que salían del auto.—La casa de los Cuatro Fantásticos.

Subieron las escaleras de la entrada y Peter presionó el timbre. La puerta fue abierta por un rubio el cual, al ver a Peter, su cara se volvió completamente roja.

—Oh, hola. Johnny, ¿verdad?—Peter le sonrió.—¿Están la señora Susan y el señor Reed en casa?

Los hombros y el cabello de Johnny se prendieron el fuego y rápidamente cerró la puerta. Los Avengers se vieron entre sí confundidos y tras unos segundos la puerta volvió a ser abierta.

—Hey, lamento eso...

Todos miraron asombrados, y un tanto intimidados, a quien se encontraba en frente de ellos. Peter tragó saliva.

—Uh, hola señor Thing...—Se aclaró la garganta.—Hemos venido aquí en representación de los Avengers para hablar con el señor Reed y la señora Susan... ¿podemos pasar?

—Por supuesto, niños.—El hombre con piel como roca se hizo a un lado para poder dejarlos pasar.—Por favor, quítense los zapatos antes de entrar.

Cada uno se quitó sus zapatos y los dejó en un espacio al lado de la entrada. The Thing los guió hacia una sala en donde estaban Susan y Reed tomando el té.

—Pero qué agradable sorpresa.—Sue dijo mientras que se levantaba y les sonreía. Reed también les sonrió y saludó a cada uno de ellos con un apretón de manos.

—Hola señor Fantástico y señora Invisible.—Peter saludó con una sonrisa.

—Lamentamos el haber venido sin avisar, pero prometemos que no nos tardaremos.—MJ dijo.

—¡No se preocupen! Ustedes están en su casa.—Sue les aseguró.

—Solo estamos aquí para discutir algunas cosas, ya saben, sobre todo lo que está pasando.—Harley dijo.

—Y queríamos saber si vamos a tener su apoyo para mantener la ciudad a salvo mientras que encontramos una forma de salvar a los que están en La Balsa.—Gwen continuó.

—Sin ofender, pero ustedes niños no tenían que venir hasta aquí para que pudiéramos confirmarles eso.—Reed rió, pero luego su semblante se tornó serio.—Yo ayudé mucho en crear aquel campo de fuerza que impide que entremos a La Balsa y salvemos a sus compañeros, así que me siento culpable porque no podamos hacer nada para ayudarlos por el momento.

—No, señor Reed. Por favor no diga eso.—Peter pidió.—No es su culpa el que ellos estén ahí. La única culpable es Iron Maiden.—Mencionó aquel nombre con desprecio, apretó los puños y sintió que MJ ponía una mano detrás de su hombro y acariciaba ligeramente para calmarlo.

—Niños, por supuesto que ustedes tienen nuestro apoyo durante estos tiempos difíciles.—Sue dijo, y miró a Peter.—Tu madre es una inspiración para mí, ¿sabes? Siempre lo fue. Ella y tus tíos formaron el primer equipo de héroes en Nueva York, y podría decirse que tu tía Carol fue la primera súper heroína.—Sonrió de manera dulce y Peter esbozó una sonrisa.

—De verdad se los agradecemos. Apreciamos su ayuda.—MJ dijo con una enorme sonrisa.

—Les aseguro niños, que pasaré día y noche intentando encontrar la forma de desactivar el campo de fuerza para que podamos entrar. Lo malo es que cuando Tony, Bruce, Shuri y yo lo construimos, no tuvimos tiempo de crear la forma de desactivarlo antes de que fuera robado.—Reed suspiró.

—Se lo agradecemos, señor Richards.

—Oímos sobre la muerte del rey T'Challa. Es una terrible tragedia.—Sue suspiró y puso una mano en su pecho.—¿Cómo se encuentra la pobre Shuri?

Equipo Catástrofe [#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora